Resultado final

Quieren ustedes saber como puede llegar a perderse todo el crédito alcanzado tras numerosos años de servicio impecable al cine español? Pregunten a Don Juan Antonio Bardem que seguro les reconoce su craso error de venderse por un puñado de pesetas. Que bonito es tener una pareja que financia una película como el que compra un helado. Lo que no puede ser es además imposible y las mismas posibilidades tengo para que me toquen los millones de la primitiva que Doña Mar Flores sea tan solo una simple figurante digna y cuanto mas actriz, palabras mayores...
Indigno final de un dinosaurio que por desgracia tiene que rebajarse a los sótanos para poder seguir comiendo.

Y quince años después... el horror. Ese es el tiempo que tardó Bardem en volver a la dirección y para qué lo haría. Acabado el visionado de esta infame ¿película? cabe sacar drásticas y muy penosas conclusiones: 1) resulta que Bardem se convierte aquí en francotirador de sí mismo, en un asesino de su propia memoria roja y anarquista, y le sale una anarquía de película con el sonrojante y senil error básico de elegir y "venderse" (no me vale, señores) a Mar Flores para el papel protagonista: una fotógrafa concienciada, ¡comunista!, que quiere llegar ¡virgen! al matrimonio y a la que todo el mundo dice que está buenísima (estos hombres...). A esa memoria Bardem ofende y liquida en un desparrame de cine penoso, maniqueo hasta el vómito y de un esquematismo sonrojante; 2) este señor, autor de obras maestras de nuestro cine como "Calle Mayor" ó "Muerte de un ciclista" - qué triste ofensa al cinéfilo sus maquiavélicas, dobleintencionadas y absurdas referencias a esta segunda película, que yo sepa indiscutida porque es indiscutible -, está en un período de amnesia galopante que lo ha llevado directo al encefalograma plano, lo cual me hace pensar que debiera dedicarse a otra cosa ya y qué pena; 3) resulta que con Franco no había la libertad necesaria para hacer cine libertario y ahora que la hay nos regala este vetusto señor un panfleto de buenos y malos que produce vergüenza ajena y vómitos incesantes. Efectivamente nunca pasa nada, nunca cambia nada.
¿El argumento?. Un repaso a la historia de España a través de María José (indescriptible Mar Flores) a la que llaman graciosillamente MaJo (joder, qué bueno el chiste) desde la Transición hasta la puta venida del PSOE al poder. Hay que tener agallas para haber hecho semejante engendro de buenos y malos, dónde fueron los comunistas los auténticos luchadores por la libertad y los socialistas los usurpadores del poder, con el demoníaco Felipe González (en adelante FG) como el gran culpable de todo, de que España no vaya bien, de que el anarquismo y el marxismo sea la más bella de las utopías, de que María José sea engañada con putas por su marido -amiguísimo de FG, claro-, de que pueda tener una enfermedad mortal, de que se haya cruzado en su camino otro hombre que quitara del medio a su ejemplar y adorable pseudocineasta comunista de la juventud, de que a Bardem se le hayan acabado las ideas y haya realizado una de las películas más nefastas, espantosas y ridículas de la Historia del Cine español, del que fuera maestro indiscutible y ahora, tras esto y salvo redención, considero escoria. Un film a evitar por todos, desde el máximo seguidor de Inestrillas hasta por el propio Karl Marx, que en paz descanse. Porque Franco parece haber resucitado gracias a un comunista convencido. Qué paradoja, qué lujazo. Amén.

P.D.: Y no me vale eso de que se vendió para seguir sobreviviendo. Por favor, hay algo que se llama DIGNIDAD.

El MAESTRO Bardem se vende para ofrecernos una película indigna para uno de los tres mejores directores que ha dado el cine español.
Sinceramente no cambia mi concepto sobre él, lo hizo por lo que lo hizo( poderoso caballero es don dinero).
Siempre quedarán en mi memoria, Muerte de un ciclista y la magnífica Calle mayor. Un fallo lo tiene cualquiera y no voy a echar por tierra por este motivo a Don Juan Antonio Bardem, un grande entre los grandes.
La película es de "0" y si le doy un tres es por tratarse de quien se trata.

