One Second

La última película de Zhang Yimou fue la encargada de inaugurar el Festival de cine de San Sebastián, todo un canto de amor al cine que este gran director que por su avanzada edad no pudo acudir a presentarla.

La historia sigue a un convicto fugitivo sin nombre que deambula por una ciudad en medio del desierto en busca de poder ver un noticiero propagandístico del régimen comunista, que se proyecta delante de la película. Después de encontrar a la persona que lleva las películas en una moto de pueblo en pueblo, ve como una chica joven roba una lata del film, entonces decide perseguirla...

La sensibilidad y el estilo visual de Zhang Yimou en muchas películas suyas como "El camino a casa", "Ni uno menos","Vivir", "La linterna roja" contrasta con películas de acción como "Hero", "La casa de las dagas voladoras" o "La maldicion de la flor dorada" un puñado de obras maestras que le consolidan como uno de los mejores realizadores de nuestro tiempo. En Sitges podremos ver su último film "Cliff Walkers"

Un Segundo es un sentimental y poderoso tributo al mundo del cine que consigue dar ilusiones a una población muy pobre y donde el único aliciente que tienen es poder ver en una pantalla una historia que les alegre el día, aunque sea el film de propaganda de 1964 "Hijos e hijas heroicos".

Una escena impresionante es cuando todo el pueblo se vuelca solidariamente a limpiar y recuperar un rollo de película que se ha deteriorado para poder verla esa misma noche.  

En el Festival de Cine de Berlín de hace dos años, la película se retiró en el último momento, aludiendo a fallos técnicos, pero supuestamente fue por la forma que representaba a la Revolución Cultural China de las décadas de 60 y 70. No se sabe si se hicieron recortes posteriormente, pero la versión que se muestra aquí es bastante coherente y respetuosa, Zang Yimou se ha caracterizado siempre por ser políticamente correcto y no meterse en charcos con la censura de su país. 

En cines 15 de octubre de 2021
Destino Arrakis.com

Buena película de Zhang Yimou que sí es cierto que no ofrece nada realmente nuevo y tampoco es su mejor trabajo precisamente, pero se sigue con interés dada la humanidad de la historia que narra.
Y lo narra de forma fluida, amena siempre, mezclando el género histórico, político, social, la comedia con el costumbrismo y el melodrama.
Visualmente rica, con excelente fotografía y sonido, su mejor baza se encuentra en la ternura para con sus personajes, llenos de vida, enfrentándose a une época convulsa donde la solidaridad entre las gentes logra vencer a las dificultades cotidianas de la vida, aunque dejando profundas secuelas, quizás de por vida.
Todo ello magnificado por el excelso trabajo de los intérpretes, con un terceto protagonista exquisito.
Se ve fácil en todo momento, logrando un singular entretenimiento a la par que nos deja una lección de vida.
No es una obra maestra, ni mucho menos, pero gusta mucho mientras se ve.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Una peculiar historia con humor, drama y amor narrada con ternura y sutileza sacado de un reciente pasado chino. Protagonizada por los constructores de esta potencia mundial China que empieza también a calar su influencia cultural al resto del mundo.

Más allá del cine de excesos donde el director nos intenta moldear forzosamente con sus recursos técnicos. Celebro que se siga haciendo un cine realista, con trasfondo histórico donde es la naturaleza humana el tronco del argumento y la que se nos manifiesta de una manera tan diversa que cada persona pueda sacar sus conclusiones.

Ese escaso margen de tiempo (un segundo) puede eternizarse, adquirir la importancia vital que marque toda una existencia, sobre todo si está contenido en unos fotogramas que puestos en bucle nos hagan revivir algo muy querido. Zhang Yimou, capaz de la máxima espectacularidad en sus encuadres coloristas, encuentra la poesía en los rincones más inhóspitos, en los hechos más cotidianos, en las personas más insensibles...

El hombre rudo y, en apariencia,desalmado; la chica sobreviviente y terca; el metódico y competente proyeccionista; los habitantes de la aldea, ávidos de imágenes en movimiento...; todos ellos, víctimas de un destino incierto e inquietante, se necesitan más de lo que pueda parecer a primera vista y comparten un nexo común, que se encuentra dentro de la cabina, en la atestada sala, en la enorme sábana palpitante, en la limpieza de la cinta que transporta fotografía y sonido.

