FA
colaborador
Media votos
7,5
Votos
1.244
Críticas
611
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Teresa:
8
5,0
11.157
Drama. Terror. Ciencia ficción
Un virus terriblemente mortal se ha extendido por toda la Tierra aniquilando a la mayor parte de la población. Cuatro jóvenes, que todavía no han sido infectados, se dirigen a una apartada playa del Golfo de México con la intención de refugiarse hasta que pase la epidemia. Su principal temor es encontrarse en su camino con otros humanos que les puedan contagiar. Así, cuando su coche se estropea en una carretera aislada, empezará una ... [+]
31 de marzo de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2009 salía a la luz otra de las muchas cintas de terror apocalíptico relacionada con virus mortales que eran y son tan comunes desde hace veinte años. Álex y David Pastor se inspiran –digamos- un poquito en The Stand, de Stephen King (diría que casi todos los films de este estilo se han leído la gran novela del rey del terror). Pero hoy no quiero escribir sobre si todos se basan en la misma idea, porque es bastante obvio, hoy me apetecía hablar del guion de Carriers, que en su día no tuvo una gran acogida, pero que hoy es bastante reveladora en lo que se refiere al comportamiento de las personas ante el peligro de una enfermedad altamente contagiosa.
Un virus ha acabado con casi toda la población del planeta y entre los pocos supervivientes encontramos a nuestros protagonistas. Dos hermanos, Brian (Pine) y Danny (Pucci), acompañados de la novia de Brian, Bobby (Piper Perabo) y Kate (Emily Vancamp) que se dirigen en coche a Turtle Beach, donde los hermanos tienen una casa en la que pasaban los veranos.
Brian ha impuesto unas normas básicas para que todos puedan llegar con vida a su destino (algo así como las normas que tenemos para luchar con nuestra pandemia actual), pero claro, siempre hay alguna sorpresa por el camino, como en la vida real y como nos está pasando ahora. En el viaje se encuentran con Frank, un hombre que lleva a su hija pequeña y que está infectada a un centro médico donde se supone que han creado un suero que puede curar a los enfermos. El grupo de cuatro necesita gasolina. El padre y la hija necesitan llegar al hospital. Es entonces cuando todo empezará a complicarse.
Me parecen interesantes los dilemas éticos y morales que se ponen sobre la mesa y que no se han valorado adecuadamente en el pasado (supongo que porque hacía muchas décadas que no teníamos una pandemia que asolara al mundo). Ahora da que pensar el tema de cómo no vas a ayudar a un padre con una niña, qué peligros implica o qué pasa si eres descuidado a la hora de elegir dónde vas a pasar la noche o cómo vas a subestimar a tu vecino, que está nervioso, tiene miedo y es imposible saber cómo va a responder cuando te vea.
No quiero meterme en las incoherencias que hay dentro de la historia con respecto a –ahora me quito la mascarilla, ahora me la pongo; llamo por teléfono y lo toco todo, luego me pongo la mascarilla porque antes la llevaba mal puesta o directamente como pasador de pelo, etcétera- lo que está claro es que somos mucho más descuidados de lo que creemos y nuestra forma de actuar en situaciones límite es imposible conocerla hasta que llega el momento.
Lo que parecían agujeros de guion, ahora es más una realidad. No dejo de ver personas que no saben llevar la mascarilla o que creen que si se la ponen en un momento dado, pero se la quitan en otro no va a pasar nada. También me parece más real que nunca ese comportamiento agresivo y de puro miedo que no hace falta escucharlo en las noticias porque se palpa a diario, en el supermercado, por la calle o en cómo conduce la gente. Se huele la desesperación, la desconfianza, pero también la esperanza de que termine.
Todo lo que podíamos criticar de Infectados hace unos años, hoy en día no lo veo tan lejano.
