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Los ilegales

Thriller. Drama Chicago, en la década de los 30, cuando la Ley Seca (1920 a 1933) todavía sigue vigente Estados Unidos, los hermanos Bourant se convierten sin querer en contrabandistas de alcohol. En la tierra de las oportunidades no siempre es fácil ganarse la vida y hacer fortuna, sin embargo, estos hermanos fabricarán whisky casero y tendrán que ser astutos para que el agente especial Rakes y las autoridades no los descubran. (FILMAFFINITY)
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
10 de febrero de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un reparto excelente para una realización mediocre. Eso es lo que me ha parecido esta película, que contiene uno de los tiroteos más absurdos que he visto en cine.
Tener a tres estrellas no es suficiente para levantar una historia, que a pesar de estar basada en una historia verídica no resulta creible. La caracterízación de los personajes, sobretodos los antagónicos, es completamente exagerada. Guy Pearce parece que se ha tomado más alcohol que el que pretende quitar de la circulación.
Jessica Chastain, una vez más, preciosa, por exigencia del guión y sin él.
waldeker
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29 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa frase define la buena calidad de los diálogos que desempeñan Tom Hardy y Shia LaBeouf como buenos ejemplos en la cinta de Hillcoat. Una película que ha tardado casi tres años en llegar a España y que por fín la he podido disfrutar doblada y la verdad es que me ha sorprendido. Sin ser una maravilla me ha resultado un agradable thriller con tintes dramáticos y aunque le falten escenas espectaculares que definan una gran película si hay un alto nivel por parte de los personajes en especial de Shia LaBeouf quien desempeña a mi parecer de las mejores actuaciones de su carrera. Hillcoat aprovecha bien los personajes, pese a los escasos minutos de Gary Oldman y de Guy Pearce saca lo mejor de hasta un desconocido Dane Dehaan que ahora está siendo muy cotizado. Un reparto muy conocido y estupendo que brilla gracias a la potente puesta en escena aunque bien es cierto que en manos de un director más arriesgado y valiente podría haber sacado una cinta más realista y menos fantasiosa que en su atropellado y a la vez intenso tercer acto. Le sobra algo de metraje pero lo solventa gracias a la acción desmedida de vez en cuando. Una banda sonora más a la altura podría haberla también intensificado más en su grado de emoción.
En definitiva, Lawless es una buena película de gangsters como la etiquetaría yo, pero su grado de emoción y espectáculo se basa en una venganza contínua que finalmente no desemboca en algo fuera de lo convencional.
StarNine27
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20 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegué un poco por casualidad hasta esta película: alguien me la recomendó, pues no la conocía, a pesar de los interesantes nombres que aparecen atados a dicho proyecto, desde el director John Hillcoat (realizador de las excelentes "The Road. La carretera" o "La propuesta") hasta el músico Nick Cave, firmante del guion, pasando por los protagonistas (Shia LaBeouf, Tom Hardy, Jessica Chastain, Jason Clarke...).

Curiosamente, es la adaptación de una novela de Matt Bondurant, nieto de Jack Bondurant, llamada "The Wettest County in the world", en la que el autor narra las andanzas de su abuelo y de sus dos tíos abuelos.

Casi tocando a su fin la época de la ley seca en los EUA (mira que hay leyes absurdas e ineficaces), en el año 1931, en el condado de Franklyn (Virginia), todo hijo de vecino se dedica a destilar alcohol, hecho que propicia que se le conozca, con cierto recochineo, como el condado más húmedo del mundo. Ahí, en medio de este ilegal y lucrativo negocio, hallamos a los tres hermanos Bondurant, Howard, Forrest y Jack, que, en sus ratos libres, se dedican a la fabricación de whiskey y brandy casero.

Hasta ahí llegan, procedentes de Chicago, el fiscal del estado, Mason Wardell, y su agente especial, Charlie Rakes (un esperpéntico y acojonante Guy Pearce), con la "intención-a-priori" de ponerle freno a ese negocio ilegal, siguiendo los dictados de la ley. Pero, como ocurre con demasiada frecuencia, estos hombres de ley quieren aprovecharse de los "paletos" y quedarse con una parte del botín a cambio de hacer la vista gorda. Pero sus intenciones poco honorables chocan de frente con los duros Bondurant, cuya mala hostia y legendaria estela, no está para rendir pleitesías a nadie y menos a estos corruptos.

Los tres hermanos aparecen por primera vez en pantalla como tres chavales, en un prólogo que sorprende por su estampa de violencia gratuita contra un animal indefenso. En realidad, no entiendo a qué venía ni qué sentido tiene. Dicho esto: la historia se inicia con la voz narradora de Jack, el hermano menor que interpreta Shia LaBeouf, introduciendo a sus dos hermanos mayores, con los rostros ya reconocibles de Jason Clarke y Tom Hardy.

