La tiendita de los horrores

Humor negro de alto voltaje que R. Corman dirige como un proyecto sencillo pero cargado de sutileza bajo la apariencia de comedia intrascendente, algo rudimentaria y de carácter alocado.
El dominio de la cámara es absoluto, la sugestión de los planos causa asombro y la viveza de la escenas convierte la narración en un ejercicio cinematográfico sólido y solvente.
El director parece residir en un Olimpo por encima del bien y del mal y, una vez más, eleva el listón muy por encima de lo convencional.
Combina las propuestas del azar con un argumento completamente surrealista y la ingenuidad con lo más sofisticado para que el efecto de los contrastes resulte conmovedor y chocante.

Maravillosa subjetividad la que se enrosca en la libertad de uno como una planta de ésas que se enroscan.

Divertido el hecho de valorar algo tan popular como una película y ver qué opinan los demás de ella.

Original, siempre, el formato de Filmaffinity, con todos esos detalles, esos tours, esos enlaces, esa heterogenea lista de críticos aficionados, muchos de ellos...

...magníficos.

Que califican esto con una media de 6'8.

Yo opino: esta tienda y su entorno no es maravillosa ni divertida ni original ni magnífica. Es espeluznante, es una mierda blanquinegra. Y, yendo más allá, diré que a mi Corman en realidad me aburre, aun con su mérito artístico y su virtuosismo financiero.

Aun con una cierta simpatía hacia su aventura.

Una planta que come hombres, un hombre que come plantas, una señora a la que siempre se le muere algún familiar, un dentista que se venga de sus pacientes provocándoles dolor… desde luego el guión de La tienda de los horrores es ingenioso. Otra cosa es que sea buena. Aunque catalogada como serie b, hay varias razones que la convierten en imprescindible para cualquier cinéfilo: un guión ingenioso, divertido, original, que garantiza risas, o ver la primera actuación (breve pero indudablemente graciosa) de Jack Nicholson son básicamente sus argumentos.

No brilla por su calidad, ni por sus interpretaciones, pues la verdad es que son bastante malas, y se ve una clara falta de medios. Hay que verla sin pretensiones, como lo que es, una comedia absurda y delirante. Comprendo perfectamente que haya gente que la puntúe muy bajo, pero a mí, la verdad me ha divertido mucho. Entiendo que es tonta, que es boba, pero también entiendo que lo es a propósito, que busca serlo, y que esta es la razón por la que el paso del tiempo la ha convertido en auténtica película de culto. Quizás la primera película frikie de la historia.

Compré esta película a 1 euro y sin embargo me ha merecido más la pena que una hamburguesa de 1 euro en un Burger King. Seguramente todos hayamos pensado que al ver esta película era una pérdida de tiempo, pero yo por lo menos me equivoqué. Sin duda, es de las mejores películas de serie B de la historia. Es una trama tan sencilla en un espacio tan pequeño con unos personajes increíbles. Seymour, un chico inseguro que quiere conquistar a la ayudante de Gravis Murshnick, el dueño de la pequeña floristería que sólo se mueve por el dinero y por su ayudante, Audrey. La vieja que llora por las muertes de todos sus seres familiares más lejanos, el hombre que come flores al punto de especias, la madre más hipocondriaca respecto a la cocina y el dentista sádico son unas personalidades que no se encuentran en cualquier película y son realmente divertidas. También cabe destacar el primer papel de Jack Nicholson como un loco paciente amante de la odontología. Es una película que me ha encantado y que para ver con amigos para entretenerse y reírse es perfecta.

La tienda de los horrores, cuyo título verdadero es La pequeña tienda de los horrores, como la versión que se hizo en los 80, hay que verla con indulgencia, entendiendo que no es una película para deslumbrar, tan sólo para descolocar un poco y que la gente sonría.
El efecto de esta obra del extravagante señor Corman en los espectadores, es, sencillamente, no dejar indiferentes, aunque hoy día si la pones en un multi cine, seguramente la peña, a los 10 minutos, o lo quema o se sale.
Esta película no es más que un trabajo experimental de un cineasta y sus amigos.
Hoy, una persona normal (normal es difícil de encuadrar, pero se entiende) en su fuero interno pensaría con toda honradez que si en el film tiene algún mérito, dicho de otra forma, si es mérito real tener mucha cara para sacar adelante esta idea de argumento, llevarla a su término y exponerla al público (ojo, algo importantísimo).
Lo que pasa es que lo que no hay que tener en cuenta es el guion, sino el trabajo de realización y, éste no es más que sencillamente correcto.
El guion se apoya en un humor caricaturesco, exagerado, que ni siquiera hay que valorar, como digo, sino fijarse en escenas como la del atropello por el tren del borrachín y otras bien resueltas y luego juzgar.
Tal vez en aquellos años tuviera su punto.
Película para estudiosos, cines club y floristerías.