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Cyrano de Bergerac

Aventuras. Drama. Romance Cyrano está enamorado de Roxane al igual que su amigo Christian, pero éste, que posee todo el atractivo del que carece Cyrano, no sabe cómo cortejarla. Cyrano acude en ayuda de su tímido amigo prestándole sus palabras y sensibilidad para escribir cartas de amor y poesía. Roxane se enamora de la persona que escribe las cartas, convencida de que es Christian. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
6 de septiembre de 2006
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El productor Stanley Kramer que había tenido un gran éxito con "Ídolo de barro" dirigida por Mark Robson, volvió a reunir a gran parte de su equipo para filmar "Cyrano de Bergerac"; recuperó a su guionista, el espléndido Carl Foreman ("Sólo ante el peligro, "Los cañones de Navarone"), a su compositor Dimitri Tiomkin, uno de los tres más grandes de la música del cine, y a su fotógrafo Franz Planer ("Vacaciones en Roma", "Desayuno con diamantes"). Para el papel de director, Kramer escogió como hizo al principio de todas sus producciones un hombre principiante que pudiera ser manejado por el estudio y que por tanto no tuviera la personalidad suficiente como para rebelarse ante los que verdaderamente mandaban en la película: Kramer y los suyos. El desconocido Michael Gordon fue el elegido, director que a diferencia de Mark Robson, no tuvo un gran éxito posterior en el mundo del cine a excepción de las comedias ligeras de Rock Hudson y Doris Day. La película sigue fielmente el texto de Edmond Rostand y permite disfrutar de algunos momentos sublimes de carga dramática.
En la historia de las adaptaciones literarias al cine no es fácil encontrar dos películas como las de Cyrano tan buenas. José Ferrer ganó el Oscar por su interpretación de Cyrano, aunque en “Moulin Rouge” creo que estuvo mejor, pero era demasiado para los miembros de la academia
Película tremendamente interesante de un personaje como Cyrano que no permitía ni favores ni agravios de los demás, cuestión que hoy en día nos debería hacer reflexionar. Personalmente me quedo con la versión francesa interpretada por Depardieu, aunque desde luego esta versión es notabilísima y permite que la otra sea tan buena ya que se basa en está que también lo es.
Un clásico del cine a recuperar basado en una de las mejores obras literarias de finales del siglo XIX.
vircenguetorix
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23 de julio de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No dejo de reconocer la teatralidad de esta versión de la obra de Rostand, pero si me dejan elegir entre el film de Michael Gordon y otras versiones más modernas (excluyo la de Depardieu) tipo Roxanne (Steve Martin - Daryl Hannah) pues me quedo con el Cyrano José Ferrer, donde el puertorriqueño ofrece un recital interpretativo, merecidísimo Oscar incluido. Claro que así se las ponían a Fernando VII, porque de estos diálogos entran pocos en una docena, hirientes, puntiagudos, chistosos, narigudos en suma...

Agresivo: 'Si en mi cara
tuviese tal nariz, me la amputara'.
Amistoso: '¿Se baña en vuestro vaso
al beber, o un embudo usáis al caso?'
Descriptivo: '¿Es un cabo? ¿Una escollera?
Mas, ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!'.
Curioso: '¿De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja o de escritorio?'
Burlón: 'Tanto a los pájaros amáis,
que en el rostro una alcándara les dais?'

Diálogos excelentes de una obra teatral memorable. Eran las dos de la madrugada del 28 de diciembre de 1897. Escenario, el teatro de la Porte de Saint Martin de París. Los actores habían sido requeridos al escenario para agradecer los aplausos de una multitud enfervecida: ¡42 veces!.

¡Vive le teatralité! Sobre todo si viene acompañada de la música de Tiomkin gascones y normandos, de altas cunas y alguna baja cama. ¡Abajo las versiones tipo bomberos-cachas! Que no todo lo antiguo fue mejor, pero esto si... Steve Martin tiene su terreno pero la historia y el buen cine tienen el suyo.

Aunque es cierto que la película ha pasado a la historia de la cinematografía por la inconmensurable interpretación de José Ferrer ( y aprovecho para recordar su excelente Toulousse-Lautrec en Moulin Rouge) no pierdan ripio de los diálogos y sobre todo degusten un inolvidable final desbordante de sentimiento y orgullo.

Acabo con otros versos, los de Quevedo, probablemente escritos tras haber visto esta buena película:

