Una idea genial ronda la cabeza del guión presentado por Christopher McQuarrie y la dirección de Bryan Singer se decide a contarlo de una forma peculiar, pista tras pista, ora engaño, ora embuste... "Sospechosos habituales" es uno de los mejores títulos jamás escogidos, la antesala de una sucesión de trampas y embustes al espectador, que como el niño con el mago, está deseando que le tomen el pelo.

Un reparto muy potente (donde nombres como el gran Kevin Spacey, el elegante Gabriel Byrne o Benicio del Toro son solamente la punta del iceberg) se pone de gala para narrar una tela de araña donde nada es lo que parece. Un robo, gente que no debía estar allí y el misterioso encontronazo en un barco que termina siendo un baño de sangre, es el macabro rompecabezas que tiene en jaque a la policía.

A diferencia de otras obras de final muy celebrado, "Sospechosos habituales" sobrevive bien a los revisionados precisamente por nuestro interés en ver si todo está tan bien atado como considerábamos que debería ser, si, de verdad, habría alguien tan maquiavélico y hábil como para jugar con semejante banda.