Otra muestra más del increíble mito cinematográfico que logró forjar Luis Buñuel durante su etapa mexicana. "Ensayo de un crimen" es un film raro, extravagante, inquietante y repleto de momentos excelentes. Estamos ante uno de los personajes más perturbadores que se han visto en mucho tiempo, alguien que se sentaría sin problema con Norman Bates y su madre a tomar el té en la misma mesa: Archibaldo.

Ernesto Alonso da un clinic interpretativo para componer a un caballero con tendencias homicidas, aunque extremadamente educado y que pide sanos vasos de leche en locales de alterne. Un niño malcriado acostumbrado a conseguir lo que quiere, amante de las damiselas, si bien con inquietantes pensamientos con ella. Su gusto por las piernas femeninas es solamente comparable a su obsesión con verlas arder en su mente como con Juana de Arco.

El mérito increíble de Buñuel es convertir ese relato psicodélico en algo con sentido, una fábula pequeño-burguesa que no desfallece en ningún momento y nos tiene atentos como espectadores. Para aumentar su leyenda, el trágico final de Miroslava al poco de acabar de rodar esta película permitió que siempre se hablase de ella.

Una oportunidad para el cineasta español de burlarse de convenciones sociales y sexuales de su época. Y, en todo momento, la inquietante sonrisa de Archibaldo. Para muchos, en el top 10 del cine mexicano.