El sueño del mono loco

He vuelto a ver esta película después de mucho tiempo y la verdad es que me ha gustado más que la primera vez. Trueba lleva a cabo una película de intriga muy influenciado por dos cosas, la mano de Alfred Hitchcok y la herencia del cine europeo de los años setenta. Los actores están bastante bien, la trama a veces es confusa pero se sigue más o menos bien, pero lo que tengo que destacar por encima de todo es la gran dirección técnica con una fotografía y unos movimientos de cámara que dejan entrever lo grande del genio de Trueba.

La recomiendo a los amantes del suspense clásico.

Un brillante guionista americano (Goldblum) afincado en París verá como cambia su vida al iniciar el guión de una película para un principiante. Lo que parecía inicialmente fascinante va deviniendo en una extraña, compleja y tupida tela de araña, en una trampa al guionista dónde todo resulta retorcido y malsano...
Una película mucho más estimable de lo que pudiera arrojar su resultado final (en mi opinión muy lastrado por un final ininteligible, que si bien puede ser ambiguo no resulta concluyente), pues se trata deuna película complejísima, un sórdido y extraño thriller de improbable -en el cine español- y lograda atmósfera y tono (muy buen trabajo de Alcaine), de una multiplicidad genérica de díficil ensamblamiento (desde el thriller de vanguardia, pasando por el melodrama familiar, el drama de amour fou, siempre conducente a un surrealismo aquí cromático y alucinatorio), que la hacen en considerable medida inclasificable (un mérito muy común a las grandes películas). Aún más arriesgada por apostar Trueba por un reparto internacional dentro de una producción netamente española (lo cual provoca bastante variedad cualitativa en las interpretaciones, con errónea elección de Liza Walker en el papel fundamental del film), resulta una obra "internamente" ininteligible (si es una metáfora o una parábola o una alegoría, ¿qué sería?, en todo caso habla de la putrefacción de la condición humana; esto es un signo de valiosa apretenciosidad), exteriormente fascinante y todo un magnífico ejercicio narrativo de Trueba -y esto es lo que quedará para siempre-, en su más díficil, personal y loable película.

El director Fernando Trueba, más bien conocido por sus comedias, también realizó alguna que otra incursión en otros géneros más serios como es el caso de esta película, un film denso, extraño, negro y laberíntico.La película nos cuenta la historia de Dan (Jeff Goldblum), un guionista norteamericano afincado en París, que recibe un extraño encargo para realizar un guión, al mismo tiempo que su vida personal se ve sacudida por una relación sentimental tormentosa y por la fascinación que sentirá Jenny, cuya relación con está le arrastrarán hacia un torbellino oscuro, inquietante y obsesivo del que le será prácticamente imposible desprenderse.

Trueba realiza una película prácticamente subjetiva, desde el punto de vista de Dan, y con la sombra de Peter Pan planeando como trasfondo de la película. El tema del fin de la infancia, y entrada en la edad madura está presente a lo largo de todo el relato.

Valiente incursión de Trueba aunque no fuera del todo conseguida, debido a su densidad y compleja trama que subyace por el fondo lo que la hace algo inaccesible para el espectador normal. Por otro lado se dio el gusto de trabajar con actores de cierto nombre internacional como Jeff Golblum o Miranda Richardson, lo que ya de por sí tiene su mérito en los tiempos que corrían.

El sueño del mono loco de Fernando Trueba es un drama de intriga basado en un guionista americano en Paris que acepta escribir un guion para un joven y extraño director a petición de su productor. Dirigida con un ritmo pausado y con un estilo enrarecido y personal fuera del cine más habitual del director, es una obra extrañamente atrayente que hipnotiza al público con su turbia y oscura historia que mantiene eficazmente al cinéfilo exigente pegado al asiento, logrando dejar mella en el espectador buscador de cintas particularmente sombrías y raras, concluyendo con ello una buena película que eso sí, va de más a menos y al final hace que parte del público vaya perdiendo algo de interés por el film.
La fotografía es oscura y desconcertante en sus lúgubres y sombrías imágenes que son sugestivas y desde luego estimulantes, logrando una labor repleta de detalles visualmente recónditos e idóneos para lo que ofrece la trama. La música es intrigante y enigmática en sus sonidos insidiosos que turban al público con melodías penetrantes que inquietan en las escenas oportunas, usando también melodías clásicas típicas de cine negro. Los planos y movimientos de cámara consuman una notable labor técnica mediante el uso de los primeros y primerísimos planos, cámara en mano, seguimiento, subjetivos, detalles, plano-contraplanos, cenitales, avanti, retroceso, generales y grúas que se centran en exprimir lo mejor de las interpretaciones y su entorno.
Las actuaciones son acertadas y convincentes para lo que ofrece el film. Como protagonistas Jeff Goldblum está seductor y manipulable en su labor y Miranda Richardson está cumplidora en su tarea, siendo profundos y con oscuridad psicológica los papeles de Anemone, Liza Walker, Daniel Flet, Dexter Fletcher y Daniel Ceccaldi entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y formales por un lado y más informales y descuidados por otro para marcar claramente la personalidad de cada protagonista en una tarea que junto con los decorados de interiores te transportan eficazmente in situ.
El guion, escrito por el director junto con Manuel Matji y Menno Meyjes y basado en la novela de Christopher Frank, tiene algunos altibajos pero en líneas generales mantiene una historia atrayente e hipnótica en sus recónditas rarezas que mantiene al público expectante de principio a fin para satisfacción de los seguidores de un cine extraño y oscuro que se aleja del cine más convencional y ofrece algo nuevo incluso para el cine más acostumbrado del director. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off profunda y misteriosa que está llena de pesimismo, además de contener también unos diálogos misteriosos y singulares que dan un toque diferente al film. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que marca un ritmo lento e hipnótico que atrapa con estilo al público y lo mantiene eficazmente absorto.
En definitiva, la considero una obra extrañamente hipnótica que podría haber sido más si hubiera mantenido el interés y la intriga con la que comienza el film, aunque no se le puede reprochar que tenga detalles recónditos y curiosos que atrapan al espectador y lo mantiene eficazmente pegado al asiento. Recomendable por su dirección, fotografía, música, montaje, planos, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a El mono loco, en un film oscuro aunque algo impenetrable que tiene altibajos pero que en líneas generales mantiene eficazmente el tipo.

"El sueño del mono loco" es una desconcertante rareza (por su contenido, por sus actores, por su dirección...) que sosprende gratamente gracias a una inteligente mezcla de géneros. Porque si bien al principio la película parece que va a decantarse hacia el thriller, incluso hacia el thriller fantástico, después se centra en un drama psicológico que acaba convirtiéndose en una película de terror en toda regla. Trueba dirige acertadamente a un elenco de actores ecléctico y apuesta por los primeros planos de manera exagerada, asfixiando tanto a los personajes como al espectador, sumido buena parte del metraje en atmósferas oscuras y en un extraño París de extrarradio.

La película es, además, una desencantada reflexión sobre la niñez y también sobre el oficio de escribir, que a veces es lo mismo.