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España España · valencia
Voto de seiend:
1
Drama Mientras su familia se reúne para celebrar su cumpleaños, el periodista Alexander se siente angustiado por la desoladora falta de espiritualidad que caracteriza al mundo contemporáneo. Sus peores temores se confirman cuando, durante la fiesta, llega la noticia de un inminente conflicto nuclear: la Tercera Guerra Mundial. El final, definitivo e irreversible, está cerca. En ese momento están con él su angustiada esposa, sus dos hijos, un ... [+]
2 de enero de 2007
89 de 151 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que llama la atención de este film es su carácter eminentemente teatral. Lo que ocurre en la película parece representarse y no presentarse. A ello contribuye el uso constante, abusivo, de los planos generales, de modo que permiten abarcar lo que sería el supuesto escenario, y en el que los personajes aparecen de cuerpo entero casi en todo momento.

Tan plúmbea planificación se ve adornada de vez en cuando con algún que otro movimiento de cámara, que tiene como función seguir a los personajes mientras deambulan de un lado a otro de una manera que resulta completamente rebuscada y falsa. Lo mismo ocurre con el uso que hace Tarkovsky de los espejos en varias escenas, con vistas seguramente a enriquecer el plano, no sabemos si espiritual o estéticamente. Se trata de algo tan manido y poco ingenioso a estas alturas que llama la atención del espectador por su carácter artificial e intencionadamente buscado.

En cuanto al argumento de la película hay que decir, sencillamente, que no lo tiene. El film consta de un conjunto de escenas que no tienen ningún tipo de consistencia entre sí y que no conducen a nada. Conviene señalar, a este respecto, que los últimos treinta minutos de la película resultan completamente delirantes. Por supuesto, se habla de muchas cosas: de la vida y de la muerte, de la salvación, de la barbarie humana, del "Así habló Zaratustra", de Nietzsche, y de muchas otras cosas más, sin orden ni concierto, sin coherencia. Lo cual tal vez querría decir que se trata de una película para intelectuales capaces de aprehender el supuesto sentido oculto de la película, quizá una filosofía a la altura de la de Kant o Hegel. O que es ésta una obra maestra porque se aleja completamente del cine comercial, y precisamente por esto la película es ya, de suyo, una gran película. Nada más falso y ridículo que estos supuestos.

En efecto, una película no es buena por el hecho de no sea comercial, y tampoco lo es porque en ella haya conversaciones muy serias. En este caso, y ya resumiendo, estamos ante una película realizada, cinematográficamente hablando, de una manera pobre y muy poco inspirada (Tarkovsky tiene mejores películas que ésta, suponiendo que esta afirmación tenga algún sentido), y con un argumento completamente incoherente, que parece escudarse en una supuesta profundidad que nunca se hace patente y que deja al espectador elucubrar lo que buenamente se le antoje. Los habrá que vean aquí una reveladora y espléndida reflexión sobre el misterio de la Santísima Trinidad o sobre el Verbo divino, mientras que otros descubrirán aquí la expresión más fina del concepto de Espíritu hegeliano. Semejantes conclusiones pueden servirle a más de uno para tener su charla semanal en un café y construirse una identidad pseudo-intelectual (me consta que los hay). Para el resto de los mortales esta película es una tomadura de pelo, dicho concisa y claramente.
seiend
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