Oblivion: El tiempo del olvido

La ciencia ficción, podría decirse, que es el género en que mas se gasta dinero en hacer y producir. Pero aún así, hay películas que pueden llegar a los 200 millones de dólares, y acaban siendo un fracaso, tanto económicamente, como la crítica y eso podría significar que mientras mas modesto es el presupuesto, mejor es la película, puede ser, si tienes un buen director que sabe aprovechar bien el presupuesto en buenos guionistas (lo mas importante), buenos actores y buenos productores (no como "Después de la tierra") y el señor Kosinski es el claro ejemplo del buen aprovechamiento de presupuesto y aún así, puede que sea un fracaso comercial y de la crítica de manera injusta.

Oblivion es el ejemplo de eso, una película genial y muy infravalorada como "mas del montón" por simplemente tener una trama tan compleja que es muy enredada para mentes lentas, como "el montón".

La película tiene una historia realmente intrigante e interesante en donde hay buen desarrollo de personajes, de todos y cada uno, complementando la trama para ser mucho mas interesante.

Tom Cruise como siempre, genial actor que lo hace muy bien en esta película, como en "Misión imposible" o "La guerra de los mundos" que muestra su confusión en la trama por sus principios y moralidades cuestionadas por el mismo durante el desarrollo de la misteriosa trama. los demás están bien, aunque el señor Freeman no tiene mucho protagonismo, pero cuando aparece se muestra la calidad de actuación como siempre nos lo demuestra con su interpretación carismática.

La fotografía es muy notoria, es bastante blanca y gris, variando al azul y verdoso en exteriores, sin duda una fotografía muy admirable que es soberbiamente complementada con los asombrosos efectos especiales que se ven muy realistas, no son los mejores de la historia, pero si muy notorios a nivel visual al igual que la película en general es una obra maestra visualmente.

La película tiene un pequeño aspecto que la hace inferior a otras películas, y es que sobran minutos, la trama se envuelve demasiado con el misterio que no da mucha acción, hay (y de la buena) pero no compensa demasiado cuando se tardan demasiado en arrancar y acabar, lo cual puede volverla una película aburrida para algunos (que no es mi caso).

Cautivado por volver a ver a Tom Cruise de nuevo en la ciencia ficción tras “Minority Report” (2002), vuelve con “Oblivion”, donde nuevamente demuestra que es un actor hecho para este tipo de género. Si ya de por sí el hecho de que aparezca el actor estadounidense es un reclamo, no menos lo es saber que la película está dirigida por Joseph Kosinski, quien reavivó de notable forma la franquicia TRON, cosechando un gran éxito en taquilla.

El planteamiento estético que se ofrece en la cinta merece ser tildado de notable alto, notándose el cuidado que han tenido para que el espectador vea esos espacios abiertos y devastados que antes fueron grandes ciudades, ahora solitarias y de las que sólo quedan pequeños restos. Es por otra parte magistral el trabajo visual y muchos de los planos que se pueden ver, dignos de ser grabados en lo más profundo de la memoria del espectador.

Me gusta el planteamiento inicial de “Oblivion” porque me parece creíble si se traslada a la realidad. Jack Harper (Cruise) nos cuenta el hecho de que hubo una invasión alienígena en la Tierra, de la que entre otras cosas salió mal parada la Luna, siendo destruida y provocando en nuestro planeta tsunamis, terremotos, etc. La forma para aniquilar dicha invasión fue mediante el lanzamiento de bombas atómicas, lo que produjo ganar la guerra pero perder el planeta Tierra, dejándolo completamente devastado y con altas emisiones radioactivas.

Una vez sabidos los motivos de lo dicho, nos encontramos al propio Jack Harper realizando su función de técnico de mantenimiento de drones, encargándose de bajar a la superficie desde su base en lo alto del cielo, para arreglarlos, siendo la Tierra un lugar peligroso debido a que aún quedan pequeños reductos de la resistencia invasora que aún permanece en el planeta. No obstante, algo parece no cuadrarle mucho al protagonista, quien, dubitativo a medida que avanza la historia por sus sueños o cosas que va viendo, descubrirá que quizás no todo es lo que parece.

