Casa de arena y niebla

En plena crisis por las hipotecas-basura (la crisis subprime de los EE.UU.)y del auge de los pasapiseros o especuladores de rapiña subastera, esta película no es sólo una enorme patada en el estómago del entramado bancario, muchas veces escaso de escrúpulos a la hora de conseguir exprimir al máximo al ciudadano; sino que torpedea la línea de flotación de la perversa burocracia y del sistema judicial. El materialismo inherente de la sociedad actual y, sobre todo, la inconsciencia total del desastre que puede suponer tomar una decisión financiera equivocada, planean por toda la película como dos temas claves transversales a tener muy en cuenta como moraleja.

Gran acierto el de poner a un protagonista árabe (magistralmente interpretado por Ben Kingsley) en directa oposición a una ciudadana norteamericana. Este enfoque extra es el toque maestro que otorga a este drama impresionante (en el real sentido de la palabra) el plus de emotividad que implica la crítica velada contra los prejuicios en contra del inmigrante.

"Casa de arena y niebla" es una demostración clara de que con pocos medios y un ahorro en métodos efectistas (que no efectivos), se puede conseguir un producto con altísimas dotes de dramatismo e intensidad emocional. Se trata de la típica película que, sin saber cómo, te engancha de principio a fin. Habría que reivindicar a Ben Kingsley ("En busca de Bobby Fischer", "La lista de Schindler") como uno de los grandes.

La mejor interpretación que recuerdo de Ben Kingsley se ve acompañada de la siempre fiable actuación de Jennifer Connelly que aporta un sentido roto y desesperado a su personaje. Kingsley ofrece una clase magistral de cómo dar vida a un personaje a partir de pequeños gestos y miradas.
La grandeza de ambos actores se ve acompañada de una densa historia donde sobresalen dos elementos por encima del resto, su sensibilidad y su sentido del drama.
Espectacular en esas lides, se percibe el drama casi desde las primeras escenas y, a partir, no se hace más que escalar en esa montaña de tensión que explota en su mejor momento.
Pero, por el medio, casi desapercibido, se deja ver y sentir una cámara que tiene tanta importancia o más que el mejor de los actores.
Como pasa en las grandes películas, en House of sand and fog, la anécdota se extiende más allá de sus dominios para establecer algún tipo de reflexión que tiene cariz universal. En este caso nos enfrentamos a personajes que convergen en solo plano; como si la geometría impusiera sus leyes, cada papel se ve impelido por una fuerza más allá de su voluntad a converger en un espacio y en un tiempo que supondrá un giro fatal y definitivo a sus existencias.
Esa especie de ley natural se va desarrollando con naturalidad, con la necesidad que los gestos de los personajes le imprimen a su voluntad. Lo que se ofrece al espectador es una tautología, un axioma: cuando las cosas deben suceder de una manera, terminan sucediendo, una sucesión en cadena de malas decisiones, de malos gestos, de malas palabras, llevan, inexorablemente, al fin necesario y único. Un bicondicional que no deja una sola causa al azar, ni un sólo efecto.
Como una luna atrapada por su tierra, cada personaje desarrolla con la pulcritud de una fórmula matemática el papel que le toca dentro de un drama que ya está proyectado en la pantalla de la niebla, ya está escrito en el libro de la arena.

Interesante ópera prima de Vadim Perelman con dos estrellas de peso, Jennifer Connelly y Ben Kingsley, cuyos personajes se verán enredados en un duro conflicto alrededor de la propiedad de una residencia familiar. Poco importan los detalles anecdóticos del hecho de que Kathy sea forzada a desalojar su casa. Una serie de circunstancias tan fortuitas como desafortunadas conducen al cruce y al conflicto entre dos seres completamente diferentes pero que tienen en común el estar atravesando una posición difícil en sus vidas. Kathy ha roto con su marido y se halla en completa soledad. Massoud Behrani es un coronel iraní que ha emigrado con su familia hacia los EEUU huyendo del régimen de los ayatollahs y que trata de rehacer una vida normal lejos de su tierra y de viejas glorias personales asociadas a su rango militar. Ambos atraviesan actualmente un tiempo de dificultades y desamparo, y las circunstancias parecen ensañarse especialmente con ellos enredándolos en una fatal confrontación.

La historia avanza a un ritmo a la vez sereno y tenso, desarrollando con precisión los personajes del drama, que se completan con la familia del coronel y con un policía que traba relación con Kathy y trata de ayudarla a recuperar su casa. Conforme los hechos evolucionan a la manera de una maquinaria implacable nos es dado asistir al contraste entre egos que se debaten en su autoafirmación al tiempo que va quedando en dolorosa evidencia su impotencia y total fragilidad ante fuerzas tan inescrutables como demoledoras. Un film correcto y recomendable.

Especulación inmobiliaria metiendo a exiliados de los ayatollahs, a una ex-yonqui y a un poli en prácticas bastante desquiciado. Con estos ingredientes es muy fácil hacer una mala, pésima película. A mayores, se intentan componer planos poéticos de la arena en la orilla, manos que se cogen (hay unos cuantos planos que recogen este tipo de momentos) o entornos desolados y mugrientos. Enfatizado todo ello por la música y por ciertas "agresiones" violentas al espectador relativamente explícitas.

Se me ocurre pensar que tal vez el mérito de esta película sean los actores. O que los personajes desfilan ambiguamente en la estrecha cuerda entre el bien y el mal, sin red, y dispuestos a perder el equilibrio solo si es para caer sobre clavos oxidados. Para cuando he llegado a esta conclusión, ya habían terminado los títulos de crédito y tanto tremendismo kitsch me había dejado como a una copa a la que se le han derretido los hielos por apatía de su consumidor.

Un cubata cargado el de "Casa de Arena y Niebla". De güisqui de garrafa o de salfumán, pero yo no me lo trago. Para joderme el hígado con estas mierdas estoy yo ahora. Te lo pido una vez más. No me toques la pirola. Jamás.

Buenas actuaciones, banda sonora bien escogida, escenas bien filmadas...pero qué le falla? lo más importante, la trama. La película se vuelve tediosa desde la primera media hora, no tiene argumento para mantener la atención durante las dos horas que dura..entonces ¿por qué torturar de esa forma al pobre telespectador? Yo hubiese hecho un corto xD


Lo mejor sin duda es Jennifer Connelly y la BSO.