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House

Comedia. Terror Siete chicas de instituto ven sus vacaciones chafadas cuando su profesor (Kiyohiko Ozaki) tiene que cancelar el viaje que tenía planeado realizar con ellas. Las cosas marchan incluso algo peor para Oshare (Kimiko Ikegami), una de las chicas, ya que recientemente su padre le ha presentado su nueva madastra (Haruko Wanibuchi), lo que no le ha hecho demasiada gracia. Mirando un álbum de fotos, Oshare se encuentra con la foto de boda de su ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
31 de octubre de 2010
76 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oh My God. Aa! Megami-sama!. Redios.

Nobuhiko Obayashi no juega a ser Masaki Kobayashi y con su "Hausu" pone patas arriba todas las convenciones no sólo del género del terror asiático sino del existente en cualquier punto del globo terráqueo. Lejos queda la sobriedad de Kwaidan (Masaki Kobayashi, 1964), el aroma europeo de las películas de la Hammer, la calidad de la serie B de la Universal, o los estilizados movimientos de cámara de Jacques Tourneur. Obayashi juega a coger unos códigos y ponerlos patas arriba, llevarlos hasta sus últimas consecuencias hasta darles la vuelta y convertirlos en la hilaridad en su estado más puro, pero siempre con el beneficio de la duda, con un sentido maestro la ambigüedad: ¿va "Hausu" en serio o es carne de parodia?

Después de visionar los primeros diez minutos de película comienzan a surgir las dudas. Una historia terriblemente sencilla se va complicando con escenas cada vez más bizarras y surrealistas, casi como si de un viaje de LSD se tratase: unas jovenzuelas ven truncadas sus esperanzas de viajar de excursión y deciden hacer una pequeña escapada por su cuenta. Las colegialas deciden ir a la casa de la tía-abuela de una de ellas, Fanta (sí, así se llama la cría), quien por supuesto va por ahí con su gato blanco, que esconde un gran secreto. Lo que sucede desde el minuto once hasta el ochenta y tantos es indescriptible. Llegado un punto dejé de enterarme de qué, cómo, por qué y cuándo habían muerto ciertos personajes, ya daba igual. Queda "Hausu" como un tripi de hora y media en el que se suceden escenas surrealistas una tras otra, sin descanso, algo que quizá peque de ser excesivo pero que juega siempre en esa liga: el objetivo de Obayashi, se cumple, y es valiente hasta el último instante.

Lo que más sorprende de "Hausu" es que el director hace gala de un dominio técnico que mete miedo: un modélico uso de los efectos visuales, que de cutres -por momentos- acaban siendo tragicómicos, movimientos de cámara cuidados, encuadres bien seleccionados, travellings y fundidos, juegos con los colores para destacar aspectos clave, pantallas partidas y filtros varios. Todo lo que se puede hacer con una cámara y con un programa informativo de los setenta, está aquí. Todo, sin excepción, en mayor o menor medida. Una joyita friki, surrealista y sumamente excesiva que unos odiarán y otros aceptaremos con mejor cara, sin saber si es buena o mala, pero siendo conscientes de que en esa ambigüedad reside la magia. Delirante.
Caith_Sith
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18 de abril de 2010
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largomatraje de uno de los pioneros del cine experimental japonés de los años 60. Obayashi hace gala en Hausu de una creatividad desbordante: efectos especiales de la época aprovechados al máximo, recursos de montaje realmente originales y juegos visuales sublimes. Una obra que vista sin prejuicios resulta inspiradora hasta el último fotograma.
mileniarista
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16 de julio de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No serán pocos los minutos que pasen desde que empieza la película hasta que te percatas de lo que Nobuhiko Obayshi pretendía con una de las mayores excentricidades del cine asiático del pasado siglo, eso con mucha suerte, ya que no serán pocos los que se queden como al principio, hipnotizados por una puesta en escena tan fuera de lugar como original.

Personajes con nombres tan "profundos" como Oshare, Kung Fu, Fanta o Mac que no paran de gritar y abrazarse entre paisajes pintados como si de un capítulo de Heidi se tratara y que acaban en una casa encantada donde se da rienda suelta al peculiar arte para los efectos especiales de Nobuhiko Obayashi, con ese tinte experimental y esa explotación de varios de los efectos hasta la saciedad.

¿Suena tan mal como es? En absoluto, porque House no podría ser de otra manera. La magia de House es su originalidad, su rareza, el estar viendo algo absolutamente único que gustará a más o a menos pero que no se puede calificar como común o reiterativo. Con House no pasarás miedo, es más, te reirás la mayor parte del tiempo, pero a la vez no la percibes como una comedia y notas un extraño poso de miedo, o por lo menos intranquilidad.

House es simplemente lo que es, con su música penetrante que esta durante el 80% de la película en tu cerebro (y en pantalla), ya sea tocada a piano por una tal Melody, como banda sonora de fondo o maullada por el gato. House es un miedo abstracto del que no se ha vuelto a hacer. No es que estemos ante una película que me encantara, pero si que la percibo como un completo del que es imposible quitar o modificar cualquier parte, porque dejaría de ser House. En mi memoria quedarán por mucho tiempo esos escenarios pintados y esos colores de atardecer del cielo que reinan en muchos planos, bueno, eso y el maullido del gato cantando la canción, no nos engañemos.
NeoJ
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13 de diciembre de 2010
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una moto en mi calle que todo el mundo ha mirado fijamente en un estremecimiento de estupefacción. No existe la exageración en mis palabras, es horrenda, zafia, sencillamente, la única palabra que viene a tu mente al mirarla es: fea.