El protagonismo recae sobre los hombros de LaBeouf que, sin duda, carece del carisma de sus compañeros. Sin embargo, el chaval resulta creíble y no lo hace mal, interpretando a alguien que intuyes que en el fondo es un poco papanatas (aunque se las dé de listo), siendo el hermano más débil físicamente pero el más ambicioso.

Los otros dos, sobre todo Tom Hardy, se le comen la tostada en los tú-a-tú, y eso que Hardy está más silencioso y comedido que nunca como Forrest, porque con su físico post-Bane, si lo dejan un poco suelto, se come la peli. Clarke, como Howard, es el mayor y más impredecible, con una fuerza bruta casi incontrolable.

El caso es que John Hillcoat firma una película interesante y entretenida, un poco por debajo de sus obras más logradas en las que situaría "The Road. La carretera" y "La propuesta". Que no esté a la altura de éstas no significa que no sea una buena película, lo es. El guion de Nick Cave, que, al parecer, en su día escribió una posible segunda parte de ¡Gladiator!, funciona bien, dando más cancha a las andanzas de Jack y dejando en un segundo término el interesante rifirrafe entre Forrest y Charlie Rakes, para mí el auténtico atractivo de la película. Su primer cara a cara crea unas expectativas que, a mi modo de ver, se quedan un poco apartadas.

Se podría decir que la cinta se mueve acertadamente entre el western y el cine negro, usando elementos de uno y otro en una especie de cóctel, que funciona. Introduce además algo que me pareció muy interesante y es el elemento mítico y legendario que acompañaba a los hermanos, sobre todo, a Forrest, como si se tratara de una historia realista con atractivas dosis de realismo mágico. Hay momentos de una calidad cinematográfica innegable que te dejan sin respiración, propiciados por algunos de los actores que son excelentes y por la mano innegable de John Hillcoat dotado para este tipo de cine. Hay momentos para reírse, pero también los hay para pasarlo mal (el uso de la violencia es extremadamente brutal) y, en definitiva, también para cagarse en todo.

Entre los momentos más logrados (aunque provocan que se aparte la vista de la pantalla), están las palizas o agresiones de las que son víctimas algunos de los personajes. Hillcoat tiene una especial habilidad para trasladar a la pantalla un sinfín de detalles que te dejan el corazón encogido y el estómago revuelto.

La banda sonora, repleta de temas brillantes, merece especial mención, al igual que las aportaciones de Mia Wasikowska y, sobre todo, de Jessica Chastain, que como Charlie Rakes, es una extraña "entre nosotros", que acaba demostrando lo excelente actriz que es con un papel que a priori no parecía ofrecerle mucha cancha.

El papel de Guy Pearce es pretendidamente odioso y, por tanto, acaba cayéndote mal de buenas a primeras, deseando que los tres hermanos, aunque también delincuentes, terminen poniéndole en su sitio. El final, rodado con solvencia y emoción, un poco apresurado pero coherente, llega para confirmar lo que veníamos intuyendo desde el principio: el buen hacer de Hillcoat, de los actores...

Una película entretenida, que funciona bien. Basada además en hechos reales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sémele
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28 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La represión de la Ley Seca

Ambientada en los años 30, Lawless (Sin Ley) nos adentra en unos Estados Unidos en plena época de la Ley Seca. Una época policial y violenta, donde la miseria está a pie de calle y la represión sacude con fuerza a los que menos tienen. A veces hay que mirar al pasado para entender mejor nuestro presente. Tiene un formato que aúna la estilización de la violencia del cine negro scorsesiano, con el tono épico del western clásico. Nos encontramos ante una película injustamente maltratada y ninguneada por la crítica, que pasó de puntillas por la taquilla y que, a menudo, se juzga con la actual mirada censora de la corriente bienpensante que nos invade.

Solo por contemplar a un reparto que te quita el hipo, ya es una película que merecería toda nuestra atención. El guion está escrito por el polifacético músico Nick Cave, que también compone la banda sonora junto a Warren Ellis (Wind River, Comanchería). El relato nos sumerge en esa América profunda, árida y salvaje, donde la testosterona se izaba como bandera para infundir autoridad.

Se inspira en unos hechos verídicos cargados de la inevitable heroicidad que lleva emparejada la glorificación del mundo criminal en el cine. Los protagonistas son unos testarudos hermanos, contrabandistas de alcohol destilado por ellos mismos, que se enfrentan en plena Ley Seca a políticos y policías corruptos. La película los convierte en un símbolo de la lucha por la libertad y contra la represión policial.

