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La esclava libre

Drama Amantha Starr es una bella y rica joven que vive con su padre en una lujosa plantación sureña. Pero, cuando éste muere, la acusan de ser hija de una sirvienta negra, por lo que es despojada de sus tierras y convertida en esclava. Trasladada a Nueva Orleáns para ser vendida, un apuesto caballero la compra en una subasta de esclavos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
12 de octubre de 2009
35 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el film más notable de la última etapa de Raoul Walsh. El guión, de John Twist, Ivan Goff y Ben Roberts, adapta la novela “Band of Angels” (1965), de Robert Penn Warren (1905-89), inspirada en hechos reales. Se rueda en escenarios reales de Louisiana, sobre todo en la plantación (hacienda latifundista de cultivos extensivos) Ashland Belle Helene (Geismer, Louisiana) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Producido por la Warner, se estrena el 3-VIII-1957 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en la plantación Starwood (Kentucky), Cincinnati (Ohio), Nueva Orleans (Louisiana) y Louisiana, a lo largo de unos 35 años (1853-1888). Amantha “Manty” Starr (De Carlo) es la hija de Aaron Starr (Forrest), un terrateniente de Kentucky, benévolo y comprensivo con los esclavos, aficionado a la buena vida y endeudado con el resolutivo prestamista Sr. Colloway (Teal). A la muerte del padre, Amantha se entera de que, pese a su apariencia blanca, es hija de una esclava mulata del padre, por lo que es considerada como esclava y por ello parte del patrimonio paterno, que el prestamista se propone liquidar sin demoras para cancelar las deudas que el difunto dejó impagadas. Junto con otros esclavos es trasladada a Nueva Orleans en barco por el Mississippi. Los personajes principales son el esclavo negro Rau-Ru (Poitier), nacido en África, y el acaudalado Hamish Bond (Gable), de oscuro pasado.

El film suma drama, romance, aventuras, racismo y esclavismo. Es concebido y producido con la intención de reeditar el éxito de público de “Lo que el viento se llevó”. Es por ello por lo que se elige una época similar, unas localizaciones equivalentes, un mismo ambiente sudista, incendios que evocan el de Atlanta, el mismo galán y una protagonista femenina capaz de competir en belleza y atractivo con Vivien Leigh, etc. El éxito del film es decepcionante en relación con las expectativas que se habían concebido. Su estreno fue acogido con indiferencia, críticas y una escasa afluencia de público Los analistas atribuyen el fracaso de la obra a la escasa definición de los personajes, la excesiva abundancia y dispersión de los hechos que se narran, la inexistencia de ideas centrales dentro de un conjunto que habla de muchos problemas sin priorizarlos adecuadamente, derivas folletinescas y de novela rosa, etc.

