Querida, agrandé al bebé

Familiar secuela que sirve para entretener a los más pequeños y que los mayores mirarán de cuando en cuando (entre cabezada y cabezada)

Pufff, ¡qué peli tan dura!. "Aventuras" de un bebé gigante y su familia tratadas de forma infantiloide y bobalicona hasta el extremo, con momentos y diálogos que resultan tontos y exhiguos incluso para los más pequeños.

No es que la primera fuera una obra maestra del humor ni nada parecido, pero su cierta originalidad en la premisa sobre esos niños encogidos por accidente era explotada en forma de simpaticonas aventuras infantiles por la selva del cesped del jardin, sufridos peligros caseros y un retorno mínimamente emocionante.

En esta secuela no hay aventura ninguna y todo consiste en observar al bebe más repelente del mundo andando de un lado a otro (ya sea gigante o a tamaño natural). Parece mentira, con lo ricos que son los críos, como éste no resulta ni tierno ni gracioso ni nada que se le parezca, más bien resulta un plasta de enormes dimensiones (aunque plastas y cargantes resultan todos los personajes que llevan un guión memo, aburrido y tristón. Se desea que todos sean enterrados y pronto (incluído el monstruoso conejito de peluche). A destacar el desacertado Rick Moranis intentando emular al Doc de "Regreso al futuro" y resultando al final un hombrecillo molesto y odioso al que deseas una sublimación pronta).

En fin. Todo el film consiste en bebe parriba, bebe pabajo en unas escenas de pretendido (he de suponer) pero no conseguido humor físico. Haga lo que haga el crío, ya sea ver la televisión o juguetear con las farolas de las calles, no hace gracia y todos sus momentos dejan con la misma cara de poker.

Pero no solo es que el humor esté totalmente ausente a lo largo del metraje (a no ser que humor sea el que los peatones comenten lo que está pasando. Yo personalmente no encuentro los gags... ni siquiera soy capaz de encontrar indignos chascarrillos), es que para colmo la película es pesada. Su desarrollo y ritmo latoso hacen que 20 minutos parezcan tres horas (esos viajes de padre y hijos en su "fragoneta" son interminables) y las anodinas y desinteresadas escenas de acción son eternizadas hasta el fastidio. Y ya ni hablemos de los efectos especiales que son tan malos como en los "Power Rangers" (pero en los "Power Rangers" al menos sabían explotarlos bien... aquí ni eso).

En fin. A ratos es una película indolente, y a otros ratos es insufrible. No recomendable ni para los niños (reconozco que mi experienca de pequeña con este film es negativa. Ya de niña me resultaba un film eterno y de verguenza ajena...

Ni para pequeños ni para nada. Una secuela que es un excelente bodrio lleno de tonterías, no tiene ningún valor. Los efectos especiales dan mucha risa.

Mala, mala en todo sentido.

Después del éxito taquillero que supuso la primera parte, la cual fue estrenada 3 años antes, Disney quiso, lógicamente, aprovechar el tirón y no tardó mucho tiempo en sacar una secuela. Dicha secuela, es decir, la cinta que ahora mismo nos ocupa, no es mala, ni mucho menos, ya que ofrece un entretenimiento decente, al menos a mi juicio, obviamente. Sin embargo, también hay que decir que se trata de un producto del que probablemente no te acordarás cuando haya pasado un par de semanas porque no deja de ser una propuesta realizada para el divertimento familiar. Y no por eso es mala, que conste. Los efectos especiales no han envejecido mal, por suerte. Hay momentos tiernos y cómicos que te pueden agradar. No llega a ser tan divertida como la original. Claro que esta última mencionada destacó sobre todo por tratarse de una película de aventuras, algo que no es esta secuela. En cualquier caso, creo que si el film de 1989 te resultó simpático y agradable de ver, este seguirá más o menos el mismo camino, pues pese a ser diferente, mantiene ciertos aspectos como el tono y algunos protagonistas. En definitiva, no te esperes mucho de esta entretenida, pero olvidable segunda entrega.

.
Secuela divertida pero algo rutinaria, eficaz al fin y al cabo. No es tan buena como la original, pero una secuela que vale la pena ver. El ataque de un bebé de 50 pies en busca de las luces de Las Vegas. Podría llegar a ser una película de culto, pero es que lamentablemente, la película no consigue superar el cruel filtro del paso del tiempo.