Tom Cruise (“La guerra de los mundos“, 2005) se afianza como máximo protagonista del film, siendo quizás su defecto el de acaparar más minutos de los que debería, no pudiendo dejar más protagonismo al resto del reparto. El actor interpreta a Jack Harper, un técnico que viaja en solitario y que tiene unos sueños que no sabe si identificar como pensamientos reales o ficticios. Es un hombre manipulable y curioso que acabará desobedeciendo a sus principios para saber lo que realmente ocurre. Me hubiera gustado ver a más de Andrea Riseborough (“Shadow dancer, 2012), quien da vida a Victoria, compañera de equipo de Jack Harper.

Su personaje trasmite poca confianza y puedes ver a través de ella que hay algo que le oculta su compañero. Olga Kurylenko (“To the wonder“, 2012) hace su puesta en escena encarnando a Julia, la chica que aparece en los sueños de Harper, de la cual poco a poco iremos sabiendo qué papel juega en esta historia. Correcta. Morgan Freeman (“Sin perdón“, 1992) es el gran tapado, siendo secundario en esta historia, una pena dado que encarna a un personaje bastante interesante que podría habernos facilitado mucha información adicional para comprender mejor la historia.

Joseph Kosinki vuelve a apostar fuerte por la banda sonora, demostrando que es un apartado que le importa mucho al igual que el visual, dejando a cargo de esta responsabilidad al grupo musical M83, el cual compone unos temas agradables y a compás con lo que vemos.

Como he recalcado, “Oblivion” apuesta fuerte por el aspecto visual y una grandiosa escenografía paisajística sin parangón, de la cual la única que quizás se acerca a lo visto en los últimos años es “Prometheus”, en su secuencia inicial. Pero, personalmente para mí, tiene un pequeño defecto que es la falta de sorpresa. Su trama comparte muchos paralelismos con el film de Duncan Jones, “Moon” (2009). No obstante, y aunque desde mi punto de vista la idea no me parezca del todo original, sí que está perfectamente ejecutada y llevada, por lo que a pesar de que comparta rasgos comunes con la cinta nombrada, “Oblivion” posee una trama lo suficientemente bien pensada para que no tengamos que menospreciar ni un ápice lo realizado.

“Oblivion” es ciencia ficción de la buena y eso ya juega a su favor. Por mucho que aquí un servidor haya visto bastante sobre dicho género, decir que su trama me mantiene enganchado hasta el final.

Como digo en el título, OBLIVION es una buena película de ciencia-ficción. No es una obra maestra ni mucho menos, no va a sentar cátedra ni tiene aspiraciones metafísicas sobre el destino del hombre y majaderías por el estilo. Es, simplemente, una película entretenida, muy bien hecha en el aspecto técnico, que sabe hacer uso de todo lo que la técnología de efectos especiales puede ofrecer, que se aprovecha de unos fantásticos escenarios naturales y que sirve de vehículo de lucimiento a un siempre eficiente Tom Cruise (al que se ve que "le pone" la ciencia-ficción) y que en esta ocasión se ve secundado por una actriz, la británica Andrea Riseborough ("Victoria") que cumple con nota con su papel. No podemos decir lo mismo del amigo Morgan Freeman, que está en la película sólo por poner el nombre, ganarse unos cientos de miles de dólares e ir pensando en nuevos temas para la próxima temporada de "Secretos del Universo". Más o menos como la Kurylenko, que tiene la misma cara en todo el metraje.

¿Y el argumento? ¡Ah, se me olvidaba! La historia no es mala, pero suena a ya vista. Hay demasiadas referencias a los argumentos de otras películas del género como para considerarla un producto original: MOON (2009), MATRIX (1999), El ÚLTIMO HOMBRE VIVO (1971), SOY LEYENDA (2007), INDEPENDENCE DAY (1996), hasta recuerdos STAR WARS se pasean por el metraje. El el argumento hay giros y sorpresas, y la verdad empieza a barruntarse conforme avanza el film, hasta llegar a su "desvelamiento" en las zonas presuntamente contaminadas por la radiación (lo que no deja de recordad a la "zona prohibida" de EL PLANETA DE LOS SIMIOS). En realidad, el argumento va dando al espectador medianamente atento ciertas pistas que van orientandole.

Pero se le nota al argumento que está basado en una historia gráfica muy corta (15 páginas) y le falta profundidad. Entretiene, sorprende en ocasiones, pero habría requerido más trabajo por parte de los guionistas, así como corregir ciertos aspectos "rechinantes" (ver spoiler).

Resumiendo: una entretenida película de ciencia-ficción para pasar un agradable par de horas, con maravillosos paisajes y efecos especiales, actores que cumplen y una historia que, simplemente, cumple.

