FA
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Voto de Teresa:
10
2019
Ryan Murphy (Creador), Brad Falchuk (Creador) ...
6,2
2.141
Serie de TV. Terror
Serie de TV (2019). 9 episodios."American Horror Story: 1984" traslada a sus protagonistas a los años 80, tomando como referencia el cine slasher como "Viernes 13" o "Halloween".
20 de febrero de 2020
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El dúo Murphy/Falchuk rinde tributo a los años 80. Después de nueve temporadas era de esperar que adorando ambos el terror dedicasen una a esta década tan especial. Es cierto que proliferaron los asesinos en serie –parece que los criaban en granjas y los echaban al mundo, sobre todo en Estados Unidos-. Se calcula que desde los años 60 hasta los 80, década en la que se multiplicaron, hubo unos 200 asesinos en serie sólo en Estados Unidos. Nombres famosos como Ted Bundy, Ed Gein, Richar Ramírez, Jeffrey Dahmer y John Wayne Gacy son algunos de ellos. Parte del problema vino por dos razones: el auge de los medios de comunicación –que hizo que pudiesen «lucirse más»- y el desarrollo de las autopistas –lo que aumentó los lugares de desplazamiento y por ende la mayor libertad de actuación y que se complicase la cosa a la hora de comparar asesinatos de una ciudad a otra o lo que es peor, en distintos estados-.
Antes de entrar a destripar detalles, os adelanto… la cabecera de la serie es típica de Murphy y Falchuk en su ya antológica AHS; en este caso, una Jane Fonda haciendo aerobic, un lago cual Viernes 13 y por supuesto, sangre. La banda sonora totalmente ochentera es una maravilla; tiene una fotografía que si no es perfecta se le acerca bastante y por supuesto con todo ese color, ese brillo, ese maquillaje, esa ropa y esos peinados tan especiales de los ochenta y que son inolvidables incluso para los jóvenes de hoy (sobre todo porque se han puesto de moda otra vez –excepto la música, lo que es una desgracia-). A Jane Fonda también se le rinde un pequeño homenaje al ser la que puso de moda el aerobic (y aunque yo me crié con los vídeos de Cindy Crawford, también la conocía a ella). Así que no sólo hablan de slasher, también de la música y de la cultura de una década mágica para muchos. Fueron años de oportunidades, de nuevas ideas y de una libertad que todavía no estaba cortada por las nuevas tecnologías. Creo que los ochenta gustan porque fue un kit kat entre épocas que lo cambiaron todo.
AVISO DE SPOILER POR FALTA DE ESPACIO:
En este caso, el dúo se centra –no por primera vez en su universo personal- en el Acechador Nocturno, Richard Ramírez que actuó entre el 84 y el 85. Es interesante que en la serie, otro de los asesinos, el Sr. Jingles, se jacta de cómo torturaba y mutilaba a sus víctimas en la guerra de Vietnam y termina haciéndose un poco colegui de Ramírez, (que en la vida real y siendo un adolescente se relacionaba con un primo suyo que había sido Boina Verde y veterano de la Guerra de Vietnam y que le enseñaba fotos de sus crímenes). También es cierto que este asesino mataba sin ningún tipo de patrón, lo que despistó mucho al FBI, y era adepto al satanismo, llegando a decir que era hijo del demonio y que nunca moriría; también dejó con vida a dos mujeres después de matar al resto de su familia, pero nunca se tuvo una explicación de esto; al final una de las víctimas –como le pasa a Brooke- lucha tanto que consigue echarlo de su casa viendo la furgoneta Toyota en la que viajaba. A pesar de que se habla de una especie de cóctel de género slasher –lo que es cierto- , en realidad Murphy y Falchuk hacen un homenaje a toda una década y mezclan lo real con lo imaginado. Aunque son evidentes los guiños a Viernes 13, Halloween, Leyenda Urbana (sí, esta es del 2000, pero hay escenas como la de mirar en la parte de atrás del coche que nos enseñó esta cinta en particular), Negra Navidad e incluso Sé lo que hicisteis el Último Verano (con esa escena mítica en la que atropellan a un tipo, lo niegan, se hacen preguntas y bueno…en este caso al menos intentan poner al chico atropellado a buen recaudo).
Todo empieza con un grupo de gente joven que decide salir de los Ángeles en la temporada de verano; unos porque anda suelto «el acechador nocturno» y otros porque habrá mucha gente con la celebración de los juegos olímpicos. Brooke (Emma Roberts) es una chica nueva llegada hace poco a la ciudad, Montana (Billie Lourd) es una monitora de aerobic, Xavier (Cody Fern) es otro de los monitores, Chet (Gus Kenworthy) es de los que acuden a las clases de aerobic junto a Trevor (Mattew Morrison) y Ray (DeRon Horton).
