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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
10
Drama Maloin es un vigilante de una estación de tren que, de forma casual, es testigo de un asesinato, y acaba haciéndose cargo de una maleta llena de dinero que trastocará para siempre su vida, acarreándole muchos problemas. Inspirada en la novela de Georges Simenon "El hombre de Londres". (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es, ante todo, ARTE. Es CINE que se toca, que se abraza, se atraviesa. Con una fotografía de Fred Kelemen formidable ofrece momentos, siendo toda ella un monumento artístico de primer orden, de una calidad óptima. Se saborea, se palpa cada segundo, fotograma a fotograma.
Tiene un inicio fantástico, prodigioso, literalmente perfecto, en una sola toma de veinte minutos, presentando la trama. Hace una presentación de los personajes magistral, desde el protagonista principal hasta el inspector de policía: seres deambulando, sin alma, en un estado de espléndida/infinita nostalgia. Béla Tarr optimiza y sublima hasta lo extremo la melancolía. Todos esos personajes tristes tienen algo "exterior" que empuja a su "interior" hasta hacer resucitar su esencia, su alma y recobrar en parte la vida, tras una existencia alambicada, inerte. En "El hombre de Londres", que asombrosamente es genéricamente algo muy cercano al cine negro, el tiempo se suspende, se detiene, en un efecto hipnótico inigualable.
Béla Tarr hace una puesta en escena extraordinaria: encuadres, campos de visión, travellings, planos-secuencia, haciendo una filigrana constante; es un montaje constante en cada plano, sin cambiar de plano. No existe el plano/contraplano, ni falta que hace. Es la depuración máxima del Arte cinematográfico. Se usan los ruidos, las miradas, los símbolos, la aparentemente inapreciable música de Mihály Vig para acabar de dar forma a la virguería: todas las secuencias, dentro de su falsa lentitud y/o pasividad, demuestran un constante movimiento "interno" (de los personajes, de la luz, de los objetos) lo que la hacen poseer una acción única.
Tarr busca y halla interpretaciones graníticas, perturbadoras, de irrompible solidez y en esa sublimación de la IMAGEN, compone un cine poético y tenebrista, tan cercano al expresionismo o a un formalismo minimalista como dotado de vida propia, explosivo e infinito. Sí, Béla Tarr me recuerda a Ophüls, a Bergman, a Tarkovski, me remite a Dostoievski o a Kafka, pero él es un genio propio, sin parangón, explorador de temas como la Condena o la Culpa de forma profundísima e inteligente, en un todo onírico/metafísico. No tiene padres, tal cual, el genio húngaro.
Béla Tarr hace una coreografía perfecta en "El hombre de Londres" y con ello logra una de las cimas del cine europeo/mundial de su época. Una obra maestra a llevar a cualquier Escuela de Cine que se precie de tal nombre para estudiarla del primer al último segundo. Maravillosa. Un film-isla.

P.D.: Basada en una obra de Georges Simenon.
No he hablado ni un segundo de su argumento: ¿para qué?.
¿Cúando van a colocar a este cineasta húngaro en el verdadero lugar que se merece?. Una vez muerto, lo resucitarán los lumbreras de siempre, supongo.
kafka
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