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No dispares contra mí

Thriller El joven estudiante de derecho David (Ángel Aranda) se ve envuelto en una sucesión de pequeños hechos delictivos que le lleva a descubrir el cadáver del marido de su amiga francesa Lucile (Lucile Saint-Simon) en el maletero del automóvil en que huye hacia Francia, lo que hace que ella se una a su viaje. Película con una clara influencia de la Nouvelle Vague. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8 de mayo de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un curioso ejemplo el de este filme, que aparentemente encuadrado dentro del género negro se mueve, sin embargo, por derroteros algo más complejos, centrando su interés en un protagonista que encarna la carencia de ideales y metas de la juventud, circunstancia que le empuja a frecuentar ambientes poco recomendables y a entablar relaciones peligrosas.

Así, la trama puramente negra o policiaca carece de interés, sirviendo más bien de excusa para penetrar -de forma sugerente aunque no siempre eficaz- en los sentimientos del joven David, que se siente perdido en el mundo. No obstante, elementos como la mujer fatal, el crimen, los criminales o la policía, y más aún, el hecho de que prácticamente toda la película sea una larga huida, hacen que el filme contenga suficientes aspectos característicamente negros.

Las ambiciones argumentales de la cinta resultan lastradas por un guión que obliga a los personajes a establecer largos parlamentos de tono existencial, que hacen poco creíbles las situaciones y perjudican la claridad del discurso; no es que abunden los diálogos, pero cuando se dan, resultan excesivamente pretenciosos, a pesar de los apreciables esfuerzos de los intérpretes, que cumplen bastante bien.

Más acertada en lo formal, la película llama la atención enseguida por su dinámico montaje y por sus originales puntos de vista; con frecuencia la cámara se "esconde" tras objetos o enfoca el centro de la acción en segundo plano. Los ángulos son también forzados y heterodoxos, logrando así planos expresivos, que se salen de lo corriente en el cine de la época. Con frecuencia se ha señalado que el filme se inspira en "Al final de la escapada", de Godard, circunstancia negada por el director posteriormente. Sí es cierto que tanto el tono como la estética del filme son similares a los de la Nouvelle Vague, aunque sin resultar tan transgresores.

Por último mencionar que la banda sonora a base de jazz, debida a José Solá, es fantástica, siendo uno de los grandes valores del filme.
Quatermain80
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20 de septiembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una idea argumental en la que un personaje tiene que estar escondiéndose continuamente en principio debe de resultar emocionante. Pero el estilo narrativo lánguido y con brotes intimistas que Nunes aplicó a la realización resta emoción a una historia que podía haber atrapado al espectador desde el principio hasta el final. El susodicho espectador entra en situación a partir de que aparece un cadáver en el maletero de un coche y el protagonista inicia entonces su escapada sin rumbo fijo. Sin embargo quien visiona la obra pronto se despista porque la historia carece del vigor necesario para obtener una película de suspense auténtico. No obstante Nunes ofrece otra alternativa de interés ya que consigue dotar a su obra de un gran interés ambiental y ofrecer de paso una serie de fotogramas bien sugestivos. Además los escenarios donde se desarrolla la historia están bien elegidos. Esa atractiva mezcla de elementos cinematográficos bien aplicados a una historia de persecuciones dan como resultado una película curiosa que tiene un aceptable resultado artístico y que en sus mejores momentos llega a fascinar. Para bien o para mal la película desprende una gran personalidad aunque tenga influencias norteamericanas y francesas. Unos años después Nunes filmó la irregular pero sugestiva "Noche de vino tinto".
Cromatico
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8 de abril de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre a contracorriente, José María Nunes, portugués de nacimiento pero barcelonés de adopción, es una rara avis en el cine español. Sus películas, desconcertantes, prohibidas, perseguidas, expulsadas de las salas de estreno, son presa de cinéfilos y buscadores de rarezas, pues cuesta mucho verlas. No dispares contra mí es su segundo título, y puede encuadrarse en lo que se denominaría policiaco catalán de los años 50-60, muy influido sin duda por el À bout de souffle godardiano. El protagonista es un joven confuso, siempre inmerso en la duda, que se apodera de un dinero ajeno, perteneciente a un individuo de clase alta que ha sido asesinado. Diversos maleantes van a por él para apoderarse del botín (entre ellos reconocemos al Julián Mateos de sus tiempos de quinqui). Un bondadoso comisario de policía (George Rigaud, que apareció en más de 200 películas y series), amigo de su padre, le sigue los pasos cual ángel guardián. Una mujer hermosa le acompaña en su huida... Con estos mimbres teje Nunes una trama clásica en el cine negro, pero forzosamente acomodada a la realidad franquista del país. Aún así, consigue dotar de una cierta apariencia ominosa a la pareja de la Guardia Civil que acecha a la pareja en una iglesia en ruinas. Dentro de las limitaciones presupuestarias y censoras, la película se ve con agrado y cierta ternurita. ¡Cómo tenían que esforzarse los cineastas de aquella época! José Solá, especialista del género, aporta una banda sonora jazzística (se le puede ver con su grupo en una secuencia), y hasta podemos asistir a una fiesta supuestamente licenciosa que hoy da ganas de llorar. Ángel Aranda y Lucile Saint-Simon encarnan a los fugitivos con buena química. No estamos ante una obra maestra, pero teniendo en cuenta las circunstancias se trata de un título honesto aunque olvidado en la actualidad.
Eduardo
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13 de agosto de 2013
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diga lo que diga el director, No dispares contra mi es una película pretenciosa con claras influencias del cine francés más pedorro existente por aquellos tiempos.
El protagonista da la impresión de haber recibido un fuerte golpe en la cabeza antes del rodaje ya que está ido de principio a fin.
La actitud paternalista del policía perseguidor quiere casar con los temores existenciales de la filosofía tibetana del piernas cuando en realidad choca todo el montaje con las apariciones del padre del prófugo, con un temor tan realista ante la autoridad que desmonta todo las ínfulas del guión. Por cierto, pésima actuación del susodicho.
Al igual que hacían los franceses, el film se apoya en la belleza de la actriz complementaria para dar credibilidad y un aire importante y superior al piernas, ya que sin ella el atractivo de la peli sería existencialmente nulo.
La música de fondo como cabía esperar es estridente y mala de solemnidad. Además de disparar contra el piernas había que disparar contra la orquesta.
floïd blue
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