Antes de entrar a destripar detalles, os adelanto… la cabecera de la serie es típica de Murphy y Falchuk en su ya antológica AHS; en este caso, una Jane Fonda haciendo aerobic, un lago cual Viernes 13 y por supuesto, sangre. La banda sonora totalmente ochentera es una maravilla; tiene una fotografía que si no es perfecta se le acerca bastante y por supuesto con todo ese color, ese brillo, ese maquillaje, esa ropa y esos peinados tan especiales de los ochenta y que son inolvidables incluso para los jóvenes de hoy (sobre todo porque se han puesto de moda otra vez –excepto la música, lo que es una desgracia-). A Jane Fonda también se le rinde un pequeño homenaje al ser la que puso de moda el aerobic (y aunque yo me crié con los vídeos de Cindy Crawford, también la conocía a ella). Así que no sólo hablan de slasher, también de la música y de la cultura de una década mágica para muchos. Fueron años de oportunidades, de nuevas ideas y de una libertad que todavía no estaba cortada por las nuevas tecnologías. Creo que los ochenta gustan porque fue un kit kat entre épocas que lo cambiaron todo.
AVISO DE SPOILER POR FALTA DE ESPACIO:
En este caso, el dúo se centra –no por primera vez en su universo personal- en el Acechador Nocturno, Richard Ramírez que actuó entre el 84 y el 85. Es interesante que en la serie, otro de los asesinos, el Sr. Jingles, se jacta de cómo torturaba y mutilaba a sus víctimas en la guerra de Vietnam y termina haciéndose un poco colegui de Ramírez, (que en la vida real y siendo un adolescente se relacionaba con un primo suyo que había sido Boina Verde y veterano de la Guerra de Vietnam y que le enseñaba fotos de sus crímenes). También es cierto que este asesino mataba sin ningún tipo de patrón, lo que despistó mucho al FBI, y era adepto al satanismo, llegando a decir que era hijo del demonio y que nunca moriría; también dejó con vida a dos mujeres después de matar al resto de su familia, pero nunca se tuvo una explicación de esto; al final una de las víctimas –como le pasa a Brooke- lucha tanto que consigue echarlo de su casa viendo la furgoneta Toyota en la que viajaba. A pesar de que se habla de una especie de cóctel de género slasher –lo que es cierto- , en realidad Murphy y Falchuk hacen un homenaje a toda una década y mezclan lo real con lo imaginado. Aunque son evidentes los guiños a Viernes 13, Halloween, Leyenda Urbana (sí, esta es del 2000, pero hay escenas como la de mirar en la parte de atrás del coche que nos enseñó esta cinta en particular), Negra Navidad e incluso Sé lo que hicisteis el Último Verano (con esa escena mítica en la que atropellan a un tipo, lo niegan, se hacen preguntas y bueno…en este caso al menos intentan poner al chico atropellado a buen recaudo).
Todo empieza con un grupo de gente joven que decide salir de los Ángeles en la temporada de verano; unos porque anda suelto «el acechador nocturno» y otros porque habrá mucha gente con la celebración de los juegos olímpicos. Brooke (Emma Roberts) es una chica nueva llegada hace poco a la ciudad, Montana (Billie Lourd) es una monitora de aerobic, Xavier (Cody Fern) es otro de los monitores, Chet (Gus Kenworthy) es de los que acuden a las clases de aerobic junto a Trevor (Mattew Morrison) y Ray (DeRon Horton).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A Trevor le acaban de echar de un vídeo junto a Jane Fonda porque su miembro viril llamaba más la atención que la propia Fonda; Chet ha tenido un problemilla de drogas y no le dejan participar en las olimpiadas; Montana…bueno, ella quiere venganza porque cree que Brooke mató a su hermano; Brooke viene huyendo de una boda que no pudo ser, Ray intenta olvidar una gran cagada de la universidad y al final todos siguen a Xavier, que está harto de ser utilizado como actor porno, al campamento Redwood, donde todos podrán trabajar de monitores –ya que nadie quiere ir por lo que sucedió hace años y es que murieron nueve personas en una masacre-. Paralelamente, tenemos a la dueña del campamento, Margaret (Leslie Grossman), que fue una de las víctimas que sobrevivió milagrosamente a la matanza y que ahora quiere que todo el mundo disfrute de la naturaleza, de la pureza y del aire libre. Ella fue víctima del Sr. Jingles/Benjamin Ritcher (John Carroll Lynch) que ahora está en un psiquiátrico –o estaba- (la escena es claramente tomada de Halloween y de la huida de Michael Mayers). Pero también entra en juego la psiquiatra que estudia a los asesinos en serie porque su padre era uno de ellos, Donna (Angelica Ross) y que nos va a dar muchas sorpresas, aunque también Margaret o Montana. Richard Ramirez, aparte de estar bajo el influjo de Satanás, lo estará de una de las protagonistas (cómo no, una mujer causando el mal a un hombre inocente), interpretado por un grandísimo Zach Villa y es que, no es por nada, Villa, a partes iguales, da miedo y es muy sexy.
