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El asunto del día

Drama. Comedia. Romance Leopold Dilg huye de la cárcel donde cumplía condena por incendio, y se esconde en casa de Nora, una amiga de la infancia. Pero resulta que ésta ha alquilado la casa durante el verano a Michael Lighcap, candidato al Tribunal Supremo. Dilg, que se hace pasar por el jardinero, y Nora logran convencer al magistrado de que Dilg es inocente. Entonces los tres intentan atrapar a los verdaderos delincuentes; pero, al mismo tiempo, los dos ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
18 de marzo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película empieza como un drama policíaco. El personaje de Cary Grant es acusado de incendiar y matar en ese mismo incendio al dueño de la empresa a la que prendió fuego. Este se oculta en casa del personaje de Jean Arthur que, a su vez, tiene alquilada su casa a un abogado (Ronald Colman).
Hasta aquí todo el drama. En el momento que estos tres personajes conviven bajo el mismo techo, pero que, al menos el abogado no sabe de la presencia del acusado, la película pasa a convertirse en una comedia de enredo, pero no olvida en ningún momento de donde viene, es decir, no olvida la crítica al sistema, las acusaciones en falso o el linchamiento por parte del pueblo sin conocer la realidad de los hechos.
Cary Grant, Jean Arthur y Ronald Colman están excelentes en sus papeles, con especial atención a este último ya que creo que es el que más cambio experimenta a lo largo de la película.
jesus
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27 de mayo de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película entrañable y humana de bella fotografía, profundo sentido estético y sobresaliente interpretación de sus principales protagonistas para lucimiento de G. Stevens (en labores de dirección) a partir de un guión en el que participa I. Shaw basado en el relato de S. Harmon.
.
El largometraje desarrolla su argumento con una expresividad natural y sencilla, aporta valiosos destellos de humor y romanticismo que buscan la complicidad del espectador en un contexto de tensión e intriga, rastrea los motivos del comportamiento humano, expresa sus teorías sosegadamente entre secuencias de acción y propone líneas para una filosofía afable.
ABSENTA
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29 de octubre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me preguntaba eso cuando la estaba viendo, ya que la película cuestiona la justicia, cuestiona si hay que tomar por su mano la justicia, cuestiona un poco a la policía.... supongo que rozaron la censura por los pelos, pero salió.

No es la primera vez que Jean Arthur toca el drama, y quizás no le funcione muy bien el drama, pero esta película toca el drama pero con aderezos de comedia, están jugando un poco a las dos bandas, algo que aún en esta época no era muy visto ya al gente quizás le costó un poco.

El tener dos grandes juntos, peleándose por el papel principal es también un aliciente, ya que la protagonista también tiene que elegir uno de los dos para quedarse. Desde mi punto de vista está acertado, porque realmente Ronald Colman es el que se lleva mayor protagonismo.

Como curiosidad, se rodaron dos finales, y según los pases previos y ver que la reacción de la gente, pues optaron por uno de los dos.
edugrn
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1 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente "El asunto del día" fue la gran perdedora en la entrega de Oscars para el año 1942, celebrada en 1943, con siete nominaciones, también a la mejor película, para luego irse de vacío. En fin. Yo pensaba que podría ser una obra de teatro o incluso una novela pero no, toda nace de una idea de Sidney Harmon, que eso sí, es material de primera. Siguiendo con las virtudes, el vestuario de Jean Arthur es fabuloso, pero ya sabemos que la moda de los años cuarenta, en este caso, principios de 1942 que es cuando se rodó, es magnífica, como se puede apreciar también en varias extras que pasan por ahí detrás. Por desgracia, la protagonista no está a la altura en absoluto del mismo. Si me repiten una y otra vez que Nora (Jean Arthur) es una belleza y la chica más guapa de Lochester, entonces, la actriz debe ser tan bella como dicen para amoldarse con la descripción, y ya que estamos, para potenciar ese romance a tres bandas que se dibuja, y no a una que no pasa de normalita. Grave error, pues, de casting.

