El mensajero del infierno

Entretenida película de terror fantástico protagonizada por Chuck Norris.

El film tiene un comienzo interesante, ubicado en la edad Media en la que vemos al rey inglés Ricardo Corazón de León, enfrentándose a una secta satánica que reciben el nombre de Prositanos, líderados por un emisario de Satanás,interpretado por un aterrador Cristopher Neame. Tras ser derrotados por el rey cruzado, el líder del culto satánico es encerrado en un sarcófago, sellado con cuatro espadas con empuñadura de oro, por toda la eternidad, pero la avaricia de unos ladrones ya en la época actual, volverá a desatar el infierno en la tierra.

Esta fue la segunda y última incursión de Norris en el género de terror, y probablemente el mas conseguido.

El film goza de una buena factura técnica, con fotgrafía de Joao Fernandes, una Banda sonora de George Clinton, con una pegadiza melodía sonando habitualmente a lo largo del metraje, y momentos de terror bien resueltos.

La historia mezcla como no puede ser de otra manera tratándose de Norris, el género policíaco, en este caso en plan Buddy movie, con un compañero chistoso y desenfadado que acompañará a Chuck hasta Israel para investigar los brutales asesinatos ocurridos en un motel de chicago.

Tanto el desarrollo y desenlace son típicos en la filmografía del actor, aunque aquí esta producción destaque un poco mas, por contar con una ambientación mas realista, fue rodada realmente en Jerusalén y un villano muy a la altura, que viene a ser lo mejor de la cinta, pues realmente da miedo.

En fin, film entretenido y pocas o ningunas pretensiones, recomendable sobre todo a los fans, que son mas de lo que se piensa, del karateka por excelencia.

Estamos ante otro film en el que Aaron Norris dirige de nuevo a su hermano Chuck, esta vez, en una cinta enfocada (o por lo menos lo intenta) al género de terror fantástico pasando por el colador el cine policíaco o la comedia. La cinta comienza situando al espectador en la época de las cruzadas (Año 1186 A.D.) con Ricardo Corazón de León al frente de un batallón para liberar al príncipe quien está a punto de ser sacrificado por el emisario del Diablo (Christopher Neame). Del medievo saltamos al año 1951 donde dos musulmanes (como no), liberan a la bestia de su confinamiento y de ahí, pasamos al Chicago de la época actual donde los policías Shatter (Norris) y su compañero Jackson (insoportable este personaje, típico negro gracioso y payasete que se pasa todo el film quejándose por todo ¿de verdad te puedes creer que sea policía? pues no) se verán envueltos en un caso sobrenatural con el propio Diablo. Film que aparenta ser lo que no es, por que en realidad, es una comedia fantástica.

1994. Chuck Norris se enfrenta al demonio porque alguna vez tenía que pasar, y lo hace unos años antes de que el principal icono y estrella de la testosterona ochentera hiciese lo mismo empuñando la pistola -¿eh, Arnoldo?- y colgándose la placa al pecho. Aunque a Chuck y su mismo tridente de Walker -un afrosidekick (que no es Clarence Gyliard) y Sheree J. Wilson- se les conceda el beneficio de hacer turismo persiguiendo a un Ente por Israel para investigar el asesinato de un rabino en Chicago que podría preceder a una inminente tragedia de tintes apocalípticos.
El ex Johnny Alucard (con la Hammer) Christopher Neame vuelve a gozarlo y a recrearse poniendo carusas de grillado histérico u/o poseído por fuerzas de las oscuridad -pero sin emplear intermediarios vampíricos- al servicio del anticristo.
Si no fuese porque a San Arnoldo -chiste plagiado de una inolvidable crítica de Fotogramas por la que me abroncó una profesora del instituto al reirme en clase- y Kevin Pollak no les tocaba desplazarse a Israel a investigar como a los buddies Norris y Calvin Levels (quejándose todo el tiempo de que tiene hambre) a Peter Hyams podría acusársele de plagiar la que sería la despedida de Cannon Group.
Vuelve a dirigir, como (casi) siempre desde unos años a esta parte y de aquí en adelante el hermano de Chuck, Aaron.
Copiar está feo, Arnie.

Para los amantes de las artes marciales tenemos al mejor exponente occidental en dar patadas como si fueran guantes de boxeo. El film es sencillo, el reparto de actores es desconocido y sus actuaciones no son nada del otro mundo, la coreografía de las artes marciales son ya conocidas. Pero logra su objetivo básico, ¡entretener!

Para este film Chuck Norris contaba con 54 primaveras y se veía como todo un campeón de karate, se puede apreciar sus movimientos coreográficos con muy buena coordinación y físicamente luce condiciones óptimas, pero ya cuenta con 71 años.

El actor Steve McQueen (1930-1980), amigo y alumno de Chuck Norris, fue quien lo introdujo en el mundo del cine. Chuck Norris es famoso por protagonizar la serie de televisión “Walker, Texas Ranger” (1993-2001), la cual recibió 14 nominaciones a diferentes premios de televisión, de los cuales ganó nueve de ellos. Norris también es conocido por ser un campeón mundial de karate, ex militar y fundador de una asociación de karate.