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Pasión

Drama. Romance Andreas, un hombre desconectado del mundo después de su divorcio, se retira a vivir a una pequeña isla del Báltico. Allí conoce a una pareja de artistas que está en plena desintegración, y a una joven e inestable viuda. Unidos por el dolor de la pérdida y la desconexión emocional, ella y Andreas inician una relación. Mientras tanto, alguien recorre la comunidad de la isla cometiendo actos de crueldad con animales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
13 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los 60, Bergman debuta en la imagen de color, con una bella fotografía.

Nos encontramos frente a un crudo, violento y desesperanzado estudio del consumo personal (debido a la desrealización), de las relaciones infructuosas, de la incapacidad de encontrar la verdad y, por consiguiente, de la convivencia con la mentira.

El film dispone de diálogos seductores e inteligentes, bien ejecutados por la totalidad del reparto.
El reconocido director sueco no se basta con utilizar una singular y abierta estructura narrativa y nos sorprende salteando a intervalos fragmentos con forma de entrevista a los actores, los cuales exponen su opinión ante sus respectivos personajes.

Película que no se posiciona en la cúspide de su obra, pero si (considero) alcanza altura en esta.

Que nocivas son las compañías en soledad.
Beto
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25 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es excepcional la imagen de esta película, el color tan natural, tan sostenido, tan real, a veces tan radical... Con Sven Nykvist en el equipo, Bergman logra siempre captar sutilezas, atmósferas, alientos, los suspiros mismos de los personajes, y ello me lleva a preguntarme qué hubiera sido de Bergman sin Nykvist, o cuánto hay de Nykvist en la genialidad y la belleza del cine de Bergman.

Como ya había hecho en películas anteriores, Bergman muestra la soledad como el peor mal del mundo, acaso por su propia experiencia, peor incluso que la mendacidad, un punto de vista muy personal y que pocos directores (o ninguno) plantearon tal como él lo hizo, de un modo tan descorazonador. Para los personajes principales, todas las opciones son malas, todas degradan, todas dan miedo y acechan voraces, mostrándose con verdadera violencia. En este contexto, el arte, la cultura, el conocimiento, son chorradas al lado de los problemas reales que aterrorizan a los personajes. Es posible que solo el amor verdadero y correspondido pueda llevar hacia algo parecido a la felicidad, un concepto casi inalcanzable en el mundo de Bergman. El personaje de Von Sydow lo saborea brevemente y Nykvist lo filma de un rojo intenso. El falso amor, en cambio, no merece ni un plano.

El radicalismo de Bergman sacude al espectador en esta película que empieza como una melodía y va soltando estridencias inesperadas, advertencias, hasta terminar en una música arrítmica, desafinada y ruidosa que aleja a los personajes de cualquier idea de armonía, de amor o de felicidad. Las formas que usa Bergman son hipnóticas, casi hirientes, es esta una película que hace daño, una experiencia intensa y estresante pero que en realidad es pura satisfacción para el espectador, consciente de que el cine, en manos de un cineasta valiente y genial, es capaz de percutir a gran profundidad y mostrar realidades de las que no se habla. Cine sin concesiones, sin tonterías, destinado al intelecto, a las emociones, pero sobre todo a los sentidos. Es una película que se tiene que ver y sentir.
Uma
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1 de septiembre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las dos únicas películas de Bergman que he visto por ahora me han demostrado su enorme capacidad para ahondar en la psicología de sus personajes y, en definitiva, en el alma humana. No sabría cómo expresarlo, pero al ver los trabajos del autor te imbuye una sensación de estar observando una obra de teatro que, debido a la forma de rodar del director y a los golpes de efectos que permite el medio cinematográfico, es capaz de afectar de forma más poderosa al espectador contemporáneo –o por lo menos en mi caso-.
Ello no quiere decir que la dirección de Bergman no sea novedosa aquí e incluso radical en otras de sus películas. Prueba de ello es la introducción de cuatro cortes en donde los propios actores interpelan al espectador sobre la situación de los personajes, introduciendo alguna información sobre el estado emocional de estos sin innecesarios subrayados en las escenas anteriores. La fotografía, por primera vez en color en la filmografía de Bergman -si no me equivoco-, también es notable incrementando la turbiedad del brumoso paraje en donde se refugia nuestro protagonista.
Andreas (interpretado por un impecable Von Sidow) vive en una aislada comunidad, en donde su amigable conducta con los escasos vecinos contrasta frente a la soledad de su morada. Su situación es consecuencia del fracaso de su proyecto vital, inclusive su anterior matrimonio. En él se refleja la incapacidad y una amplia gama de contradicciones. Y es que Andreas no es un testimonio verdaderamente fiable especialmente en lo relativo a su pasado. Este rasgo está presente también en los personajes de Anna, Eva y la pareja de esta, los cuales se convierten en las amistades más cercanas de Andreas, manteniendo una relación durante dos años con la primera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jm96
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25 de junio de 2018
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Un año después de "Skammen", en los mismos escenarios, con casi los mismos actores y otros personajes (aunque todos intelectuales) transcurre esta cinta del gran cineasta sueco. Se trata de una tortuosa relación entre cuatro personajes que viven aislados. Max Von Sydow se fue a vivir a la isla porque se divorció y tiene deudas. A Liv Ullman se le murió en un accidente el marido y el hijo. La pareja constituida de Anderson es horrorosa. Mientras tanto, alguien o algo está asesinando a los animales de la isla.
Sumenlé a esto algunos diálogos de hondura existencialista, metaficción, sueños terribles y tendrán una típica película bergmaniana: dolor, tragedia, amor, angustia, oscuridad, lo irreversible, los sueños, la locura.

La nota es un 7.
Emi
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26 de mayo de 2020
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Jamás se había visto a un Ingmar Bergman con una visión tan decadente del amor. Pasión desprende un dolor, que se ha visto en otros proyectos como Sonata de Otoño o en Persona, pero el director trata en esta cinta el matrimonio como un escenario de agonía y pena. Cuando la tragedia, la soledad y la agonía protagonizan una relación humana, no hay luz de esperanza.
danillobet
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