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Snoopy y Charlie Brown: Peanuts la película

Animación. Comedia. Aventuras Snoopy emprende una gran misión que lo lleva a surcar los cielos como as de la aviación para enfrentarse a su archienemigo, el Barón Rojo. Mientras, su mejor amigo Carlitos Brown, inseguro pero perseverante, vivirá también una aventura épica: se enamora de su nueva vecina. Película basada en los cómics de Charles Schulz, "Peanuts", conocidos fuera de Estados Unidos por algunos de sus personajes: Snoopy o Charlie Brown. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
10 de enero de 2016
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Más de tres décadas han pasado desde su última incursión en las pantallas de cine y lo mejor que podemos decir de "Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts" es que mantiene intactas las virtudes de los clásicos televisivos y cinematográficos del genial Bill Meléndez. Una gran película que sin dejarse nada en el camino retrata de forma inteligente, tierna y dinámica la cotidianeidad de los míticos Peanuts creados por Schulz, padre y abuelo de los guionistas. La Blue Sky (Ice Age, Horton) se ve obligada a diluir la habitual densidad narrativa de Melendez y Schulz con la inclusión de sofisticados delirios perrunos o una banda sonora más convencional, con alguna referencia al maestro Vince Guaraldi. Lo mejor de todo es que consigue introducir en el 3D la expresividad de los personajes al "dibujar" de forma tradicional sus expresiones y pensamientos. Una delicia para los seguidores de este particular universo infantil, para aquellos que buscan cierta enjundia en lo que "consumen" sus hijos y una oportunidad única para quienes piensan que el famoso perro es una marca de camisetas.
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10 de enero de 2016
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El reconocido dicho menciona que todos llevamos un niño dentro. Es muy fácil decirlo, pero ese sentimiento se pierde conforme pasa el tiempo debido a todo lo que comienza a surgir dentro de una vida con sus propias preocupaciones. El significado que viene a plantear la adaptación de tan famosa tira cómica es precisamente devolverse a ese lugar donde muy felizmente tuvimos nuestra infancia.
No sólo hablo de las típicas gracias y aventuras que cualquier niño pudo tener; se trata de retratar tal y como es el mundo de un niño. Ese mundo donde la voz de los adultos es diferente a la nuestra; donde las preocupaciones más grandes eran cómo volar una cometa o cómo realizar una enorme tarea. Cosas de niños, dirán los adultos, sin embargo tuvieron su ciencia, y descubrir cada logro que se pudo alcanzar era una gran alegría y significaba muchísimo.
Volviendo a la película, cada tema adquiere valor en el imaginario de un niño: la lealtad de los amigos, el miedo a dar siguientes pasos, pequeñas inseguridades que pueden marcar para siempre el futuro de una persona, el primer amor, la honestidad… Grandes enseñanzas donde los padres tienen oportunidad para sentarse y conversar con sus hijos. Aunado a esto, también existen pequeños guiños a temas adultos, como la venta de la imagen o la crítica hacia lo supuestamente “inteligente”.
Finalmente, el valor de la niñez es ponderada durante todo el metraje. Estamos hablando de niños en vacaciones que pasan horas de su tiempo en espacios abiertos creando los mejores juegos. Niños amigos entre todos. Entonces, si así de excelente es una infancia, ¿Por qué se sigue dejando a los aparatos electrónicos como niñeras?
Haber visto esta película me sentí como la escena donde Anton Ego (Ratatouille) prueba la comida del famoso “chefcito” rata Remy por primera vez y es trasladado a su infancia en lo más profundo de su corazón: Su madre. En mi mente no vi exactamente a mi mamá, pero sí recordé muchos pasajes de niño que se suelen olvidar con el tiempo.
¿Que si tiene aspectos cuestionables? Sí. No obstante, se pueden obviar. Me quedo con la magia y el mensaje que transmitió, además de estar técnicamente muy bien hecha. Ahora no puedo esperar para enseñarles a mis hijos las historias de Snoopy y Charlie Brown.
Mr Baggins
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20 de enero de 2016
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A las caricaturas de Charles Schulz le sientan de maravilla está traslación al mundo de la animación generada por ordenador. El estudio Blue Sky, responsable de la cansina saga de “Ice Age” y de las maravillosas películas de “Río”, ha optado por no mover ni una coma del estilo completamente reconocible de estos personajes.
Hace ya bastantes décadas tuvieron sus consabidas adaptaciones, en las que sus aventuras eran descritas con un dibujo plano y esquemático, a ritmo de una banda sonora de corte jazzístico.
Ahora en pleno siglo XXI todos los elementos convergen en un diseño muy atractivo, orientado a presentar el personaje a una nueva legión de espectadores. Sin olvidar a los adultos que disfrutarán moderadamente de esta pandilla digital.
Dentro de su modestia, la historia se resuelve con satisfacción, siguiendo los cánones habituales de un chico, cuyo mundo se desmorona, desde el momento que conoce a la nueva chica de clase.
Mientras tanto el personaje de Snoopy se presenta como el compañero cómico del protagonista, haciéndonos volar más allá del argumento con sus ensoñaciones aéreas, descritas a golpe de máquina de escribir encima de su caseta.
La cinta se estrenó en plenas navidades y, sin duda, ha resultado una agradable propuesta que bien podría traer nuevos capítulos en próximas temporadas. Bienvenidos sean.
Francisco Javier Millan
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31 de enero de 2016
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Se dice rápido pero hace ya 65 años desde que Charles Schulz publicara por primera vez las historietas “Peanuts” donde el mundo de la infancia estaba transmitido a través de los ojos del inseguro Charlie Brown y su perro Snoopy. Si por algo triunfaron (y con razón) aquellas aventuras era por la fantasía desbordante que ofrecía la vida a través de estos dos personajes protagonistas y la colección de secundarios que los rodeaban. La parte real estaba expuesta con el niño y la parte fantástica con la del cánido. Pero en sí todos fluían hacia un punto en común y ese no era otro que plasmar con total claridad la vida de cualquier infante y que ellos las disfrutaran como un conjunto de aventuras mientras que los adultos de todo el mundo veían un fiel reflejo de lo que sentían en aquellos años de experiencias que jamás se vuelven a tener una vez se cruza ese punto de no retorno que es la propia infancia. No es de extrañar que sus historias acabasen recolectando una inabarcable legión de seguidores pues si algo nos gusta más que vivir la vida es verla reflejada con una calidad tan perfecta como lo son los trazos, inventiva y originalidad de las historias de Schulz para poder rememorarla a nuestro antojo.

