Georgia

Una joven alcohólica y neurótica (Jason Leigh, quien si no) vive obsesionada con su hermana mayor (Winnighan) y desea convertirse al igual que ella en una cantante de éxito. Un drama "indie" e intimista dónde Jason Leigh vuelve a desarrollar (esta vez convincentemente) su sempiterno papel de chica-con-problemas y dónde Grosbard analiza sin efectismos y con coherencia apreciable la autodestrucción, desorientación y la falta de directrices claras en la vida, resultando un film correcto y a tener en cuenta.

El excelente director de dramas intimistas como Libertad condicional y Confesiones verdaderas, así como de la magnífica Enamorarse, se pierde aquí en un guión farragoso, sin crecimiento dramático, y sobre todo, abandonando a Jennifer Jason Leigh a un protagonismo sobreactuado, sin motivaciones suficientes para tan largo metraje. Ella misma es productora, así que es evidente que creyó que podría dar el do de pecho, el más difícil todavía en su rica galería de chicas atribuladas, perversas o simplemente neuróticas.

El reparto es tan gris como la propia película: todos deben luchar contra el aburrimiento diciendo unos diálogos sin relieve, reiterativos, mientras Jennifer insiste en toda clase de mohines y morisquetas supuestamente sufrientes.

Por una vez el subtitulado trae todas las letras de las canciones de este cuasi musical, lo único que realmente vale la pena, sobre todo la única canción (muy bien cantada por Mare Winningham) que se repite parcialmente: Que no retornen los tiempos duros (...) Hace años que rondan la puerta de casa (...).

Alterna episodios de intensidad dramática con otros que no se sostienen del todo (sobre todo al principio cuesta creer, entender que alguien se comporte así y las razones exactas para hacerlo, quizás se pasan un poco de rosca forzando algunas escenas para que al espectador le quede muy muy claro lo que se quiere decir). Sin embargo la sutileza aparece en otras secuencias dejando momentos acertados, matices que aunque no sean muy significativos dan cuerpo a una historia, dotándola de atractivo. Impresión general: ¿me ha gustado la película? Pues no demasiado. Se me hizo larga y no diría que me interesó lo suficiente a pesar de lo mencionado. Quizás puede que sea un cine demasiado personal, aunque yo añadiría que hay bastantes escenas/alusiones a personajes secundarios que parecen prometedoras pero que sorprendentemente terminan pasando demasiado desapercibidos, una característica propia de cierta parte del cine independiente de los 90, así como una moderada pero sistemática falta de ritmo. No obstante la interpretación de Jennifer Jason Leigh me parece muy buena, aunque sobreactúe o su personaje no te caiga demasiado en gracia creo que no se puede negar que esta mujer tiene talento dentro de su propio estilo.

La película tiene algunas escenas bastante incómodas de presenciar, por el ridículo en el que constantemente incurre Jennifer, un personaje atormentado que no es capaz de hallar el amor y el estima que cree merecer lo cual la confiere una personalidad desgarrada que la aboca a una conducta autodestructiva. Lo pasé especialmente mal cuando cantaba durante cerca de unos diez minutos. Se nota que la actriz lo hacía aposta tan mal para resaltar (más aún) el bochorno de su personaje, pues hay mucha diferencia de cuando canta la primera vez, aunque también estuviera borracha se nota que lo hizo mucho mejor. Puede que tal debacle artística se debiera a que su hermana, a cuya sombra siempre se ha visto sometida, estuviera presente y el alcohol impulsó a la protagonista a escupir toda la frustración acumulada en forma de esos berridos (mira que admiro a la interprete pero es que vaya tela). Hay muchas formas de verlo.