Pese a las deficiencias del film, éste con el paso del tiempo ha mejorado su capacidad de llegar al público, ilustrarlo sobre temas relevantes de la época y suscitar su interés. Visto con ojos actuales, ofrece una descripción significativa del ambiente que se da en el Sur (EEUU) tras la finalización de la Guerra Civil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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21 de noviembre de 2010
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un claro homenaje al caballero sureño de “Gone with the Wind” y es que el capitán Butler es inmortal entre la corte celestial de ángeles negros, encabezados por una diosa blanca llamada Yvonne de Carlo. Una criatura a la altura del rey. Dramas personales con el color de la Warner.
En 1956, Gable fundó su propia productora –la Gabco- con la que realizó un western (Un rey para cuatro reinas) dirigido de nuevo por Raoul Walsh y en la que tuvo como compañeros a Eleanor Parker y Jo Van Fleet, quien como reconoció el director de la revista Cahiers du Cinéma robó la película no solo a las cuatro jóvenes que se disputaban el amor del galán, sino a éste mismo.
Para tratar de aliviar el mallugado ego de Gable, el director Raoul Walsh le ofreció interpretar para la Warner “Band of Angels” filme que por ambientar su acción en una plantación de Nueva Orleans a mediados del siglo pasado, evocaba la atmósfera de la archí famosa “Lo que el viento se llevó”
Seria la última vez que director e intérprete trabajarían juntos, y el resultado final mereció la pena, y sobre todo impulso la decaída carrera de Gable, cuya imponente talla artística era generosamente deificada en el filme.
En “La esclava libre” Gable tuvo como compañera de reparto a la exótica Yvonne de Carlo, reina durante muchos años de la Universal y del cine en color, ya que se había constituido en la heredera de la trágicamente fallecida María Montez.
El intento de capturar la memoria perdida de la mejor película del rey, hizo que algunas escenas románticas de ambos protagonistas fuesen calcadas de las vividas por Gable y Vivien Leigh en un filme que Clark siempre desaprobó y que sin embargo el público siempre le recordaba por el rol del capitán Rhett Butler.
RAMON ROCEL
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8 de julio de 2012
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respuesta de la Warner a la Metro por Lo que el viento se llevó. El planteamiento de superproducción con Guerra de Secesión de fondo evoca el filme de David O' Selznick, si bien desde una óptica más cïnica y desencantada. El poder de las estrellas en taquilla comenzaba a declinar ante el avance de la TV y los grandes estudios recurrían a fórmulas que antaño recaudaban millones. No es extraño que se rescatara el aliento épico de títulos ilustres aplaudidos por las plateas con nuevas aproximaciones que protagonizaban los pesos pesados de la casa. El árbol de la vida, de Edward Dmytryk (en la MGM) con Liz Taylor y Montgomery Clift; o Forever Amber, de Otto Preminger (20th Century Fox) con Linda Darnell en la línea de Scarlett O'Hara y Cornel Wilde. La Paramount apostó por Gary Cooper como caballero sudista e Ingrid Bergman como altiva criolla en La Exótica, de Sam Wood. Y en la Warner repitieron el tipo Gary Cooper y Clark Gable en El rey del tabaco, de Michael Curtiz (con Lauren Bacall) y en La esclava libre, respectivamente. El éxito de Los 10 Mandamientos el año anterior animó a la Warner a confiar el papel protagonista a Yvonne De Carlo, actriz experimentada en papeles exóticos y rostro habitual en el género de aventuras, el cine negro y el western siendo una de sus más distinguidas intérpretes.

Basado en un clásico de la literatura americana (Band of Angels, de Warren), la historia toca los clisés del género con una innovación: Una dama criolla de casa bien, es vendida como esclava cuando se descubre que tiene sangre negra. Clark asume el rol de indómito aventurero que establece con ella una batalla de sexos en la que ninguno de los dos está dispuesto a claudicar. Cuando ambos han caído en la trampa del amor, estalla la guerra de Secesión y uno de los esclavos negros de la casa se revela como un cabecilla rebelde, a quien da vida un joven y magnífico Sidney Poitier. Aun en su madurez, Gable conservaba intacto su carisma y junto a Yvonne De Carlo, formaron una pareja de estrépito.

Con un guión calculado que subraya los aspectos más humanos del relato, el componente racista es mostrado sin paliativos y sin elevarlo por encima del resto. Raoul Walsh conoce los resortes de la pantalla ancha que distinguen a los maestros de los artesanos y resuelve con magisterio esta delicada adaptación, huye de las fauces del melodrama y extrae romanticismo logrando algunas escenas antológicas con un ritmo narrativo de relojería y un montaje perfecto. Se ha repetido que el filme insiste en tópicos ya vistos anteriormente en melodramas sudistas como Lo que el viento se llevó pero hay que decir en descargo de Walsh que éstos no menoscaban el producto si se tiene oficio para manejarlos. La puesta en escena, con ese añejo sabor sureño que imprime la preciosa fotografía de Lucien Ballard, toda la magia de la producción Warner y el genio de Walsh al servicio de una historia que debe ser considerada cine necesario.
Borsalino
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20 de enero de 2008
19 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa película dirigida por Raoul Walsh, muy en la linea de "Lo que el viento se llevó", pero con un argumento a priori "antiracista". Una chica criada por un terrateniente que trata muy bien a sus negros descubre, al morir su padre, que es hija de una negra y por lo tanto "propiedad" de la plantación; por lo que es vendida como esclava, adivinad quien la comprará... ni más ni menos que Clark Gable!!!... Y por supuesto se enamorarán el uno del otro, como no podía ser de otra manera.

La película carece de la fuerza de "Lo que el viento se llevó" y en ocasiones me pregunto si Raoul Walsh estaba cómodo rodando las escenas más románticas, en general bastante sosillas. Con todo tiene momentos magníficos, de gran fuerza e interés, sobretodo gracias a Clark Gable, que interpretaba como nadie los papeles de canalla con buen corazón (es mucho mejor actor de lo que suele estar considerado). Llama la atención también el aromilla de antiracismo políticamente correcto que desprende el film, y que paradojicamente a la hora de mostrar la vida de los negros y sus personalidades caiga en todos los prejuicios raciales habidos y por haber... pero de buen rollo. Mención especial al papel de un jovencisimo Sidney Poitier, algo soso.