Pero como digo, la idea que sustenta "El asunto del día" me parece excelente, para al menos dos de las patas que componen el relato: la comedia screwball de enredos y la romántica. Sin embargo, George Stevens tiene en mente otra más, una especie de reflexión filosófica sobre el sentido de la justicia que en parte arruina la película. A fin de cuentas resulta complicado hacer reír o enamorarse con los principios generales del derecho. En cualquier caso, el resultado quedo lejos de las expectativas esperadas de tal forma que el largometraje no hace gracia, entre otras cosas porque carece de una situación cómica, el discurso político sobre las leyes es pueril y con un tufillo a panfleto progre a lo Frank Capra molesto, y el juego amoroso está tan mal llevado, tan falto de contenido que al final ella puede quedar con los dos galanes, se rodaron dos finales y fue el público el que lo decidió en los pases privados. Lo que significa que antes no hemos visto de quién se enamora. Os explico algunas cosas más en el SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reaccionario
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12 de noviembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El asunto del día (The talk of town, 1942), de George Stevens, con guion de Irvin Shaw y Sidney Buchman, según un argumento de Sidney Harmon, es una comedia de equívocos y un drama sobre los equívocos limites entre la justicia y la ley. Se vertebra sobre una dialéctica acerca de los posibles desajustes entre los principios y la acción, o cuál es el enfoque más consecuente sobre la ley. Los contendientes son el profesor Lightcap (Ronald Colman), un ecuánime profesor de derecho que aún desconoce cuán equívoca es la realidad y cómo la ley puede aplicarse según conveniencias o juicios apresurados, y Leopold Dilg (Cary Grant), un activista fugado de la carcel en la que había sido recluido al ser acusado de la quema de una fábrica. Uno se centra en el estudio de los principios de la ley, el otro combate a pie de calle con sus mítines en las esquinas de las calles, y cuestiona al primero que se haya aislado de la realidad en la burbuja de unos principios que no contrasta con la realidad. Entremedias, una mujer, Nora (Jean Arthur), en un fuego cruzado de sentimientos que fluctúan indefinidos como equívocas son las apariencias. Como un rostro con o sin barba. Como el de Lightcap, cuya radical modificación de actitud se verá reflejada, en cierto momento, por el afeitado de su barba. El asunto del día fluye ligera, entre el drama y la comedia, mientras arroja unas potentes cargas de profundidad sobre la teoría y práctica de la justicia y la ley. Hasta los sentimientos son un terreno movedizo donde hay que rascar superficies y apariencias para desentrañar la verdad.

Ya queda patente desde la magnífica introducción, un elíptico montaje secuencial que condensa el juicio sobre Dilg y su fuga de la cárcel. En esos pasajes Dilg parece, acorde a lo que los titulares remarcan en los periódicos, una figura amenazante que abate a un guardián, al que deja inconsciente, y huye en la noche, con una cojera, tras saltar desde una considerable altura, hasta llegar a una casa aislada en el campo en la que se encuentra Nora, pero esa amenaza se disuelve cuando se desmaya ante ella, y queda manifiesto que ambos se conocían, desde la infancia. Y aún más cuando ella decide ayudarle, dado su estado, permitiéndole, aunque sea por poco tiempo, que se esconda en el desván. Pronto, lo que parecía un relato sombrío se torna comedia cuando aparece, de modo imprevisto, ya que le esperaba veinticuatro horas después, Lightcap, el nuevo inquilino de la casa que Nora está habilitando. Durante esa noche, tras Lightcap pedir a Nora que se marche para poder ir a dormir, se suceden diferentes equívocos que culminan con Nora quedándose a dormir en una habitación (al ser sorprendida por Lightcap y justificar su retorno por cierta tensión en casa con su madre) y un concierto de ronquidos de Leopold en el ático. A la mañana siguiente, la noción de la vida como sucesión de imprevistos se amplifica con la sucesiva llegada de la madre de Nora, preocupada por su ausencia, un par de periodistas que quieren entrevistar a Lightcap, los transportistas que traen los últimos muebles, el abogado de Leopold, Yates (Edgar Buchanan), al que Nora había llamado, y unos policías con la pretensión de realizar unos registros. No será la única ocasión. Ese empecinamiento de Lightcap en permanecer aislado en su burbuja sin que sea importunado será trastornado repetidamente (como con el estridente ruido de la motocicleta de un mensajero o la llegada de un amigo senador): la realidad irrumpe de modo imprevisto (no queda encajada en un cuaderno de principios).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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