Hay dos actos diferenciados en la serie, el primero es el presentado arriba y el segundo…es mejor que lo veáis…lo que sí puedo decir es que al final todo ha sido muy emotivo, que casi me dio por llorar, que es un canto a la esperanza (en muchos aspectos y que os recomiendo descubrir a vosotros), que los ochenta –excepto el aerobic- no van a morir nunca y que es de las mejores temporadas de AHS. Todo suma y no se puede ver como un simple slasher o una ida de olla de sus creadores. Es una temporada mágica y que desde luego era necesaria. Yo al menos, les estoy agradecida, porque no la podía haber disfrutado más. También aparecen otros habituales en el imaginario de AHS o de Glee o Scream Queens, como Dylan McDemott (Bruce, aspirante a asesino en serie), Lily Rabe (la madre del Sr. Jingles) o el guapísimo Peter “Finn” Wittrock, Jr (como hijo del Sr. Jingles). Quiero hacer una mención especial a un actor que no es muy conocido pero que me ha hecho reír siempre con sus papeles desde que lo vi por primera vez en Madhouse, que es ese pequeñín Leslie Jordan (el ayudante de Margaret con los conciertos) al que tengo mucho cariño y que hace un enorme papel aquí –y en todas partes-.
Los actores hacen un papel soberbio, ya se notan los años que llevan trabajando juntos casi todos y esa química que no se ve a menudo entre todo un grupo de actores, directores y guionistas y aunque nos faltan nombres importantes que suelen formar parte de AHS, creo que ha sido muy completa. Todos los guiños a mis películas favoritas me han encantado, pero en general, todo el homenaje a una gran década ha sido tratado con mimo y de manera magistral. Que guste más o menos que otras temporadas es cosa de cada uno, pero que está hecha con mucho cariño y respeto no se lo quita nadie. Ojalá haya más así. Gracias por este regalo y gracias por esas muertes que me han molado cantidad (guiño a Scream con la muerte del productor/espía en el campamento, guiño a Destino Final y a alguna más con la pérdida de cabeza yendo en moto, la carnicería para con Margaret es digna de un psicópata, el detalle de coleccionar orejas es brutal y las coñas de los últimos episodios de todas las formas de morir que puede haber me ha parecido de lo más revelador).
Hay dos actos diferenciados en la serie, el primero es el presentado arriba y el segundo…es mejor que lo veáis…lo que sí puedo decir es que al final todo ha sido muy emotivo, que casi me dio por llorar, que es un canto a la esperanza (en muchos aspectos y que os recomiendo descubrir a vosotros), que los ochenta –excepto el aerobic- no van a morir nunca y que es de las mejores temporadas de AHS. Todo suma y no se puede ver como un simple slasher o una ida de olla de sus creadores. Es una temporada mágica y que desde luego era necesaria. Yo al menos, les estoy agradecida, porque no la podía haber disfrutado más. También aparecen otros habituales en el imaginario de AHS o de Glee o Scream Queens, como Dylan McDemott (Bruce, aspirante a asesino en serie), Lily Rabe (la madre del Sr. Jingles) o el guapísimo Peter “Finn” Wittrock, Jr (como hijo del Sr. Jingles). Quiero hacer una mención especial a un actor que no es muy conocido pero que me ha hecho reír siempre con sus papeles desde que lo vi por primera vez en Madhouse, que es ese pequeñín Leslie Jordan (el ayudante de Margaret con los conciertos) al que tengo mucho cariño y que hace un enorme papel aquí –y en todas partes-.
Los actores hacen un papel soberbio, ya se notan los años que llevan trabajando juntos casi todos y esa química que no se ve a menudo entre todo un grupo de actores, directores y guionistas y aunque nos faltan nombres importantes que suelen formar parte de AHS, creo que ha sido muy completa. Todos los guiños a mis películas favoritas me han encantado, pero en general, todo el homenaje a una gran década ha sido tratado con mimo y de manera magistral. Que guste más o menos que otras temporadas es cosa de cada uno, pero que está hecha con mucho cariño y respeto no se lo quita nadie. Ojalá haya más así. Gracias por este regalo y gracias por esas muertes que me han molado cantidad (guiño a Scream con la muerte del productor/espía en el campamento, guiño a Destino Final y a alguna más con la pérdida de cabeza yendo en moto, la carnicería para con Margaret es digna de un psicópata, el detalle de coleccionar orejas es brutal y las coñas de los últimos episodios de todas las formas de morir que puede haber me ha parecido de lo más revelador).