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El retorno del héroe

Western Django, ex-pistolero ahora convertido en un hombre pacífico, se ve obligado a empuñar las armas nuevamente a causa de la sinceridad de una antigua amante, quien antes de morir le confiesa haber tenido una hija de ambos... Secuela "oficial" de Django, el clásico de Sergio Corbucci, nuevamente interpretado por Franco Nero. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es la única secuela "oficial" del Django de Sergio Corbucci, y la única en que vuelve a aparecer Franco Nero. La verdad, se la podrían haber ahorrado. Es de esos títulos malos de solemnidad, garrulos, mal paridos desde la primera escena, mal planificados, mal interpretados, mal escritos, en fin, un desastre absoluto y total. Pues resulta que Django se hizo monje, vivir para ver, pero de repente se entera de que un malvado militar apodado el "Diablo", mira por dónde, se dedica al tráfico de blancas, y cuanto más menores mejor. Entre ellas... la propia hija de Django, cuya existencia ignoraba. Por supuesto, nuestro héroe cuelga los hábitos, agarra la ametralladora y allá que vamos. Pero todo lo que sucede es absurdo y deslavazado, machacado además por una fotografía de juzgado de guardia. En el ínterin, sale Donald Pleasence, que pasaba por allí, pero luego desaparece, no sabemos muy bien por qué, para emerger de repente sin más explicaciones. Franco Nero hace lo que puede, es decir, poco, y hasta las escenas de acción dan grima. El tal Nello Rossati dirigió poco, por suerte, sobre todo películas eróticas de ínfima calidad y peores resultados (los aficionados recordarán La enfermera, con Ursula Andress en bolas). No puedo resistir la tentación de citar un título concreto de este desaprensivo: Io zombo, tu zombi, lei zomba. Creo que con eso ya está dicho todo. Cualquiera entiende por qué le contrataron para esta desdichada secuela. A evitar como sea.
Eduardo
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17 de julio de 2017
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Subproducto de claro corte ochentero, que intenta de forma ridícula ser la secuela de uno de los mejores y más influyentes spaghetti western de la historia. La historia no tiene ni pies ni cabeza, con el típico héroe ya retirado de las matanzas de tipos malos, que se ve obligado a volver a la acción, con una hija que le aparece de repente, un malo malísimo acompañado de unos secuaces desfrontalizados y… voilà.

Franco Nero se enfunda en una extraña vestimenta y rescata su preciada metralleta para repartir a diestro y siniestro. La película es tan rara que es difícil situarla en una época histórica concreta (¿se supone que eso sigue siendo el lejano oeste?). En fin, una peliculilla que no alcanza el mínimo aceptable para ser secuela, de hecho se podría haber hecho exactamente lo mismo sin ser secuela de nada. Para pasar el rato, bueno, para quien no tenga el listón demasiado alto o le vaya el “sadomaso”.
Hanshiro Tsugumo
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14 de enero de 2021
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Es lo que le ha pasado a Django. Después de cargarse con su ametralladora al lucero del alba en la presentación del personaje (Corbucci) ahora, en la nueva versión, se ha metido fraile con el nombre de Padre Ignacio (Nero) en el convento de Santo Domingo, que parece de la orden dominicana, la orden de predicadores.
Allí acude una señora muy enlutada para encomendarle una hija de ambos, Marisol ("Un rayo de luz"), pues le queda muy poco de vida (a la madre que debe tener un cáncer). El caso es que un par de años después se entera que unos malos malísimos se han llevado a la niña junto a muchas otras personas para que trabajen como esclavos en condiciones infrahumanas en unas minas de plata.
El jefe de esta banda de iluminados es un tal Orloski, "Alteza" de opereta vestido con un traje de almirante de primera comunión que viaja en un barco negro, "La mariposa negra", en busca precisamente de este quimérico lepidóptero. Y es que, además de malo malísimo y esclavista, es también entomólogo. Lo que nos faltaba. Por allí sale a colación el profesor madrileño De Soto (unas veces lo llaman Ramón y otras Manuel). Igual de quimérico el nombre, y eso que por entonces había en Madrid unos cuantos buenos entomólogos en el entorno del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Claro está, el P. Ignacio tendrá que colgar los hábitos y desenterrar del ataúd su ametralladora que yacía en una tumba y que ahora va a pasear en un carro funerario. Nos hemos mecanizado un poco.
En cualquier caso la película nos parece muy floja, con abundancia de escenas increíbles o directamente ridículas. Si ya no nos gustó la presentación oficial de Django, la nueva versión nos ha espantado directamente. Mal guión, mal desarrollo, mala dirección y regular interpretación. Poco recomendable en suma.
Lafuente Estefanía
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10 de febrero de 2022
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El éxito de Django (Sergio Corbucci 1966) dió origen a una treintena de secuelas, muchas de ellas, películas en que el protagonista poco o nada tenía que ver con el original, sino que simplemente se utilizó la palabra Django con fines comerciales.
20 años después el director Bello Rossati dirigió esta película con la que pretendió reclamar el Tito de "auténtica" secuela, secuela "oficial" o algo que diera a entender que todas las anteriores eran "apócrifas". Para ello se valió del efectista título "Django 2", así como también reclutó al protagonista original, Franco Nero 20 años más viejo. A William Berger, rostro habitual del eurowestern, se le di un pequeño rol y con la presencia de Donald Pleasence se intentó dar un toque de cine A. El resultado fue lamentable; tras ver la película es fácil saber porque ha sido olvidada. La película es una basofia e incluso entre las secuelas "falsas" hay más de un producto de mejor calidad que este.
Tras ver la estética y la indumentaria de los personajes ¿es realmente un western?... En cuanto al protagonista, si bien se llama Django, usa metralleta y es interpretado por Franco Nero, la impresión es que este personaje y el de 1966 son muy distintos.
Sobre Donald Pleasence ¿que hace un actor de su categoría en un filme de esta calaña? quizás tuvo a un inepto como agente, tal vez estaba muy apremiado financieramente, le ofrecieron mucho dinero o simplemente estaba muy ebrio cuando firmó el contrato
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Christopher Cusching
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