Hay una moto amarilla y blanca que se convierte en el centro de atención entre su suciedad y abolladuras porque en conjunto es llamativa, resulta imposible pasarla por alto y seguir oteando lo que ocurre en mi calle con total normalidad.

Hay una moto no muy grande en mi calle, y desde que apareció, nunca nadie la ha tocado, ignoro si hay un casco a juego con ella, si su dueño es un hombre o una mujer, si contiene la suficiente gasolina como para llegar a la siguiente calle o si simplemente alguien perdió la llave de su candado y no la puede utilizar.

Así que ahora la moto fea pertenece a mi calle, como la ventana desde la que la contemplo. Cada día miro la moto, pienso que es fea y me asombro por ello.

He visto la moto a pie de calle y no es lo mismo, sigue siendo fea, pero pierde toda fascinación. No me pregunto nada sobre ella, no me importa demasiado.

Pues he llegado a la conclusión que el televisor por el que nachete ve películas es como mi ventana, cuando mira a través de él todo se vuelve fascinante y hasta lo más horripilante cobra un cariz distinto y se aprecia a un nivel que pocos pueden llegar a captar.

Como Hausu, la casa mágica, ese lugar en el que un gato que emite rayos verdes ojo-víctima convierte a las doncellas visitantes en alimento del mal. Pero de un modo especial, más ridículo, complejo, colorista e inexacto. Con pequeñas orientales que desnudan miedos y cuerpo y efectos que de tan especiales pueden resultar absurdos. Los objetos cobran vida y nos desconciertan, la desidia se pone al nivel del histrionismo y nos deja con la duda al no saber si el chiste no lo entendimos porque nos lo contaron en ruso o porque no tiene gracia. Ahí radica su carisma.

Lo cotidiano se convierte en necesario y la fealdad nos atrae como el mejor y más numeroso tesoro. Lo extraño nos fascina y volvemos a todo ello porque lo necesitamos. Podemos negarnos a hacerlo, pero ojalá todos encendiéramos la tele de nachete de vez en cuando para confiar en nuestros instintos y disfrutar sin reparo alguno de lo que nos presentan, incluidos los ojos verdes de un gato saltarín y los troncos voladores a los que combatir a patadas.

Maldita moto, que fea es.
mnemea
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2 de mayo de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un por aquel entonces totalmente Nobuhiko Obayashi mostraría al mundo que se podía hacer buen cine de terror saliéndose totalmente de los cánones establecidos, de esa premisa nació House. Pues si es cierto que lo de la casa encantada no era cosa nueva, todo lo que sucede en ella es más parecido a un viaje psicotrópico a través de la mente de su creador que a una convencional película de sustos. Lo que en aquel entonces era una rareza impensable a día de hoy es una obra de culto no apta para todo el mundo pero que si te dejas llevar por ella disfrutaras como nunca antes lo habías hecho.

Después que el padre de Gorgeous le presente la que será su futura madrastra piensa que ya nada puede ir peor estas vacaciones de verano. Para desconectar de todo lo que le viene encima contactara con su tía, la hermana de su difunta madre para pasar con ella junto a unas amigas unos días en su casa, alejada de todo y todos. Tras el gran recibimiento de su tía a ella y sus acompañantes al caer la noche sucesos extraños empezarán a ocurrir. La noche en esta remota casa será larga y tenebrosa.

Después de realizar varios cortos y obras experimentales, Nobuhiko Obayashi estaba listo para dar un paso más y realizar su primer largometraje "convencional". Pues lo digo así ya que si en su época, House, ya estaba considerada toda una rareza, a día de hoy realizar un pase de este film en un cine comercial podría ser todo un ejercicio de catarsis para el espectador medio. Pero no te dejes engañar, pues nada en este film está puesto ahí por el azar, cada plano está cuidado y estudiado al milímetro por muy rocambolesco que pueda parecer en pantalla y si entras en esta pesadilla onírica del director posiblemente disfrutes como un niño pequeño en el patio del recreo.

En cuanto al reparto exceptuando a Kimiko Ikegami y Yōko Minamida el resto eran actores amateurs sin apenas experiencia, cosa más que meritoria viendo el tipo de trabajo que el director tenía entre manos. A día de hoy me pregunto la cara de las actrices al leer por primera vez el guión o escuchar a boca del propio director qué debían hacer en algunas escenas.

House es una película que por muchos años que pasen no envejecerá mal, pues es una obra atemporal, difícil para el público en general ya que esta cinta de terror roza el surrealismo si es que directamente no lo traspasa. Para aquellos que a día de hoy aún no hayan disfrutado de la obra del maestro nipón la recomiendo totalmente, pero avisados estáis que esto no es terror al estilo más clásico, abrid la mente y disfrutad de este viaje al centro de la mente de su creador.

http://www.terrorweekend.com/2016/05/house-review.html
TerrorWeekend
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