Daba un poco de miedo. Tras maravillas como "Toy Story 3" o "Del Revés", cualquier cosa que no fuera la excelencia iba a ser examinada con lupa. Además, en plena era Trump, la fecunda alianza Disney-Pixar se atrevía con la cultura mexicana. El riesgo de caer en el estereotipo y subestimar miles de años de Historia en aras de un taquillazo estaban ahí.

No obstante, basta ver el opening y referencias a la cultura popular (ese mítico Santo) para comprender que estamos en buenas manos. Que si el adorable protagonista se llama Miguel, el título de esta hermosa fábula no puede ser otro que "Coco". El metraje no se hace pesado en ningún momento, salpicado de los números musicales adecuados que nunca entorpecen la trama, la enriquecen.

Se trata de un viaje de guía espiritual contado sin pedantería, con un alarde de animación al alcance de muy poco, acompañada de un doblaje casi perfecto. Personajes como Héctor nos recuerda al maravilloso "peladito" que fue Cantinflas. El sumergimiento en el olvido y la pérdida que es El Día de los Muertos es digno del mejor Tim Burton en "La novia cadáver".

Que un film esté principalmente orientado para la infancia no excluye que pueda ser para todos los públicos. "Coco" está echa para conmover al más mínimo atisbo de sensibilidad con el que se la mire. Una correcta fusión de "La Divina Comedia" (Dante incluido) y ese carácter tan particularmente atractivo del México lindo cuando aborda un tema tan escabroso como la desaparición del cuerpo.

Es un alarde donde quizás me sobre un poco de moralina familiar (era peaje obligado), lo cual no exime que estemos ante algunas de las escenas más bellas de género en los últimos años.

Una joya para recordar.