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Amor y letras

Comedia. Drama Cuando el joven profesor Jesse (Josh Radnor) vuelve a la universidad, no puede evitar enamorarse de Zibby (Elizabeth Olsen), una joven estudiante de 19 años, aunque intentará luchar contra la poderosa atracción que surge entre ellos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 54
Críticas ordenadas por utilidad
23 de octubre de 2012
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ésta la segunda película como director del conocido actor de la serie "How I Met Your Mother" el espectador se llevará una grata sorpresa. En mi caso me dispuse a verla como una comedia romántica más, pero ni mucho menos se queda ahí. Aunque en ocasiones pueda parecer el guión algo pedante en general es ordenado e inteligente, y con puntos de humor inteligente de lo más sutiles.

En general, una película de lo más entretenida y sorprendente por lo positivo.
AlexNavarroSt
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1 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Josh Radnor es más conocido por ser el actor que interpreta a Ted Mosby en la divertida serie de televisión Cómo conocí a vuestra madre; pero, además de actor, es director y guionista, con dos trabajos a sus espaldas: Happythankyoumoreplease y la que hoy nos ocupa, Amor y letras.

Gracias al Club Renoir, he tenido la suerte de asistir al preestreno de esta cinta, que contó con la presencia del director y protagonista, un Josh Radnor muy cercano y amable, que sólo deseaba que los asistentes recomendaran su película en caso de que nos gustara.

Amor y letras es una película agradable, amable, con pocas pretensiones, pero que deja buenas sensaciones en quien la visualiza, saliendo de la proyección con una sonrisa en los labios.

Esta producción nos presenta a Jesse (Josh Radnor), un hombre de 37 años, que acude a su antigua universidad para acudir a una cena de homenaje a uno de sus antiguos profesores, Peter, interpretado por Richard Jenkins (The visitor).

Allí conocerá a una joven de 19 años, Zibby (Elisabeth Olsen, Martha Marcy May Marlene), con la que conectará rápidamente y con la que inicia una relación de amistad.

El problema aparece cuando se plantea la posibilidad de ser más que amigos, que preocupa especialmente al personaje de Jesse por la diferencia de edad. Al mismo tiempo, el protagonista interactúa con una serie de personajes más o menos curiosos: su insatisfecho exprofesor, un joven deprimido y con problemas, otro joven digamos intoxicado que aparecerá en momentos clave y una desencantada exprofesora.

Como os decía, Amor y letras es una producción con alma indie y ciertos toques de comedia muy agradable de ver, una cinta amable sin más pretensiones que las de pasar un buen rato en la sala de cine.

Además, tiene la suerte de contar con muy buenos intérpretes, Elisabeth Olsen, inmensa en Martha Marcy May Marlene; Richard Jenkins, fantástico en The visitor; y Allison Janney (serie El lado oeste de la Casa Blanca), como la exprofesora.

Lo mejor: una sencilla película agradable de ver, sin más pretensiones.

Lo peor: que no se haya explotado los encuentros entre el protagonista y la exprofesora, lo mejor de la cinta.

http://www.bollacos.com/amor-y-letras-o-como-salir-del-cine-con-una-sonrisa-en-los-labios/
Beatriz Jimenez
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15 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongamos que este viernes llega a nuestra cartelera una comedia romántica. Otra. La enésima. Pongamos que en su cartel promocional aparecen dos jovencitos de buen ver que lucen, tanto él como ella, una cara de enamorados que podría provocar el ataque a cualquier diabético que posara su mirada en dicha imagen. Los presuntos protagonistas se violarían mutuamente, porqué la atracción sexual, se entiende, es insostenible. No obstante, como las cámaras -y los censores- están mirando atentamente, se ven obligados a maquillarlo todo con un paripé digno de la época más endulzada de la Disney, productora que, por cierto, no hay que descartar que esté moviendo los hilos detrás del telón. Ya se sabe, los peces gordos van hacia el dinero como los tortolitos van hacia las tarjetas de felicitación en el día más romántico del año.

Qué asco... Pongamos que este viernes podemos comprar entradas para una película titulada 'Amor y letras', título que, por supuesto, poco o nada tiene que ver con el original (en este caso, 'Liberal Arts') y que en su póster podemos a dos estrellitas emergentes del panorama... Hollywood? ¡No! ¡Esto jamás! Mejor dicho: ''Esto, de momento, no.'' Cierto que él ha debido romper incontables corazoncitos de niñitas en todo el mundo; cierto que ella ha debido alimentar más de una sesión de onanismo intensivo por parte de mandriles de todas las razas y procedencias... pero sus caritas angelicales siguen sin estar estrictamente vinculadas a un nombre que venda portadas de revistas. Lo que es seguro es que todavía no se les relaciona con un nombre real. En efecto, todo apunta a que vamos a oír hablar más de ''Ted Mosby''que no de Josh Radnor, quien vuelve a la gran pantalla, después de 'HappyThankYouMorePlease', y repite como protagonista... y como guionista... y como director.

