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Los ritos satánicos de Drácula

Terror Londres, años 70. El inspector Murray de Scotland Yard, investigando unas extrañas muertes, llega a la conclusión de que se enfrenta a un caso de vampirismo. Decide entonces pedir ayuda al profesor Van Helsing, famoso investigador experto en la materia y desacendiente de un famoso cazador de vampiros. Al parecer, los asesinatos están relacionados con una secta satánica de la que forman parte destacados miembros del gobierno de Su Majestad. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
30 de julio de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película hermana de "Drácula 73" (Dracula A.D. 1972, 1972), con la que comparte el mismo director, Alan Gibson (dedicado preferentemente en su carrera al medio televisivo), el mismo guionista, Don Houghton, los mismos actores protagonistas, Peter Cushing y Christopher Lee, y la misma productora, Hammer Films, "Los ritos satánicos de Drácula" es un nuevo intento de la Hammer, como la otra película mencionada, de atraer a un público joven, y de actualizar el mito del Conde Drácula, en unos años en los que, al otro lado del Oceáno Atlántico, en el cine estadounidense, el vampirismo también sufría, o disfrutaba, una cierta actualización y revalorización.

El resultado, como en "Drácula 73", es poco satisfactorio, ofreciendo un cóctel de brujería, satanismo y vampirismo que no convence mucho. Modas de esos años, como el uso del objetivo de gran angular, o los motoristas con zamarras de pastor, son hasta simpáticas por su valor "vintage". Drácula está ahora al mando de un gran grupo empresarial, y el vampirismo de toda la vida se intenta trascender a través de una trama con conspiración, en la que está en juego la vida de toda la humanidad. No obstante, el componente apocalíptico de la trama apenas se desarrolla, y la mezcla de elementos novedosos (la guerra bacteriológica) y clásicos (el enfrentamiento entre el bien y el mal) no cuaja, por lo endeble del guión, que a veces parece el condensado de una serie de TV. Las lecturas que se podían haber desarrollado en torno a la ironía de que Drácula sea ahora un magnate del mundo empresarial (por aquello de que chupa la sangre de un modo más sofisticado a los vivos) no se desarrollan, por desgracia.

Con esta obra acaba, creo, la serie de películas sobre Drácula que produjo la Hammer, eso sí, de una manera poco gloriosa. Al menos, la música de John Cacavas no está mal.
Pedro Triguero_Lizana
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30 de diciembre de 2020
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Última película producida por la Hammer del famoso vampiro. Una pena, pero la verdad es que si la intención era reflotar el personaje, menudo batacazo se dieron.
La película es mala de solemnidad. Y eso que el comienzo con un ritual de una secta satánica con personas muy influyentes en ella (como un ministro, un general, etc) no iba mal descarrilada, pero el posterior cocktail con Dracula, los motoristas en plan guardias de corps a lo James Bond, Scotland Yard, las vampiras ligeras de ropa, etc. es sencillamente descabellado.

Aquí la Hammer reúne de nuevo a dos mitos como Christopher Lee y Peter Cushing, que tanto rédito les produjo en la década de los 50 y 60. La aparición de Christopher Lee es bastante escasa. El y Peter Cushing intentan poner algo de oficio en esta historia llena de incoherencias, y un guión deshilvanado, que parece haber sido hecho con retazos al estilo Frankestein. Es difícil salvar algo de esta película, que constituye una muy triste despedida. Me imagino que los que pagaran la entrada de cine se sentirían defraudados; a no ser que sea uno muy fan, no hay por dónde cogerla.

Como en “Dracula 73”, la predecesora de ésta, la acción se traslada al Londres del siglo XX en un intento de actualización de Drácula, convertido en una suerte de magnate empresarial –totalmente tronchante, por no decir esperpéntico-. Sacar a Drácula de su época y su ambiente gótico con una falta de ideas tan evidente no parece lo más acertado.

Está claro que todo está bastante influenciado por la época en que está rodada (1973), con investigaciones policíacas, espías, ocultismo, satanismo y un toque de erotismo. Demasiados –ismos, cierto, pero poca esencia.
Lo peor de todo es que no tiene nada de terror, y se lo toman demasiado en serio como para que sea entretenida. El final es de lo peor que puede verse; Drácula se merecía algo mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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10 de febrero de 2021
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Buf, la verdad es que esa mezcla de cine de espías mezclado con Drácula no pega nada, y además la historia parece de broma.

Mira que lo explican veces, pero al final no queda nada claro el para qué soltar el virus, ese virus tan inútil tal y como lo explican. Fallos del guión, malas actuaciones y unas actrices bastante feuchas (joder, la rubia anoréxica da asco).
TANOMUERTO
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27 de octubre de 2022
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The satanic rites of Drácula es Hammer en estado puro.

No será una obra maestra, pero solo por el hecho de presenciar una vez más (por última vez además) el enfrentamiento entre Christopher Lee (Drácula) y Peter Cushing (Van Helsing) en la pantalla, o disfrutar de la gótica puesta en escena propia de los films de la Hammer de los años 70 del siglo XX, el film ya es una joya.

Además cuenta con la estimulante presencia de Joanna Lumley y pese a ser un producto ya crepuscular (que potenciaba el erotismo para intentar no perder público) con un desenlace del todo previsible y descafeinado, el film tiene esa textura y esa atmósfera tan notable y característica de la productora.
Mauri
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13 de abril de 2009
7 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peste negra, alejaos de ella, insensatos, huid para vivir otro día. Lamentable, pésima, horrorosa, aburrida... Lo tiene todo... negativamente hablando. Para que os hagáis a una idea, va de Dracula en el año 73 como propietario de una empresa que está creando un virus con el que pretende exterminar a toda la humanidad para dejar la tierra yerma y así morir él para alcanzar la paz eterna. Pura Serie-Z de la mala, desde los créditos del inicio hasta el horroroso desenlace.

Más Fu-Manchú que Dracula (joder, ¡si hasta tiene una discípula oriental!) y ridícula hasta decir basta. Si al menos fuera divertida dentro de lo bizarra que es... pero ni eso. De hecho, hay momentos en los que parece que estás viendo una peli de acción setentera con su musiquilla horripilante a base de ruidillos estruendosos. Una modernez de la época que pretende actualizar al personaje y solo lo destroza hasta dejarlo irreconocible.

Y lo peor es que es una secuela de Dracula 73, que menos mal que me la he saltado porque... ¡¡Dicen que es aún peor que esta!!

Por mi parte ya se acabó Christopher Lee como Dracula, no más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ovi One
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