Película lejos de ser una obra maestra, pero que bien vale un visionado.
Raúl
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29 de junio de 2020
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno de las películas americanas es que en el negocio de las películas no caben las políticas; uno hace una película para todos y no exclusivamente para sus correligionarios, así que el espectador se hace una composición de lugar sobre la marcha, sin que le digan por quién tomar partido. Puede que los yanquis del Norte fueran los buenos porque lucharon contra el Sur secesionista y esclavista, pero aquí el argumento se posiciona del lado del Sur, se posiciona con los rebeldes y en boca del señor Hamish Bond (Clark Gable), que es quien relata, un sudista convencido de serlo y de turbio pasado, un sudista odioso pero valiente y aventurero, bueno ni más ni menos que Clark Gable.

Clark Gable es el héroe y no está en el lado yanqui que gobierna, y eso mola y es así, y además, como que nos da igual mientras Clark Gable vaya haciendo su papel e Yvonne le siga como la estela de un cometa. No sabemos si el querido lector llegará a dimensionar exactamente el nombre de Clark-Ga-ble. Por momentos en su actuación se adivina por qué no es nada raro que fuera una estrella del firmamento sin parangón. ¡Qué manera de mirar a Yvonne! ¡Cómo aguanta la escena!, con total dominio, entorna los ojos enigmáticamente, luego se da la vuelta y se marcha, y ves cómo lleva el paso, admirable. Sale de escena cerrando la puerta tranquilamente y es que te deja solo. Bueno… Sin palabras… Seguro que en ese momento a Walsh se le caía la baba aguantando la jugada antes de decir ¡Corten! Es como si Clark rememorara su papel en Lo que el viento se llevó. Cada vez que está en escena comprendes lo que era antes una estrella auténtica de Hollywood.

Pues aquí los esclavos esperan ansiosos a los soldados de azul que les traen la libertad, el Gobierno USA recibe presiones importantes de los ingleses que andan por el Atlántico impidiendo el comercio de esclavos porque ve mal que haya esclavos; o sea, para partirse de risa, es como decir que la gran Zorra se ha hecho con el control de los corrales de gallinas, menuda mierda, pero bueno; ellos mismos se nombran sheriff del mundo, los exterminadores de los indios... Como ya no tienen colonias, que se fastidien.

El caso es que los soldados de azul traen la llave de la libertad y ese es el tema. A los incautos siempre se les ha hecho saber que las cosas eran así, o sea, ya puedes reírte tranquilamente de quien se lo haya creído… La libertad que traían era para que los negros encabezaran los pelotones en el frente, como hacían los ingleses en la guerra con los extranjeros de su Ejército, los súbditos de la pérfida albión; era más o menos como salir de Málaga para caer en Malagón, jeje, eso sí, ya no serían esclavos. No serían esclavos pero ojo con pasarse y ponerse a pedir... No pasaría mucho tiempo sin que surgiera el KKK porque vamos a ver, una cosa es que sean libres pero otro caso es que se pongan a pedir derechos. Faltaría plus. Ya no eres esclavo, ¿qué más quieres, ser cómo un blanco? ¿Tener un negocio, tener un empleado blanco? Tú estás tonto. El caso es que a algunos nos hubiera gustado que el Sur hubiera dado caña a los yanquis, y ya está.

Así que La esclava libre es una cinta romántica, de aventuras y a tener en cuenta; y toma partido por el señor Bond que se caga una y mil veces en la puta madre que parió al general yanqui que le anda jodiendo y de paso a toda su morralla de gente. Y no lo oculta, no oculta nada, él era un negrero, tuvo un pasado turbio porque de joven era otra persona, suele ser así, la edad asienta a la gente y la hace más sensata. Pero fue un negrero. Si tiene una estatua por las plantaciones de Luisiana ya la habrán echado para abajo los fanáticos gilipollas (esperemos que a Clark Gable no le quiten la baldosa en el Paseo de la Fama). Bueno, pues eso, que el negocio es el negocio y la película es entretenida como debe ser.
floïd blue
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