En primer lugar, he de confesar que soy bastante aficionado a todo lo que escribe Irvine Welsh. La novela me encantó, y por supuesto, la película no ha sido menos. La adaptación está muy bien hecha dentro de lo que se puede hacer en una película de hora y media. Guardando unas evidentes distancias, el sargento Bruce Robertson, sigue siendo el sargento Bruce Robertson.
Dejando a un lado la novela, nos encontramos con un film de humor negro con el estilo típico del Reino Unido. James McAvoy merece una mención especial, simplemente por que lo borda. Pocos podrían haberse metido en la piel de Bruce Robertson y dejar el listón tan alto como el.
Recomendada. La novela es mucho mejor que la película, pero si te gustó el libro, te gustará. En cambio, si no te has leído el libro, te dejará con ganas de hacerlo.