Un virus ha acabado con casi toda la población del planeta y entre los pocos supervivientes encontramos a nuestros protagonistas. Dos hermanos, Brian (Pine) y Danny (Pucci), acompañados de la novia de Brian, Bobby (Piper Perabo) y Kate (Emily Vancamp) que se dirigen en coche a Turtle Beach, donde los hermanos tienen una casa en la que pasaban los veranos.
Brian ha impuesto unas normas básicas para que todos puedan llegar con vida a su destino (algo así como las normas que tenemos para luchar con nuestra pandemia actual), pero claro, siempre hay alguna sorpresa por el camino, como en la vida real y como nos está pasando ahora. En el viaje se encuentran con Frank, un hombre que lleva a su hija pequeña y que está infectada a un centro médico donde se supone que han creado un suero que puede curar a los enfermos. El grupo de cuatro necesita gasolina. El padre y la hija necesitan llegar al hospital. Es entonces cuando todo empezará a complicarse.
Me parecen interesantes los dilemas éticos y morales que se ponen sobre la mesa y que no se han valorado adecuadamente en el pasado (supongo que porque hacía muchas décadas que no teníamos una pandemia que asolara al mundo). Ahora da que pensar el tema de cómo no vas a ayudar a un padre con una niña, qué peligros implica o qué pasa si eres descuidado a la hora de elegir dónde vas a pasar la noche o cómo vas a subestimar a tu vecino, que está nervioso, tiene miedo y es imposible saber cómo va a responder cuando te vea.
No quiero meterme en las incoherencias que hay dentro de la historia con respecto a –ahora me quito la mascarilla, ahora me la pongo; llamo por teléfono y lo toco todo, luego me pongo la mascarilla porque antes la llevaba mal puesta o directamente como pasador de pelo, etcétera- lo que está claro es que somos mucho más descuidados de lo que creemos y nuestra forma de actuar en situaciones límite es imposible conocerla hasta que llega el momento.
Lo que parecían agujeros de guion, ahora es más una realidad. No dejo de ver personas que no saben llevar la mascarilla o que creen que si se la ponen en un momento dado, pero se la quitan en otro no va a pasar nada. También me parece más real que nunca ese comportamiento agresivo y de puro miedo que no hace falta escucharlo en las noticias porque se palpa a diario, en el supermercado, por la calle o en cómo conduce la gente. Se huele la desesperación, la desconfianza, pero también la esperanza de que termine.
Todo lo que podíamos criticar de Infectados hace unos años, hoy en día no lo veo tan lejano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todos los protagonistas terminan siendo volubles. Bobby comete el error de ayudar a una niña que no puede respirar, y la niña le tose sangre en la cara, con las consecuencias más que obvias. Danny, el hermano que parece el más «humano» de los dos y que en parte es «culpable», junto con Bobby, de llevar a esa niña y a su padre, al final, cuando es consciente de que Bobby está enferma y de que su amiga –con esperanza de novia- le diga que hay que solucionar el problema, le come la cabeza a Brian y terminan abandonando a su suerte a Bobby para que muera sola (eso sí, cerca de un pueblo donde según Brian podrá encontrar mucha agua, una cama y mantas para morir tranquila). Pero el karma es muy capullo y Brian también se infecta. Su hermano, el bueno, el que iba a estudiar medicina en Harvard, el que tenía corazón, al que le daba pena una niña, ese mismo, no duda en abandonar a su querido hermano y lo peor es que parece que no le abandona por sí mismo, sino por Kate, de la que no sé si describirla como la más lista o como la más insensible de todos. Kate es la única que realmente no piensa en los demás. Le da lo mismo quién muera mientras no sea ella y me da pena el final, con ella sobreviviendo. Pero claro, en términos antropológicos, ella sería de manera natural y simplemente por el egoísmo de cualquier especie, la superviviente (aunque a algunos nos dé nauseas este comportamiento).
La cinta está bien rodada, dura sólo 85 minutos, y aunque no obtuvo el éxito esperado, ahora es más actual que nunca.
La cinta está bien rodada, dura sólo 85 minutos, y aunque no obtuvo el éxito esperado, ahora es más actual que nunca.