Así pues, no estamos en las soleadas colinas hollywoodienses... pero casi, aunque esto último no pueda decirse, o sí, pero con la boca muy pequeña, para que apenas se oiga. Dejémoslo en que estamos en aquellas latitudes del indie donde no se sabe del todo bien si los que se busca es lo -como dictan los cánones- ''alternativo'' o, y esto a algunos les duele, lo ''comercial''. El debate estrella en el seno del cine independiente, tan necesario como evitado, entra de nuevo en escena. Lo peligroso es que en el intercambio de argumentos hay mucha pose camuflada; mucho atrincheramiento previo que se corresponde única y exclusivamente al hecho de mostrar una imagen pública, pero lo cierto es que dicha discusión no es snobismo, ni mucho menos, es la quizás demasiado dolorosa constatación de una realidad.

En otras palabras, y retomando la película que ahora mismo nos concierne, ¿es posible hacer una comedia romántica (con toda seguridad, el género cinematográfico actualmente más pervertido) yendo en dirección contraria del tan putrefacto mainstream? ¿Alejarse de la citada corriente principal es la única manera de salir de la experiencia conservando algo de dignidad? Si la respuesta es sí, entonces ¿cuál es el camino para manufacturar un producto que, siendo distinto, pueda seguir siendo accesible al gran público? Las respuestas, y más preguntas, en 'Amor y letras', película que, como todas en las que se deja ver Radnor (un autor, por cierto, muy en la estela de todo lo que implica Zach Braff), desprende el inconfundible carisma del indie más acomodado.

Esto es, aquel en el que la reivindicación de lo diferente se encuentra donde la gente presta más atención: en la superficie. La elección de la música, de los actores (simpáticas estrellitas quizás no de primera división, pero sin lugar a dudas con proyección-a), así como el de los escenarios en los que se desarrolla el enamoramiento de turno, se aleja de la mayoría de las elecciones y los lugares comunes tan visto en este tipo de escenario, pero a la vez cae en la trampa de asentarse en un terreno que, curiosidades de la industria -sí-, empieza a resultar demasiado familiar. Si dicha circunstancia no se interpreta como un handicap insalvable, entonces y solo entonces puede descubrirse la verdadera y fresca -pero no tanto- esencia de un filme que no inventa ni tampoco ofrece alternativas serias, pero sí tiene la sincera voluntad (más importante aún, la firme convicción) de hacer pasar una buena hora y media al espectador ofreciéndole algo más que la ración habitual de fast-food.

De ahí al filete hay una distancia insalvable, al menos para Mr. Radnor, pero la química que éste muestra con el resto del reparto a sus órdenes (no solamente con su pareja oficial de baile, una muy entonada Elizabeth Olsen, sino también con secundarios de lujo entre los que encontramos desde el siempre eficiente Richard Jenkins al sorprendentemente divertido Zac Efron), el ingenio y agudo sentido de la comicidad de los diálogos y la contundente conclusión de que la obra magna de Stephenie Meyer sea con toda seguridad la mayor basura en toda la historia de la literatura, muestran el suficiente buen gusto y, por supuesto, encanto quizás para que el salto de fe imposible entre la hamburguesa pre-cocinada y el plato de cinco estrellas sea, esto sí, muy agradable. Lo seguro es que, visto lo visto, el susodicho filete a precio popular tiene un aspecto muy aptetitoso.
reporter
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22 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película flojita que se deja ver por algunos detalles de humor, aunque también se abuse de los silencios y los paseos nocturnos. Los personajes son poco creíbles, no hay química entre ellos y falta mucho trabajo de guión, con algunos secundarios cuya excentricidad destaca demasiado pero que no tienen una función clara más alla de subrayar lo ya obvio. Los tópicos se repiten en una película presuntamente anti-comercial (se critica la saga "Crepúsculo"), pero que no aporta ninguna novedad técnica ni originalidad argumental (y que, por tanto, no se distancia mucho de lo que critica). Lo único a su favor, y eso se lo reconozco a pesar de su conservadurismo, es lo que ya debo explicar en "spoiler".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
willyimagine
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24 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho esta película. Con unos diálogos ágiles, aborda cuestiones diversas como la lectura, el aislamiento de la realidad, el sexo y las relaciones entre personas de diferente edad y experiencia vital, el envejecimiento/jubilación y la dificultad de adaptación y aceptación, la depresión, la música, el amor...
El protagonista vive inmerso en la lectura, lee de forma compulsiva y al parecer sin que le guste necesariamente lo que lee, y vive por ello algo alejado de de la realidad, hasta que se encuentra con la joven Zibby con motivo de la jubilación de un antiguo profesor. A partir de este argumento se abordan numerosas situaciones sugerentes: el envejecimiento, la madurez, la jubilación, la lectura, la literatura, qué nos aporta y qué buscamos en una relación, la inadaptación, vivir la realidad sin evadirse/aislarse en la lectura, la nostalgia, todas engarzadas en un guión que se va desarrollando de forma creo que no tan fácilmente previsible como en las comedias al uso (aunque mi experiencia en comedias USA es escasa, ya que no suelo ver ninguna, por resultarme pueriles, facilonas e hiperedulcoradas).
Creo además que queda bien resuelta, sin que sea tampoco de una novedad transgresora en este aspecto. Realmente deja un muy agradable sabor de boca cuando finaliza, y muchas ideas sobre las que continuar su disfrute comentándola con amigos/as. Da juego para ello, por lo que la considero muy recomendable para pasar un rato muy entretenido y agradable con aportaciones muy sugerentes e interesantes.
Big Fish
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