Memorias de una geisha

Sólo se me ocurre una palabra para definir esta película: superficial.
Me he leído el libro, y no es que me pareciera una obra maestra, pero por lo menos era un intento digno de acercarse al mundo de las geishas. Desde la ficción, lógicamente, pero digno y respetuoso.
Esta película tiene un tufillo holliwoodiense, que se nota desde el principio pero llega a cotas inaguantables a medida que se adentra en la historia de amor de la geisha y el presidente. Las últimas escenas son de vergüenza ajena, de telefilme barato o comedia romántica para adolescentes, más que de una pélícula que al parecer aspiraba a ganar varios Oscars.

Muy lamentable. Sólo se salvan el trío de protagonistas, muy correctas (todo lo que les permiten sus personajes)

Estaba esperando con muchas ganas esta película. Hacía poco que me había leido el libro y estaba maravillada. Sorpresa la mia cuando al verla puedo observar una película que, a parte de no tener ni pies ni cabeza, no se corresponde en nada con el libro. Quita protagonismo a los personajes más importantes de la historia de forma que la película deja de tener sentido alguno. Recrea escenas muy absurdas y como nuevamente digo sin sentido. A mis ojos han destrozado completamente una historia preciosa y que en pantalla podría haber sido mas maravillosa aún. No comentan nada a cerca de lo que es realmente la vida de una geisha. Lo exponen todo tan rápido que ni se puede apreciar.
La escena que mas me impactó fue la que precisamente tanto comentan los criticos y la ponen de apoteósica. en la que sale Sayury bailando. No tengo muchos conocimientos de lo que es una geisha pero para empezar, las geishas son delicadas en sus movimientos y no tan bruscas como ahí aparece y creo que siendo aprendiza lo unico que pueden hacer es observar y aprender. No bailar.
Me ha decepcionado bastante y sinceramente, animo a todo el mundo a que se lea el libro y que no se deje decepcionar por una película que no tiene nada que ver con éste.

Geishas, sumo, templos sintoístas, cerezos en flor, kimonos, ceremonias del té, farolillos de papel, sake, ricksaws y wagasas; arquitectura, costumbres, música, danza, caligrafía, ritos y demás del Japón, país de una cultura tan rica y alejada como fascinante a ojos occidentales. Rob Marshall le da un barniz hollywoodiense pero aún así, o puede que gracias a esto, consigue transmitirnos el alma tradicional nipona, a partir de la novela homónima de Arthur Golden publicada en 1997. "Memorias de una geisha" respira belleza en su impecable puesta en escena. Seis nominaciones, entre ellas a la banda sonora, y tres Oscars para premiar con justeza su deslumbrante fotografía, vestuario y dirección artística. En este sentido, cuenta con alguna secuencia de una plasticidad asombrosa como es el caso del baile bajo la nieve que me ha puesto la piel de gallina. Incluso la historia tiene un buen comienzo con esta chiquilla que te parte el corazón.

Entonces, ¿Qué pasa con la nota? Pues que junto a los aciertos cuenta con errores, algunos graves. El primero es que como drama personal-histórico pasa de puntillas, olvidándose, por ejemplo, de una hermana perdida o de una guerra mundial que se ventila en un par de minutos. Me da coraje porque tiene un marco idóneo para una historia de amor épica, una época turbulenta pero apasionante del Imperio del Sol Naciente, desde 1929 a finales de los 40, junto el desarraigo de los personajes. Pero con tanta rapidez, por ejemplo, el enamoramiento exprés, causa un poco de irritación. Segundo, eso de poner a chinas haciendo de japonesas es difícil de perdonar, sobre todo porque parece validar la irritante afirmación de "todos los orientales son iguales". Pues no y se nota. Pero es peor lo tercero: las geishas no son prostitutas. Es tal la calumnia que se vierte, como en las inventadas subastas de virginidad, que hubo hasta demandas.

A veces en los Oscars aciertan, aunque bien es cierto que no recuerdo quienes optaban a las estatuillas que se llevo esta película. Vestuario fiel y buena fotografía (quizá el colorido de las imágenes nos engañe un poco con respecto al verdadero valor de la fotografía); de la dirección artística pues no es que controle, la verdad.

Por lo demás, enorme decepción. Por un lado te dirán que ser una geisha era lo mejor para una mujer de la época; por otro lado, lo criticarán, aunque más por las formas y los medios en los que se pasa a ser una geisha, que por el hecho en sí: explotación, servidumbre, abusos, desigualdad... Todo esto prácticamente omitido.

Y por supuesto en toda la película no encontrarás referencias culturales alguna, ni en el presente ni hacia el pasado. ¿Para qué, si podemos poner una historia de amor como medio conductor para no contar nada? Mierda de Hollywood.

Después de un principio bastante esperanzador donde la enorme interpretación de la pequeña Suzuka Ohgo (la menor de todo el reparto y la que mejor jugo le saca a su papel) obra como principal vehículo para trasladarnos a la infancia de Chiyo y la dirección de Rob Marshall es bastante acertada en la mayoría de sus aspectos, el realizador de la anterior Chicago no consigue darle el rumbo adecuado a su cinta que, después de un primer tramo prometedor, se pierde en un cúmulo de pastiches y previsibilidad que sumen la obra en la más absoluta mediocridad.

Cierto es, que la realización es impecable, una fotografía excelsa, unos decorados muy logrados, un vestuario excelente y una banda sonora logradísima son algunos de los pilares de esta obra que, sin quererlo, cae en los personajes más tópicos que se puedan hallar en un film y momentos de lo más predecible. Además, algunos de sus personajes carecen de la suficiente personalidad y sufren una transformación tan inadecuada como poco creible.

En apartado de actuaciones, a parte de la ya mencionada Suzuka Ohgo, cabe destacar también a Michelle Yeoh que logra una buena interpretación, las demás están a la altura de una película demasiado mediocre que solo alcanza sus mejores cuotas en su inicio.

En definitiva, un film demasiado previsible, carente de profundidad y vacuo como para poder ser algo digno o interesante de ver. Solo resaltan sus aspectos técnicos, pero para eso, ya tenemos miles de cintas al cabo del año pululando por Hollywood mucho mejores que esta.