Es lógico admitir que cuando se decidió por parte de Blue Sky Studios llevar a la gran pantalla el universo de “Peanuts” las manos a la cabeza fue uno de los gestos más recurrentes. Por la sencilla razón de que había cierto recelo y temor por si había la posibilidad (más que probable) de que se faltara a la esencia del producto y la traslación a la gran pantalla sirviera simplemente para concatenar aventuras, acción por la acción, humor estúpido y convirtiendo a los personajes en simples piezas intercambiables sin rasgo de personalidad. La empresa es pródiga en títulos que logran captar la atención del espectador y la taquilla es cómplice con ella. Incluso podría decirse que sus películas están cargadas de personajes que más o menos han logrado calar en la cultura popular (cítese Scrat sin ir más lejos, la ardilla nerviosa de la saga “Ice Age”) pero en lo que a guiones maduros con algo más que simplemente situaciones divertidas la compañía es bastante parca. Pensar que “Peanuts” iba a convertirse en una película bajo su sello no hacía otra cosa que obligar a levantar la ceja.

Pero mira tú por dónde que los hijos del propio Schulz, Craig y Brian, estaban tras el guión con la ayuda de Cornelius Uliano. Eso significaba una cosa, sólo una. Que el legado del creador de Snoopy y sus amigos estaba, como mínimo, en las personas y manos adecuadas. Y no es para menos. Una vez vista la película uno puede respirar aliviado. Es más, se puede sentir uno orgulloso de haber contemplado algo serio, bueno, elegante y ante todo respetuoso. Para empezar lo que vemos en pantalla son unos copos de nieve dibujados al más puro estilo tradicional, como si fuese el propio Schulz quien estuviese tras esos trazos. Luego hace acto de presencia la técnica 3D, la que parece haber invadido y absorbido todas las demás técnicas animadas demostrando la poca fe en el mismo medio de los propios directores dedicados a la animación. Pero es que la elección de esta técnica está más que justificada pues sólo sirve para darle mayor volumen y profundidad a la esencia del dibujo en sí. Todo está a salvo, nada pierde validez. Tan sólo hay que contemplar los movimientos, los perfiles, los diseños, etc. Todo está en perfecta armonía y orquestado con una elegancia digna de encomio. Aquí hay calidad a paladas y en ingentes cantidades.

Cuando uno se adentra en “Carlitos y Snoopy: la película de Peanuts” siente la extraña, agradable y agradecida sensación de viajar en el tiempo sólo que en un vehículo de lujo. Porque todo está aquí. No falta nada, no sobra nada. Todos los personajes que hicieron las delicias en las tiras cómicas o en los dibujos animados de antaño siguen habitando aquí, sin haber perdido ni una sola pizca de humanidad, candor y ternura. La técnica simplemente es un envoltorio orquestado para que partamos de cero pero con una base ya reconocida y reconocible. Aquí seguimos las andanzas del siempre inseguro Charlie Brown, el niño que todos conocemos y que siempre sufre por todo, que nada le sale bien y que por desgracia su propia inseguridad magnifica los problemas y acentúa sus temores y padecimientos. A través de una cometa a modo de simbología sobre lo imposible de ciertas circunstancias y situaciones aquí Carlitos, como es conocido en nuestro idioma patrio, tendrá que lidiar, más si cabe, con sus propios miedos internos al encontrarse con la chica de sus sueños. Es a partir de aquí cuando Snoopy, junto con la ayuda de su inseparable amigo Woodstock, ese pajarillo amarillo de icónica silueta, intentarán ayudar a nuestro dubitativo amigo para que consiga sobreponerse, superar sus auto impuestos obstáculos, enfrentarse a sus miedos y conseguir conquistar la montaña más difícil: vencer la inseguridad y el miedo al fracaso.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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1 de febrero de 2016
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Nunca habia leido nada de Snoopy,y me ha parecido una peli deliciosa y muy divertida, tanto niños como mayores, que no queremos crecer. Muy recomendable...
CesarLiesa
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