Una grata sorpresa la cinta original de Fiala y Franz. Pensé que sería aburrida –reconozco que el cine austríaco suele resultarme un poco pesado-, sin embargo esta me ha impresionado. Bien rodada, con dosis de misterio y tensión durante los casi 100 minutos de duración. Un encuentro inesperado con Susanne Wuest y con los gemelos Schwarz, que tienen un inquietante papel ambos, porque no solo te pone la piel de gallina «mamá».

Realmente no se debería escribir mucho más sobre la película para no dar pistas. Yo no había leído nada sobre ella y ¡menos mal!, solo sabía que se había grabado un remake con Naomi Wats y ella me encanta en casi todo lo que hace, así que pensé que mi obligación era ver esta y no me ha decepcionado en absoluto.

Resulta algo lenta y no sabes nunca qué pasa o hacía dónde nos dirige el guion, lo que es divertido. Los silencios pueden aburrirte o resultarte tensos, pero funcionan a las mil maravillas.

Yo no voy a dar más pistas. Es un largometraje interesante, de esos que podríamos llamar de «autor». No se hace larga aunque no se la recomiendo a los impacientes. No tiene acción, no hay sustos o cosas reseñables. Se toma su tiempo para avanzar y contarnos la historia. No sé si el remake será mejor o peor, pero si te gustan los thrillers cocinados a fuego lento, este es el tuyo.