La armada Brancaleone

Esta película es simplemente increíble. Una obra maestra del humor y de la interpretación. Un guión brillante que nos muestra las aventuras y desventuras de un caballero medieval de poca monta (Vittorio Gassman), un noble decadente y desclazado (Gian Maria Volonté) y la banda de pícaros malvivientes que forman su séquito. Un guión realmente espectacular, con un desarrollo narrativo impecable y lúcido que no decae en ningún momento. La recreación de la atmósfera medieval no solo es comiquísima y satírica sino que además está realmente basada en la idiosincrasia y cultura de aquella época: el mistisismo, la superstisicón, la exacerbada religiosidad, la gallardía y también el oportunismo y, la picardía de unos malandrines que a pesar de cada revés del destino, no pierden opotunidad de la cual sacar provecho.
Cada personaje principal está desarrollado en forma completa y cada personaje secundario es un estereotipo medieval. Se retratan situaciones típicamente medievales como los monjes predicadores, las peregrinaciones de los pecadores e infortunados a Tierra Santa, la peste, las cortes decadentes... El desarrollo de personajes como el monje "Xenón" o el viejito judio que duerme y se protege dentro de un cofre que lleva a todas partes, o el "hombre oso" son simplemente insuperables.

Precursora de las comedias medievales como la famosa "Los caballeros de la mesa cuadrada" de los Monty Python, película de la cual se puede decir que "La armada Brancaleone" es su referente único. Sin embargo, Brancaleone es a mi juicio muy superior, nada de lo que sucede es anecdótico ni un mero gag, y todo está al servicio de la historia y los personajes.

Tiene una secuela "Brancaleone en las cruzadas" (otra película más que increíble con una escenas de lucha de caballeros como jamás vi ni en las mejores películas de acción) y tengo entendido que hay una tercera "El hijo de Brancaleone".

Una película de culto.

Poco se puede añadir más si de una comedia uno como espectador queda satisfecho porque han aparecido las risas. El humor es subjetivo y no todas las patochadas de Brancaleone harán gracia a todos, pero lo que es indudable es que el sano objetivo por parte del realizador, al menos es mi opinión, se alcanza sobradamente. Es importante puntualizar que las risas no aparecen sólo por un chiste concreto, se trata de una concepción general que cumple desde el principio, desde la presentación. Es una road movie medieval, con un Vittorio Gassman que se exhibe con la interpretación de un personaje histriónico y ridículo, portador de los valores caballerescos, valiente y altivo, inmenso, grotesco... Sencillamente ocupa la pantalla.

El guión me parece muy elaborado, no se trata de una suma de gags yuxtapuestos (que tampoco estaría mal) sino que existe una coherencia interna aunque el fin, el objetivo de los personajes y sus movimientos, sea de lo más estúpido. Por supuesto que nada tiene que ver este humor con el de los Monthy Python, pero tampoco hay que enfadarse por opiniones que señalan que es un precedente, porque Brancaleone va antes cronológicamente y hay mucho surrealismo, muchas ganas de pasarlo bien y hacer reír. Ya vendrán los caballeros de la mesa cuadrada, yo sólo digo que antes vino Brancaleone formando su ejército, espada en mano, lanza, hacha, con su caballo amarillo... No es poca cosa. Agradecido estoy de poderme reír de estas tonterías, de la canción que entonan, de la miseria que acompañan y el humor, ay!!!; el humor!!!; lo sano que es y cómo apetece de tanto en tanto. Todos sabemos que es más fácil hacer llorar, la suerte es que a Monicelli esto de hacer reír le salía muy bien...

Mario Monicelli ironiza, satiriza, y, en suma vuelve a hacernos reir y pensar con una película que no tiene desperdicio. Magníficamente ambientada e interpretada, desopilante.

No voy a agregar mucho más porque la crítica de Fernando Sassone es magnífica.

¡Qué gozo! ¡Qué placer poder disfrutar de una película como esta! Una película donde el señor Vittorio Gassman muestra su amplio histrionismo para quedarnos embelesados con una labor actoral de aquellas. Y cómo no resaltar ese humor desopilante y picaresco, que en la actualidad ya no cuenta en casi ningún ámbito. Un humor que no le escatima a la incorrección, a pesar del absurdo o la jarana general. Un humor que va tejiendo también la crítica social y política. Un film de dos horas que entretiene sin reparos, con los súbditos del "gran" Brancaleone dispuestos a seguirlo en busca de la tan ansiada recompensa material. Y de repente aparece la belleza de Catherine Spaak para regocijarnos una vez más. Hay actrices hermosas sí, pero a mí personalmente me enamoran pocas, y la Spaak es una de las elegidas, sin dudas, junto a Monica Vitti, Marlene Dietrich o Scarlet Johansson. Para más interés, tenemos entre el reparto a otro gran actor, quien es don Volonté, gracias por darnos tanto talento. Otro punto a destacar es la fotografía y los escenarios naturales donde se filmó la obra. ¡Magnifico! Y la música, esa tonada que con tan sólo escuchar sus pimeros acordes, ya nos mueve al más noble divertimento. Repito, un gusto haberla visto. Qué pena que cine como este no tenga lugar en este mundo alocado, pero que de película no tiene nada.

Antes de empezar la proyección de la película el coordinador del cine-foro hace la advertencia: “Es importante tener en cuenta que los “efectos especiales” de la película son bastante precarios”. Ok, una vez advertidos se nos muestra esta película ambientada en la edad media y cuyo protagonista es un caballero con serios problemas financieros conocido como Brancaleone de Nurcia y su marcha hacia el feudo de Aurocastro el cual espera reclamar junto con su séquito de súbditos que más parecen un grupo de oportunistas de poca monta que un ejército aguerrido, como Brancaleone lo quiere hacer ver. Dirigida por Monicelli, es una comedia fresca de apreciar pues no tiene un guión complejo y se encuentra libre de referencias que el espectador no pueda entender como suele suceder con las comedias contemporáneas.

Tres cosas para resaltar. Primero, los escenarios. Filmada en edificaciones de la época, se debe agradecer a la película el ambientar la historia en construcciones reales como los acueductos romanos o los castillos de la época. Segundo, las referencias a la vida cotidiana en la edad media, como las invasiones de los vikingos, la peste negra, los torneos medievales y la marcha de las cruzadas, entre otras. Tercero, los efectos especiales que, en mi criterio, son bastante ingenuos como se puede apreciar en las escenas del combate entre Brancaleone y el caballero bizantino en el campo de trigo o la presencia del oso qué más parece un extra sacado de la película de 1968 “El Planeta de los Simios”. Cierto asistente a la proyección argumentó que la presentación de los efectos especiales de esa manera era una forma del director para burlarse de la seriedad del cine de la época, idea que no me convence mucho pero que dejo expuesta para que el futuro espectador lo juzgue bajo su criterio. Lo mejor, Aquilante, el caballo de Brancaleone, aunque actoralmente no hace mucho, el contexto de los diálogos hacen que su presencia sea muy divertida. Película curiosa a la que no está de más echarle un ojo.