Rabioso sol, rabioso cielo

Atrevidísima película con 3 horas y 20 minutos aproximadamente de duración donde los diálogos totales no superan los 5 minutos. Atrevidísima cinta que cuenta cuan dificil que es encontrar el amor el amor y cuando se encuentra, hay que luchar por él. Una pelicula que nos muestra la desesperación con la que muchos homosexuales repartimos nuestro cuerpo entre toda la gente hambrienta de sexo en los lugares más marginales. La cinta a mi entender, a pesar de ser una pelicula de arte y ensayo, que a veces me parece un poco repetitiva y lenta, creo que nos viene a decir, que si esperamos, el amor nos encontrará, que si esperamos, encontraremos el amor; que no es necesario practicar el sexo con cientos de personas por la mera intuición de "a lo mejor es éste", que repartirse entre toda gente te convierte en lo que ellos son; mala gente que solo busca un desfogue, un culo donde meterla, una boca que te la chupe en un baño, un bar o una cutre habitación de hostal. La fotografía es increíblemente bonita, muy bien tratado los primeros planos con los fondos bellamente desenfocados. Una película atrevida con escenas de sexo muy explicitas que a veces llega a rozar lo pornográfico. Personalmente, aunque me ha gustado mucho, me ha parecido demasiado extensa y experimental para explicar un sencillo concepto como es el de la lucha por el amor. Desde luego, el fotografo y el cámara, se merecen un premio.

Es un ejercicio de imagen, una forma particular de contar una historia en una película. Por eso habrá gente que le gustará, como me ha pasado a mi, y gente que ala que le parecerá un latazo. A este segundo caso contribuyen la duración del metraje, la casi total ausencia de diálogos y las imágenes en blanco y negro, algo a lo que la mayoría de los espectadores no están acostumbrados. Hay una historia real, una historia de amor de un muchacho homosexual, pero el director nos ofrece elementos surrealistas perfectamente integrados en la historia para que el espectador vaya más allá de lo que ve e interprete lo que está viendo, en particular los sentimientos. Algo muy destacable en esta película es la iluminación, lo que le permite al director de fotografía obtener planos de una gran belleza, aunque seguramente no obtendría ningún oscar ya que la mejor fotografía está cargada de erotismo. Este erotismo lo transmite así mismo la cámara que se mueve perfectamente en los ambientes donde se producen los encuentros sexuales, destacando, para a mi modo de ver, los movimientos de la cámara por los servicios y pasillos del cine y del parque donde los gestos y las miradas son de lo más incitante. Gestos y miradas que los actores, todos ellos muy jóvenes y de cuerpos atractivos, saben transmitir en todo momento y muy particularmente en las relaciones sexuales. Alguien dijo que es más fácil filmar en el desierto con cien camellos, mil soldados y muchos vehículos de guerra, que una escena de amor en una cama con dos cuerpos desnudos. Aquí el director consigue toda la credibilidad de sus actores sea en la cama, apoyados en la pared o donde sea.

El carácter épico de la segunda parte es la esencia del titulo, si has suprimido por culpa de la distribuidora o por aburrimiento la segunda parte de esta película prácticamente no viste la obra, su mayor peso cae en esta ultima. Un mito romántico hermoso de una fotografía impecable y del uso mas que adecuado de la música para enmarcar la potencia dramática. Gracias a esa parte he colocado una calificación mayor a la que tenia pensado darle.

No hablaré sólo de Rabioso sol, sino de toda la sarta de peliculas que ha hecho Julian Hernandez y que siempre acaban en la misma historia, melcochuda, floja, hueca, aburrida. Aclaro que a mí me da igual que el director y los actores sean gays o heteros: busco siempre un guion bien estructurado, un preciso desempeño actoral, una dirección prodigiosa, y todo lo que un cinéfilo sediento de ver más y mejor buen cien quiere al regalarle más de una hora a la butaca. Julian siempre me decepciona y pienso que es una pena que todos los apoyos que se le dan a alguien se vayan al cesto de la basura mientras estoy segura de que hay otros directores mexicanos -otros que sí tienen talento- no encuentran la forma de recibir un financiamiento para sus pelis. Lamento sinceramente, al ver las peliculas de Julian, que muchos crean que el cine gay es esto: una cinta boba y sobreactuada. De hecho, lo reitero, al juzgar las pelis no tenemos por qué hacer diferencias entre cine gay y cine hetero, sino simplemente dilucidar lo que es el el buen cine y lo que no. Por lo que veo Julian Hernandez está decidido a seguir por la misma linea, tediosa y malograda, toda su vida. Que pena el guion de Paloma y que pena los monologos de El Cielo Dividido y las caritas de yeso de los actuantes y que pena tanto film malgastado.