*Cine de gángsters con sabor a western clásico

Nick Cave no rehuye los tópicos del género en su libreto, es más, se sirve de ellos con gusto e inteligencia. Demuestra una poderosa cinefilia que bebe de los clásicos de los años 40-50, pero también de cineastas como Coppola, De Palma o Scorsese, en sus incursiones en el cine gangsteril. Lo que hace en su guion es reutilizar las enseñanzas de esos grandes maestros del western y del cine criminal, ofreciendo una versión modernizada y que se siente actual.

En Lawless (Sin Ley), la espiral de violencia es primitiva e inevitable. El director John Hillcoat, aquí en estado de gracia, nos la sirve con pinceladas de una brutalidad visual explícita, pero siempre dentro de una narrativa clásica terriblemente reconocible y efectiva. No busca la originalidad, ni inventar nada nuevo. No lo necesita. Prefiere saborear y homenajear una época para emparentarse con grandes obras del cine que lo hicieron antes que él.

*Un reparto de lujo

En Lawless (Sin Ley), destaca la cuidada ambientación y su puesta en escena, así como la espléndida fotografía de Benoît Delhomme. El producto final tiene un gran acabado técnico que, sin encontrar la emoción necesaria para convertirse en un film de referencia, sí que está muy por encima del cine contemporáneo que semanalmente llega a nuestras carteleras. Así que merece ser reivindicada.

Además, Lawless (Sin Ley) está repleta de interpretaciones destacables. Desde la sobriedad de Tom Hardy, el carisma de Shia LaBeouf o el magnetismo de Jessica Chastain y Dane DeHaan, hasta la afectada y brillante actuación de Guy Pearce, encarnando aquí, de forma casi irreconocible, a uno de los villanos más repulsivos que nos ha dado el cine de los últimos años. Junto a ellos, algunos secundarios de lujo más desaprovechados como Gary Oldman o la camaleónica Mia Wasikowska.

*Conclusión

Lawless (Sin Ley) es cine negro planteado como un western. Está dirigida por el australiano John Hillcoat, con guion del músico Nick Cave, que adapta la novela de The Wettest County in the World de Matt Bondurant. Según reza en los títulos iniciales y en una fotografía que aparece al final, es una historia basada en hechos reales. La película nos sitúa en los años 30, durante la Ley Seca, en unos Estados Unidos regidos por la violencia y la imposición.

Con un reparto de auténtico lujo y una cuidada ambientación, Hillcoat nos retrotrae a la épica del género criminal que tan bien reflejaron cineastas como Scorsese o Coppola, con elementos visuales en el tratamiento fotográfico que la acercan más a los Bonnie y Clyde de Arthur Penn o a las Malas Tierras de Terrence Malick. Lawless (Sin Ley) es una película sólida y brillante que, sin tener que reinventarse bajo ínfulas estéticas que la hagan sentir vanguardista, demuestra que aún es posible hacer un cine de corte clásico bajo la estela irrenunciable de sus poderosas influencias cinematográficas.

Escrito por Daniel Farriol
Cinemagavia
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20 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué grandes actores, pensé. Del año 2012 y se me pasó ir a verla, me dije. Jessica Chastain, que me encanta. Guy Pearce, el otrora mítico Pearce. Y, sobre todo, Tom Hardy, un descubrimiento en los últimos tiempos. Y si bien Mia Wasikowska y Shia LaBeouf, sobre todo este último, no son santos de mi devoción, les reconozco su gran tirón y que tienen su público. La veo ahora, en vídeo, 3 años después del estreno. Y a la media hora ya entiendo porqué no fui a verla cuando la estrenaron, porqué no había oído hablar de ella. Es una película vulgar, no se sabe si el director pretende que sea un western, una película sobre la mafia o qué. Tiene ratos casi de cine de terror, vaya. Los diálogos, muy flojos.. La acción, basada en hechos reales, dicen, es poco creíble. Los tres hermanos protagonistas son invencibles, nada puede matarlos, Jason (Viernes 13) parece mucho más vulnerable... No te crees lo que pasa, y lo que es peor, te da igual lo que ocurra, no logras simpatizar con los personajes, mal presentados por el director. El de Guy Pearce es increíblemente increíble, entre la risa y el espanto. Tampoco hace mucho el director por dotarlos de interés, conste. Y Tom Hardy, Dios, para mí el peor de sus papeles hasta la fecha. No se sabe porqué tanta economía de palabra y de gesto. Ese gesto adusto le acerca a Rain Man o similar, alejándole de Clint Eastwood en el Jinete Pálido, que intuyo debe ser su modelo. El final de la película, patético y sorprendente, con gente que sale indemne tras un tiroteo que mataría a 100 séptimos de caballería. En fin, una mala película que desperdicia a grandes actores. Tendrían que multar a John Hillcoat, como mínimo.
melchorin
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