La máquina de bailar

Santiago Segura es un tío que me cae simpático, pero como cineasta y actor hay que reconocer que tiene un currículum pésimo. Su filmografía está repleta de múltiples 'Torrentes' llevados a contextos diferentes. No sé cuáles eran sus intenciones cuando comenzó a meterse en esto del cine, pero fueran cuales fueran ha quedado más que claro que hace ya tiempo que las sustituyó por el humor zafio, asqueroso y nada currado. "La máquina de bailar" no es si no otro ejemplo del montón de mierda que es el cine español y de la poca consideración que se tiene hacia el espectador, aunque quizá sea una consideración justificada puesto que tanto Segura como sus colegas se ganan las pelas fácilmente con subproductos como este que hacen gracia al personal (¿?) en los que cuanto más repugnante y estúpido sea el chiste en cuestión mejor.

A lo que voy, que esta es una de las peores películas que he visto, jamás entenderé cómo se puede obtener el presupuesto necesario para llevar a cabo semejante argumento. El ¿guión? es tan patético que me está dando vergüenza escribir esta crítica y se sepa que la he visto. José Corbacho apesta, humorista sobrevalorado que tuvo su pequeño momento de chispa con el programa "Homo zapping". No me voy a poner a enumerar los fallos que tiene la película porque su principal fallo es la propia existencia. Intentar rescatar algo positivo es un quimera. Solo es recomendable para torturar gente.

Por supuesto que no es una gran película, y que tiene muchas lagunas, pero tiene su encanto. Como película friky es mucho mejor que otras de su género. El personaje de la chica es todo un hallazgo.

Sin duda alguna, la película de Óscar Aibar no es del todo mala. Los productores Aibar y Cobeaga han tenido algunas buenas ideas pero unos cuantos errores han hecho que la máquina de bailar sea un fracaso en toda regla.
El reparto es flojísimo: Segura, que no es mal cómico decide hacer el cafre con un personaje horrible como es su Johnny. Y es que además de lo estúpido que es ya el personaje de por sí, encima Segura fuerza cada una de sus frases para que sea aún peor. Vilches y Corbacho tampoco están muy allá siendo lo más gracioso la breve aparición de Nacho Vigalondo.
Además también sale Mortadelo haciendo el cafre y con uno de los peores personajes del cine español.
Además de que cuando el guión quiere ser vulgar da bastante pena y por lo general algunos chistes (los de Segura o Corbacho) no son muy buenos.
Y es que el film es eso un par de escenas con un Happy End. Aunque por momentos se nota algo de la magia de Cobeaga.
Por suerte el film no dura mucho, pero si Santiago Segura no estuviese en el proyecto tendría un aprobado por mí parte seguro.

Interpretar es dar a un personaje un contexto y una realidad ficticia pero con un sentido de la realidad. Vamos.....Una imitación a la vida como se dice. Dejando a un margen los jóvenes, todos los mayores de edad de esta ¿película? se limitan a imitar estereotipos de películas americanas pero traspasando continuamente la línea entre lo que es comedia y lo que es drama. Un cachondeo vamos.
El guión es penoso. Los personajes no tienen ningún peso específico, incluidos los protagonistas. Hasta lo más elemental en un actor, la dicción, está ausente.
El argumento va de un lado al otro y en general la cosa promete.....aburrir.
El señor "Torrente" que siga interpretando a Santiago Segura (o era al revés) por mucho tiempo, pues es intérprete monotemático pero perfecto en ese papel, y que deje el cine para los que saben.
No basta con ponerle ganas.

Hace buenas las pedorras películas de la guerra civil o las protagonizadas por el adolescente guapito de turno. Un bodrio que no sirve ni para pasar el rato.
Para ver una película sobre perdedores que van a triunfar me quedo con la mítica "Teen wolf" o el clásico "Regreso al futuro".
Con este material se hace imposible defender el cine patrio y como con cualquier negocio, si no genera beneficio, cerramos el chiringuito y a otra cosa.

Que poca gracia tienen los actores y el guión. Da vergüenza ajena.
Le doy un punto extra por recordar esa gloriosa época de los salones recreativos.