Cuatro tíos de Texas

Es una payasada, de acuerdo. Historieta sin más sobre tugurios de juego flotantes y su control por parte del buen Dino y malo Sinatra (donde ya se le aprecia algún tipo de prótesis capilar).Pero os detallaré sus pros:
-Colorido, que casi obliga a verla con gafas de sol.
-Hay tapetes, fichas y dólares.
-Ekberg y Andress, bellísimas y escotadísimas.
-Dirección de Aldrich, ameno y sin complicarse.
-Dino, ese mito: sei grande.
-Hasta sale Charles Bronson... y sin Death wishes....

He vuelto a ver esta película tras muchos años, pues tenía buen recuerdo de ella (la vi en mi infancia) y una vez más se constata lo duro que es el paso del tiempo para el cine y para las personas. Eso sí merece la pena por la increible belleza de Ursula

Muy entretenida cinta que es casi casi más una comedia que un western. Desde luego resulta poco creíble, muy pasada de rosca. Parece una broma al espectador. Sin embargo es cachonda y se pasa un buen rato al verla. Y eso es lo más importante.
Pero vamos, no se la debe tomar demasiado en serio, sobre todo cuando al comienzo, al presentar él mismo el personaje de Charles Bronson, nos dice a los espectadores que "él es el malo".

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/09/robert-aldrich-1918-1983.html

A Robert Aldrich no se lo perdono porque sabe hacerlo, y muy bien. Película aburrida donde las haya, con unas actrices que lo mismo podrían ser de carton piedra, dos actores no del todo malos pero haciendo el idiota toda la película, y secundarios excepcionales perfectamente desaprovechados.

Diálogos insulsos e interminables, personajes sin enjundia, mucho colorín y vestuario y sólo falta el perrito.

Esta película debería borrarse de la historia del cine y muy particularmente de la lista de Aldrich. Si la hubiera filmado otro igual le daba un pase, pero así no. Ni hablar.

Por lo menos podían haber hablado de cuatro "tipos" en el título de la versión hispana de la cinta. Así, en general. Porque mira que hacerlo de "Cuatro tíos" incluyendo a dos damas en el cuarteto ...
Y qué dos damas, Anita Ekberg y Úrsula Andress, ambas despampanantes, en pleno esplendor.
Con acierto la ficha habla de western y de comedia. Por separado. El arranque con el accidentado asalto a la diligencia tiene algo de western cómico. Con la muerte del forajido que representa Jack Elam podemos decir que se acaba el western. El resto es pura comedia ambientada en Galveston los años que siguen a la guerra de Secesión a base de banqueros sin escrúpulos, estafadores de cuello blanco, alta sociedad, lujosos hoteles ... casinos flotantes.
Allí se mueven como pez en el agua dos simpáticos sinvergüenzas, Zack Thomas (Sinatra) y Joe Jarret (Martin), flanqueados por las esculturales damas antes citadas. Sin olvidar un reparto también de lujo con actores que lo bordan como Buono, Dennis, Mazurki, Jaeckel y otros, entre los que se incluye un Bronson con un papel a su medida. Excelentes las interpretaciones de todos ellos.
Trama divertida y desenfadada. Guion al que solo cabe ponerle el pero de "meter" con calzador al principio la escena del asalto a la diligencia. Fuera de presentar a los dos protagonistas principales no le vemos mayor sentido: "¿En cuantos estados te están buscando? -¿Cuántos estados hay?"
Ágil realización que mantiene en todo momento un buen ritmo, sin altibajos. Continuos golpes de efecto, a veces demasiados. Buen fraseado, "Por cien mil dólares logro que te absuelvan las penas. -En muchos estados lo consigo por cinco mil y me regalan al gobernador de propina".
Excelente ambientación con gran lujo de vestuario y de extras que culmina al final cuando se enfrentan los camareros y el personal del casino flotante de Joe que van vestidos de rojo, con los secuaces de Zack que van de riguroso amarillo. La mezcla de ambos colores simula a veces la bandera española, tal vez en recuerdo de aquel gobernador de Luisiana, Bernardo de Gálvez, que ocupó temporalmente la ciudad que luego llevará su nombre, después de protagonizar el ataque a los fortines británicos al grito de "Yo solo", que acabará facilitando la independencia de EEUU.
Dos años después de "El último atardecer", enorme western dramático, Aldrich se decanta por esta comedia desenfadada, a veces exagerada, pero que mantiene en todo momento la atención del espectador. No es un western propiamente, pero sirve para pasar el rato.
No está mal.