En cualquier caso, mucha mejor película que la infame, y por fortuna olvidada, PROMETHEUS (2012).

Ya sabemos lo que, a priori, ofrece una película firmada por un gran estudio. Inercia hacia las convenciones, caminos ya transitados, buenos efectos especiales y algún personaje acartonado que dota de "profundidad" al conjunto. Oblivion consigue distanciarse en cierta medida del ridículo seleccionando a placer los elementos argumentales de otras películas, para desarrollar una especie de puzzle aceptable. Durante sus amenas dos horas, los guionistas han conseguido que todo se equilibre de tal manera que, además de no cometer los errores y excesos rutinarios, la película se anestesia a sí misma, eliminando cualquier oportunidad de aspirar algo más. Se siente medida, equilibrada, insustancial... Una película que está matemáticamente realizada, sin más ni menos. Los personajes tienen relativa profundidad, el ensamblaje de acontecimientos y sorpresas es satisfactorio, los efectos especiales son perfectos, la realización es pulcra y anónima...

Por todo eso, lo que queda es una película algo anestesiada. Tiene ideas, y posiblemente guste su ejercicio de reciclaje a quienes desconozcan las fuentes, pero también recuerda al tipo de producto que ha limado cualquier resquicio de organicidad, que intenta contentar a todos, que hace lo imposible por disminuir el riesgo, para dar como resultado una forma impersonal que pasa pronto y no explora sus posibilidades. A ciertos niveles funciona, es interesante, y consigue implicarte, pero también cansa este medido hijo de la reducción de riesgos. Todos nos sentimos tentados a enumerar errores cuando una película no nos gusta, o a ensalzar determinada forma de perfección en aquellas películas que nos maravillan. Películas como "Oblivion" recuerdan que la eliminación de errores o su probabilidad, obsesión de un mundo dominado por la estandarización, está mucho más cerca de la banalidad, que de la "perfección".

Laten algunas ideas con fuerza en el inconsciente colectivo mundial. En los últimos años se ha consolidado un nuevo subgénero prospectivo, y no sólo hablo de zombis, que también nacen del inconsciente colectivo para caracterizar cómo vemos a las masas hoy en día. Y tampoco hablo sólo de cine; en literatura también -recomiendo una antología americana, "Wastelands", que la editorial Valdemar ha editado con el nombre de "Paisajes del fin del mundo". Hablo del fin de la civilización.

Cuando digo que se ha consolidado, me refiero a que los creadores quieren hablar de eso, y los espectadores quieren verlo. Como si de alguna forma, estuviéramos tan decepcionados y atrapados por esa nueva enfermedad que nos ha dejado la crisis -maldita depresión colectiva- que quisiéramos que todo se derrumbase de una vez. Y renacer.

Unido a esto, he detectado otra perturbación en el inconsciente colectivo del celuloide: quiere reberlarse. Cada vez más películas señalan hacia arriba, hacia los grandes despachos, hacia los poderosos, y hacia el dinero como los culpables de la debacle. Culpables que, al estar por encima de la ley, sólo pueden ser derrotados por el indivisuo normal y corriente, aunque éste sea, en caso de Oblivion, un Tom Cruise que sigue pilotando como en los viejos tiempos.

Dejo una pregunta al aire para los que la hayan visto: ¿No es acaso una pirámide el gran signo en los billetes de dólar? Ved el spoiler y os sigo contando.

Una última cosa; uno de los grandes temas de la ciencia ficción: el conflicto entre individuo y sociedad. No puedo evitar asociar el diseño de la torre de marfil y los gadgets del protagonista con una marca... la misma que manufactura lo que para mí es, sin duda, el objeto que mejor define lo que nos estamos convirtiendo: el iPhone. ¿No sabési por dónde voy? Echad un vistazo a vustro alrededor, en el metro, en los autobuses, en los parques. ¿Os dáis cuenta? si pensáis en la vida que lleva y en definitiva, en lo que REALMENTE es, seguro que estáis de acuerdo conmigo en que no es casualidad.

Y todo esto es sobre lo que he reflexionado viendo Oblivion, que me parece un señor peliculón, que está por encima, y bastante, de las películas de ciencia ficción estándares. Podemos discutir sobre su tramo final, sobre giros en el guión... lo que queráis. Pero esta historia es buena, ESPECIALMENTE el principio.

¿Wall-E con acción y disparos? Pues oye, ahí lo tienes. A mí me ha encantado, tanto el mundo de Oblivion como la historia. Y también el final, qué ostias.