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Infernal Affairs II

Acción. Thriller. Intriga El oficial de policía Chen Acaba de ser infiltrado en la triada más peligrosa de Hong Kong. A su vez uno de los miembros de la tríada, Lau acaba de infiltrarse en la policía. Pero un nuevo jefe mafioso se interpondrá entre ellos, un enemigo común que no esperaban... Infernal Affairs 2 vuelve atrás en el tiempo para descubrirnos como empezó todo y cuáles fueron los acontecimientos que hicieron que Chen y Lau acabarán en diferentes bandos ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
21 de agosto de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De verdad me gusta esta película, las actuaciones fueron bastante interesantes, buena dirección, buena fotografía y la banda sonora mucho mejor que la primera pero faltó, engancha a ciencia cierta. El inspector mantiene la continuidad en la obra y se sumerge en el personaje, quedaron ciertos limbos que esperemos en la tercera parte se solucionen.
maracaibero
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27 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces una secuela se ve tan entretenida como la original, y si hablamos de precuelas aún menos. Pero esta continuación de Infernal Affairs lo consigue y lo hace gracias a, principalmente, contar una historia diferente, relegando los personajes principales de la anterior a papeles secundarios y centrándose en funcionar como película individual cuidando a su vez no contradecirse con hechos narrados. En otras palabras, uno se esperaría una película donde se detallase la vida de los infiltrados en la anterior entrega y sus aventuras, pero en realidad se encuentra con una historia de amistades, conspiraciones y traiciones entre la policía y la mafia, con un aroma a “El padrino”, donde los infiltrados no son parte importante del juego.

Se aprecia una mejora en la dirección en ciertos aspectos. La cámara se mueve con más elegancia, buscando planos de gran poder visual. La banda sonora está usada de forma brillante y se erige como un personaje más, de variadas e intensas partituras. El argumento, dentro de su simpleza general, es un poco más complicado de seguir al aumentar el número de personajes y giros. También se evidencia un mayor trato en las relaciones interpersonales, casi olvidando el trabajo de cada personaje e indagando en sus sentimientos, siempre cargados de sufrimiento y dolor. Esto último es uno de los mensajes principales de la película, coincidiendo con el de la primera parte, el sufrimiento ilimitado de las personas, su infierno continuo, de ilimitado espacio y tiempo ininterrumpido.

Por otra parte, aún siendo buena película y continuación, tiene peor ritmo que su predecesora y va menos al grano, situándose un peldaño por debajo. Tampoco se respira esa tensión límite de inicio a fin. De todos modos sigue siendo ágil, con gran dosis de intriga y personajes bien definidos.

El reparto realiza buenas interpretaciones en general, y en especial cabría destacar a Anthony Wong como uno de los jefes de la policía y a Francis Ng como el mandamás de la Tríada. Ambos llenan la pantalla con su presencia y siendo los personajes principales es algo que se agradece mucho.

Para no perdérsela.
Biopunk
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20 de diciembre de 2017
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Un día perteneces a la policía y al otro estás traicionando a tus compañeros, o te ves informando de tu propio hermano y entregándolo. No sabes a quien debes ser fiel, pero, aun contradiciendo tus principios, lo haces porque es tu trabajo y porque quieres seguir al lado de los tuyos.
Ese es el infierno de sufrimiento ilimitado por el que un infiltrado debe cruzar.

Cuando en 2.002 se estrenó "Infernal Affairs", los directores Andrew Lau y Alan Mak no tenían ni idea del impacto y el éxito que iba a cosechar su obra, pero podemos hablar de ella, sin temor a equivocarnos, como un clásico moderno del cine de acción chino en toda regla. Ambos cineastas reunieron para su concepción todas las influencias del "thriller" policíaco y de mafias que compatriotas suyos como Ringo Lam, Johnnie To, Joe Cheung o John Woo les habían dejado, y eso es exactamente lo que nos encontrábamos en ella:
Un argumento trillado, más visto y oído que el tebeo, sí, pero muy bien construido, cargado de suspense, drama y giros inesperados y acompañado de grandes dosis de acción trepidante y violencia "made in Hong Kong". Estaba claro que, después de la ristra de premios que se agenció (casi se hace con el Oscar) y de la buena acogida en taquilla que obtuvo, poca imaginación había echarle para saber que la realización de una secuela estaba a la vuelta de la esquina. Y así fue como los directores retornaron a su universo de agentes de incógnito y miembros de mafias.

Desde el mismo momento en que el agente Lau es asignado para matar a Kwun, patriarca de la poderosa familia Ngai, se desata una guerra sin precedentes por el control, donde los otros cuatro principales jefes debaten si continuar pagando sus deudas a la familia. Pero el hijo de Kwun, Wing-hau, no está dispuesto a dejarse aplastar por los demás, así que mantendrá su imperio hasta el final; en mitad de este embrollo se halla el aún inspector Wong, quien está decidido a acabar con los Ngai y sostiene una íntima amistad con el jefe Hon Sam, miembro de la familia.
Como podemos ver, lo que hace esta "Infernal Affairs II" es llevarnos atrás en el tiempo, cuando Chan y Lau son unos jóvenes prácticamente recién salidos de la academia, aunque ya introducidos en el peligroso, corrupto y cambiante mundo de las Tríadas, un mundo totalmente desconocido para ellos que poco a poco les arrastrará y absorberá hasta cambiarles por completo, mientras se acostumbran al arriesgado papel que deben asumir como infiltrados que son.

La trama del film se divide en tres arcos argumentales, los años 1.991, 1.995 y 1.997, y en cada uno de ellos asistimos a la evolución que se produce en Chan y Lau mientras las zapatiestas entre la mafia y la policía van en aumento. Aunque realmente los infiltrados no son los protagonistas esta vez, ya que los directores se centran, cual Fukasaku en "Batallas sin Honor ni Humanidad", en los constantes tratos, traiciones y venganzas que se desarrollan en los dos bandos, y en los personajes de Wong, Sam y el jefe Wing-hau, con lo que Chan y Lau quedan bastante relegados, más observando a su alrededor como espectadores que actuando propiamente dicho, eso sí, tomando parte en grandes cambios.
Así, la precuela nos habla de la desaparecida mujer de Sam, Mary, de la que Lau está perdidamente enamorado, de la buena relación entre Wong y Sam antes de enemistarse, del motivo de esos trapicheos entre este último y los tailandeses, del parentesco que une a Chan y Wing-hau...incluso nos desvela el oculto significado de la canción "Forgotten Times", que podemos escuchar en todas las entregas de la trilogía. Todo esto mientras se precipita el 1 de Julio de 1.997, memorable día en que Gran Bretaña levantó su dominio colonial sobre Hong Kong traspasándole el poder a China.

Regresan, como es lógico, esos geniales Anthony Wong y Eric Tsang, y Edison Chen y Shawn Yue interpretando a los jóvenes infiltrados, contando también con las buenas actuaciones de Francis Ng, Hu Jun y Carina Lau, como la atractiva y fácilmente irritable esposa de Sam.
Mucho drama, intriga policial, giros de guión vertiginosos y momentos de suspense atravesados por estallidos de violencia casuales y secuencias de acción que aseguran una secuela obviamente no al nivel de la original, pero de una gran calidad.
Chris Jiménez
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