Érase un hombre a una nariz pegado
Érase una nariz superlativa...
FATHER CAPRIO
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30 de marzo de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anochece. La guerra contra los españoles mantiene en vilo a los soldados atrincherados esperando la aproximación de los enemigos. En este contexto, dos osados soldados se enfrentan al mayor duelo de los hombres, la lucha por el amor de una mujer. Uno es apuesto y parco en palabras; el otro, poeta y experto espadachín, vive infeliz por su amplia nariz. Como dicta toda buena trama amorosa, el artista lírico y acomplejado intenta ayudar al agraciado caballero a conseguir el amor de la joven dama ofreciéndole su don de la palabra. Como recitaba bajo el balcón de la damisela:" Es mi voz la que te hace temblar en el anochecer y yo siento dentro de mí, la pasión de tu temblor".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tombos
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5 de marzo de 2008
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de las dos versiones de Cyrano de Bergerac más recordadas. La otra sería la que interpretó Gerard Depardieu en 1990. Y para no ser injustos con la que nos ocupa ahora trataré de no hacer comparaciones.
Esta versión dirigida por al anodino Michael Gordon se recuerda hoy en día sobre todo por el Oscar que gano su protagonista José Ferrer. Es una película que no pasa de correcta, en la que gran parte de la energía y el empuje de la obra original se pierden en su exceso de teatralidad. Quizás por falta de medios, o tal vez por falta de ideas la adaptación no sabe encontrar el tono adecuado. Ilustra de forma pulcra y desapasionada la obra teatral, sin hacer grandes aportaciones que no estuvieran ya en el original.
Los excelentes diálogos están recitados por unos intérpretes bastante discretos, y aunque José Ferrer ganó el Oscar por su trabajo, su Cyrano acaba resultando un personaje atildado y no especialmente simpático, pese a tener algún momento brillante como es la secuencia final de la película.
Michael Gordon realiza un trabajo de dirección en exceso teatral desaprovechando todas las posibilidades cinematográficas que la obra, como se vio posteriormente, tenía. Y es gracias al genial compositor Dimitri Tiomkin, y a unos ajustados decorados, que la película se eleva por encima de la mera corrección.
ernesto
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4 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
194/08(22/11/15) Interesante sin más, el tiempo la ha arrugado, primera versión homónima en inglés de la famosa obra de Edmond de Rostand de 1897, destacando sobremanera el portorriqueño José Ferrer en el rol del narizón pendenciero e idealista, siendo premiado con el Óscar, en su debe está un muy marcado tono teatral y una carencia en secundarios de vigor. Fue un film impulsado por el productor Stanley Kramer, que tras su éxito con la cinta “Ídolo de barro” de Mark Robson, volvió a reunir a parte del equipo para esta revisión de Cyrano, como el guionista Carl Foreman (“Solo ante el peligro”), el compositor Dimitri Tiomkin (“Que bello es vivir”), y el director de fotografía Franz Planer ("Vacaciones en Roma"), esta vez cambio de director, contratando a un realizador novel al que pudiera manipular, sería Michael Gordon (carrera atrofiada por pasar a estar en la nefasta Lista Negra de Hollywood, abuelo del ahora afamado actor Joseph Gordon-Levitt). El libreto adapta la traducción en verso del francés al inglés del poeta Brian Hooker de 1923, lo hace con un presupuesto ajustado, pues los productores temían el fracaso comercial y acertaron.

Estamos en el SXVII en París, el protagonista es un avezado espadachín, Cyrano de Bergerac (José Ferrer), combativo, poeta, ingenioso y valiente tipo, que tiene el defecto físico de poseer una enorme nariz, está enamorado en secreto de su prime Roxanne (Mala Powers), no se atreve a declarársele por su deformidad. Ella lo cita para charlar y le pide ayuda para que ayude a Christian (William Prince), un joven guapo enrolado en su compañía militar y del que Roxanne está enamorada. En el relato también tienen importancia personajes como el Conde de Guiche (Ralph Clanton), el capitán de la guardia Le Bret (Morris Carnovsky), el pastelero Ragueneau (Lloyd Corrigan), el pendenciero vizconde de Valvert (Albert Cavens), o el pomposo actor Montfleury (Arthur Blake).

El guionista Foreman escribió el libreto a semejanza que la obra teatral, estructurando el film en cinco actos, ello transmitiendo con vigor la fuerza del texto de Rostand en boca de un sembrado protagonista, aportando una deliciosa mezcla de dramatismo, comedia y mucho romanticismo. Es un film atractivo por el poderío de la raíz de la obra, por su referido protagonista, por un arranque poderoso en el teatro, en un magno homenaje al arte de las tablas, por su oda al más puro de los sacrificios, por un canto al amor puro, por su loa a la belleza interior, y su ataque a las falsas apariencias, a los prejuicios sociales, por su exacerbado sentimentalismo, por lo emocionante de su final, por su torrente de diálogos en verso, pero... (no anula todo los dicho), el reducido presupuesto que detentaba es su peor enemigo, esto provoca un remarcado acento teatral, una puesta en escena excesivamente frugal como para sobresalir, haciendo que la fotografía actúe de ocultadora de su escasez de medios para los decorados, tampoco el realizador aprovecha las apreturas monetarias para hacer de los defectos virtudes, no aporta visualmente demasiado, en este sentido queda algo plana, no deja huella alguna, prueba de esto es lo artificiosa y forzada que resulta la batalla de Arras, Michael Gordon dirige de modo mecánico, haciendo que la inmensa y la potencial carga poética de la obra se pierda, dejándose caer en un estilo teatral muy estático y lineal, sin sobresaltos, ni momento memorable, hace que la pasión y punzamiento emocional solo sean sostenidos por José Ferrer, no apoyado por la dirección, que no es capaz de obtener un momento original que no esté en la obra de Rostand. A estas taras se añaden unos secundarios inanes, insípidos, intrascendentes, opacados y arrollados por el tremendo José Ferrer.

José Ferrer encarna con electricidad profunda a este noble, idealista, poeta, filósofo, paladín, vanidoso, lo hace con ímpetu, con veracidad, emitiendo sentimientos, emociones, dolor, frustración, honor y mucha dignidad, una actuación por la que merece la pena ver el film, papel que Ferrer ya interpretó en los escenarios en Broadway a finales de los 40, y por el que obtuvo el Tony, el Oscar del teatro, Oscar que también ganó. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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