Canon City

Hay una ciudad a 1.700 metros de altitud sobre el nivel del mar, arriba en las montañas de Colorado, que en el año de la producción de esta película parecía un pueblo modesto y muy tranquilo, que debía vivir de la mina y poco más, se llama Canon City.

Si añadimos que dentro está una de las penitenciarías del Estado que es en sí una ciudad dentro de la otra, en la que hubo una gran fuga muy sonada en su día, el tema puede interesar a quienes les guste este tipo de películas. Incluso si fuera un documental también habría quedado bien pero como film no tiene desperdicio. Ya nos dicen del realismo con que fue filmada e incluso el alcaide sale de protagonista haciendo su papel, no le debió importar decir que estaba jugando al dominó en el bar de la plaza cuando sus presos se escapaban pero es que así es la vida: Los que están dentro quieren salir y los que están fuera, no quieren entrar. El realismo está servido con un plantel de presos a la fuga inmejorable, quedando los vigilantes más difuminados para no quitarles ni un ápice del protagonismo que se ganaron. Igual de realismo habido en unos episodios con la vecindad plenamente convincentes y una nevada de lo más aterradora y criminal. No podían haber elegido mejor momento.

Historia de una fuga de la prisión de Canon City en Colorado, rodada con algunos personajes reales que vivieron los sucesos, entre ellos el alcaide, que presenta la película.

Tensa y áspera, con aires de documental, lo más interesante es que va directo al relato de los sucesos sin detenerse en vericuetos sentimentales, a través una voz en off que presenta un relato detallado, fiel reflejo de lo que sucedió.

Escrita y dirigida por Crane Wilbur -por cierto, primo de Tyrone Power- en cuya filmografía las cárceles y las prisiones ocupan un lugar destacado, hasta el punto de convertirse en verdadera obsesión del autor, supuso también el debut del actor Scott Brady en una carrera que prometía mayores frutos de los que acabó por cosechar.

Película de enorme realismo, no en vano está rodada en los mismos escenarios en los que transcurrió esta historia en la realidad y con parte del reparto que habían sido protagonistas directos de la misma -el alcaide y algunos presos-, potenciado por su inicio en formato documental, con un desarrollo posterior pleno de fisicidad, sequedad y concisión.
El escalofriante testimonio de uno de los encarcelados, a buen seguro que sirvió de inspiración para el "institucionalizado" personaje de Ellis Boyd 'Red' Redding, interpretado por Morgan Freeman, en la extraordinaria The Shawshank Redemption (Frank Darabont, 1994).

Estupendo film, rodado a la manera de un semi-documental, que va de menos a más, hasta ser apasionante.
Narra una historia real, con gran convicción y fuerza, gracias a un esforzado guión, estupendas interpretaciones y una funcional dirección de Crane Wilbur, que francamente, no me suena de nada.
Pero el bueno de Wilbur logra una estimable película, que se degusta como un manjar.
Además, es positiva, por cuanto invita a la reflexión sobre los peligros de la vida fácil, de las malas compañías como influyentes en nuestro futuro comportamiento.
Muy bonita (y también dura).

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