Avaricia

AVARICIA es una obra maestra, aunque confieso que se hace largo verla. Pero en tiempos de películas de mucha acción, rápidas, con muchos efectos especiales, muy vistosas pero superficiales, Avaricia es un lujo. Y lo más importante: el tema sigue siendo actual, no caduca.
Avaricia es un ejemplo de como se puede contar una historia profunda con pocos medios. Menos es más! Simplemente impresionante. No hay otra película -que yo sepa- que trate el tema con tanto detalle y de manera tan sobrecogedora como esta. Lástima que en su día no aguantó mucho en los cines, no tuvo éxito. La gente prefería -y prefiere- el cine "light". Avaricia habla de miserias que no tendrían que serlas, si no fuera por eso, la avaricia. Esta película es el espejo de una humanidad enfermiza.

Siempre que veo cine mudo, estoy preparado para ver el cine desde el punto de vista un tanto primitivo. Es como si estuviera inmerso en un mundo de imágenes que nos llaman a auxiliar a los personajes que ahí aparecen.
La avaricia es un demonio que… habita en el oro apolillado de los hombres. Von Stroheim le da cuerpo “ectoplasmico” con su cámara.
Detrás de los personajes de Von Stroheim siempre hay un constante sentimiento de miseria, porque el avaro es miserable por naturaleza.
Un placer doloroso de la acumulación de riquezas que se pudren.
La avaricia esta en el alma egoísta de los personajes de Von Stroheim.
El oro ensangrentado en el Valle de la muerte.
Dioses paganos en el árido desierto donde se escuchan los lamentos de un artesano austriaco que se niega a que se obra se acorte.
Cuando la adquisición del dinero es más importante que una adecuada dependencia al poder supremo, somos victimas de los espantajos del Valle de la Muerte que Von Stroheim retrató allá en los veintes. Como si un cirujano, extrajera una muela podrida que nos causaba mucho sufrimiento.

La ternura y el odio buscan alternarse en esta historia ingratamente amplificada, el avance de la vida y sus relaciones en una sucesión cansina de instantáneas con el oro como elemento común, una serie de hábitos a su alrededor que a menudo causan desconcierto y pocas veces desgarrran ante su deseo, una película que hace esperar y desesperar, pero que también permite aflorar a los sentimientos, lágrimas, ira, descontrol, intimidad, suerte, felicidad, maldición, envidia, codicia...

Una versión extendida de otras grandes obras sobre valores humanos, se deja fluir en sus disputas pero abunda en ciertos aspectos y escasea en otros sin encontrar contrastes, una manera incómoda y diferente de amenazar en una línea argumental fallida con alguna simbología destacable hasta que la humillación y la maldición terminan por colocarla en una imitación del expresionismo alemán sobre la opresión y el abandono, y que encuentra en la necesidad y el orgullo su mayor carga vital.

La avaricia queda retratada por el rechazo, el vicio, el crimen y el orgullo, pero los innumerables capítulos saltan de la bondad a la soledad y de vuelta en la búsqueda de un equilibrio inalcanzable que nunca fusiona sus propósitos, otra cosa es que esta gran obra en su conjunto sí que consiga sacar conclusiones, sabe crear y destruir, formas de vivir y sobrevivir, emociones y salud, pérdida de la cordura, rencor, lástima, cambios, instinto para cerrar un círculo en un duelo que encuentra en el Death Valley un gran escenario, we...are...dead...men

Vivimos en la cultura del dinero. Dependemos del dinero para sobrevivir, pero también lo adoramos, y matamos por él. Stroheim creó uno de los mayores filmes que se ha realizado en la historia del cine. La primera vez que vi este filme fue con el corte de estudio de hora y media de duración, pero me decidí a ver el corte de cuatro horas, y la que más se acerca a las intenciones de Stroheim. Desde el inicio me di cuenta que estaba ante un obra mayor. Cuesta creer donde la codicia puede conducir al ser humano. En esta historia, magníficamente narrada, somos testigos de la transformación que sufre un matrimonio tras ganar la lotería. Ellos van gradualmente camino a la destrucción por el afán al dinero. También en el filme se muestra dos sub-tramas. Las actuaciones contienen un naturalismo poco usual para la época, y el final es de los más demoledores que haya visto. La mutilación de las más de nueve horas de duración fue un gran desgracia, pero afortunadamente este filme ha logrado la reivindicación que merece.

Vi la versión de 4 horas y realmente considero que si hubiese salido adelante la versión original de ocho horas que Von Stroheim tenía pensado hacer el largometraje (nunca mejor dicho) se convertiría en una epopeya difícilmente digerible.
Supongo que la alternancia de videos, fotogramas y cuadros se debe al recorte que tuvo que asumir el director y esta característica le da quizás un plus indeseado de originalidad (en la medida en que se trata de una reconstrucción de parte de la idea original, hay una versión acortada de 2 horas que no vi). El aspecto técnico de la película parece ser sobresaliente aunque yo no tengo conocimientos suficientes en la materia como para atreverme a emitir juicio alguno acerca de la producción.
El hilo argumental está llevado de forma sobresaliente, pues siendo un tema tan vasto – la avaricia -, Von Stroheim consigue plasmar en cada escena todo cuanto puede sugerir dicha temática. La división en dos actos es muy buena idea y el tratamiento de la complejidad de los personajes es de gran calidad, pues el director consigue acercarlos de tal modo que al visualizar la película alcanzamos una comprensión del significado de la obra que quizás con un tratamiento más frío y distante no alcanzaríamos a realizar.
Se trata de una obra que aborda un tema clásico y que es mucho más clara de lo que a priori pudiese aparentar. Un canto al humanismo frente al materialismo, un canto a la cordura frente a la locura egoísta.