El misterio de la lata nº6, así como la vida de quienes, como polillas enamoradas revolotean a su alrededor, se va desgranando conforme avanza la acción cinematográfica. Por un lado nuestro proyector digital, por el otro los motores que arrastran hacia el foco de luz las imágenes impresas en el celuloide. La liturgia se repite y nosotros, los extremeños de ahora asistiendo a una sesión del Cineclub Gallinero; y ellos, los chinos de ayer, los de la Revolución Cultural; somos testigos de lo que ocultaba y oculta la linterna mágica, sea haciendo girar bobinas de celuloide o acoplando el cartucho DCP.

Sentido homenaje del enorme realizador chino, de una generación (la 5ª) más crítica con el estado y más defensora del individuo.

*Al cuidado del celuloide

Un segundo cuenta la historia de un convicto, que se escapa de un campo de trabajo durante la Revolución Cultural china para poder ver a su hija en el noticiario previo a una película. En su camino al lugar en el que se proyecta, una vagabunda está dispuesta a robar el celuloide, por lo que el protagonista decide proteger el metraje. Una obra previsible a nivel estructural, pero que no deja de divertirnos y entretenernos con los constantes choques entre ambos.

Zhang Yimou nos devuelve a una época en la que el cine era el epicentro de la vida social, para reflexionar sobre el valor del visionado colectivo, el poder de superación de las personas y cómo solventamos los problemas los seres humanos. En este proceso a la intimidad se realiza una mirada al pasado de forma nostálgica, a modo de registro en pantalla de los elementos que hacían que funcionara toda una industria y que mantenía entretenidos a las grandes masas.

Un segundo emplea las claves del western para ilustrar la desaparición de la concepción clásica del cine, así como del género y de la tradición de consumo. Hoy día se ha dejado a un lado la visión del cine como elemento que constituye un espacio y se diluye entre los códigos de unos y ceros, con la digitalización se ha perdido el carácter material del cine y en esta obra se le realiza un homenaje.

*Simpleza entretenida

Un segundo presenta un guion que sigue estrictamente los códigos de las ‘’buddy films’’, en la que podemos observar con cierta distancia el proceso a la intimidad de dos personas que al principio se llevan mal, pero que acaba cambiando su relación tras colaborar juntos. Todo está calculado al milímetro y se pude adivinar lo que sucederá más adelante, sin embargo, está llevado a cabo de una forma entretenida, divertida y con un ritmo constante.

La cinta está dividida en dos por su ‘’mid point’’ dada la variación de localización. En la primera parte tenemos una trama que sucede en el desierto y después en una especie de ciudad. Ambos espacios están unificados por la utilización las claves del western. En estos lugares se sitúan dos personajes con mucho volumen y un conflicto interno interesante, pero interpretados de una forma algo caricaturesca, como si de cine mudo se tratase.

Un segundo está inundada de elementos que pertenecen al western, como el empleo de espacios muy amplios en un formato 2:35, que ensancha la imagen, además del empleo de teleobjetivos para unir los distintos términos generando amplitud con todo ello. Mencionar la buena iluminación nocturna, pero la mala creación de decorados a los que se les ve el truco escenográfico.

*Conclusión

Un segundo es una película china dirigida por Zhang Yimou. La simpleza de su trama hace que la interesante temática que trata (la pérdida de lo material) sea en todo momento previsible para el espectador. Una historia muy manida, pero contada con ritmo, que puede llegarnos a divertir y entretener, pero que no aporta nada nuevo.

Un segundo presenta una factura fotográfica impecable, con planos de gran belleza, pero una película está constituida por muchos más departamentos, a los que siento que se ha dejado de lado. Su interés reside en la pasión por el cine con referentes como ‘Cinema paradiso’ (Giuseppe Tornatore, 1988), no obstante, la cinefilia de Zhang Yimou no es suficiente para dejarnos anclados a ella.

Escrito por Santiago Varela Antúnez