Siempre recordaré esta película por el momento en que quedó atorada a mi pasado bastardo… Esos carteles publicitarios de la Gran Vía madrileña al estreno de “Resultado final”, testamento (no)cinematográfico de Juan Antonio Bardem, con un «PUTA» escrito debajo de la foto de Mar Flores y el título del cartel “RESULTADO FINAL… PUTA” me dejaron maravillado. ¡Eso sí que era arte y no la película! Siempre he intentado conseguir de la hemeroteca esa foto para hacerme un póster para el salón porque todos, al fin y al cabo, nos hemos podido sentir como una meretriz a la que encima no han pagado y llamado fea… Y ese póster (e imagen) siempre nos lo recordará. ¡Siempre!

“Resultado final” fue la primera película y debut en la gran pantalla de Mar Flores. Podemos perdonar a Juan Antonio Bardem por elegir a esta ¿modelo? tan necesaria como utilizada por la prensa rosa como pasada (y repasada) por las manos de famosos hasta su matrimonio con Javier Merino. También perdonamos a Mar Flores por su patética interpretación, por taparse los pechos para evitar mostrarlos de la una manera tan lamentable como forzada, por ser quién es y por hacer de quién es sin darse cuenta realmente de quién es. También perdonamos el sopor de documental que nos cuelan en medio de la película… De acuerdo, muy bien… perdonados están… Lo que no se puede perdonar a una película que supuestamente repasa nuestros años de transición hasta que el PP se hizo con el poder —y el anillo único de este país al que llamamos Mordor— es que salgan los extras riéndose mientras la policía carga contra ellos en una manifestación. E incluso es más imperdonable que en una reinvindiación comunista la gente salga riéndose mientras corean el himno… ¡y no se sepan ni la letra! Simplemente no hay perdón. Esto no es historia ni una lección, es una memez con mucha mema y con olor a hez.

Las gaviotas del PP sobrevuelan España y van en motos con banderola a Génova… y sobre el cadáver de este bodrio, con multitud de referencias icónicas cinematográficas, considerado la 51ª peor película de la historia del cine español. Si, por resultado final... PUTA.... y, por supuesto, BODRIO.

No resulta difícil imaginar a Bardem pergeñando esta venganza contra la cultura de la transición durante todo el tardofelipismo... El problema es el de siempre: para realizar una producción cinematográfica hace falta dinero, y en esos oscuros años de férreo dominio en el ámbito cultural de los centuriones del grupo PRISA nadie se lo iba a financiar.
Pero el viejo maestro supo encontrar una grieta en la muralla en forma de empresario deseoso de promocionar la carrera interpretativa de su ligue. Además, tuvo la cintura suficiente como para retorcer la jugada a su favor, sacando el máximo partido a Mar Flores como personificación de España: una dama de alta cuna y bella apariencia, pero a la que no se le puede sacar vida inteligente por poco que se rasque la sensual superficie.
Esa España de la transición, atraída por el talento audaz y el compromiso comunista pero que se decanta por la seguridad y el bolsillo repleto que le ofrece el PSOE.
En la mezcla de documental y ficción, destaca la genialidad de la representación ficticia de los hechos con los extras descojonándose en plena carga policial o siendo incapaces de corear la internacional en el entierro de los abogados de Atocha. Para el ojo poco dado a la interpretación se trata de clamorosos fallos de dirección, pero Bardem no da puntadas sin hilo: ¿no es ese mismo el retrato transmitido por los vencedores de la transición?. No cuesta imaginar una tertulia entre Juan Cruz, Muñoz Molina y Miguel Ángel Aguilar rememorando hechos en los que no estuvieron en ese mismo tono... "¡Qué risa cuando corríamos delante de los grises!" "¡Pues en el entierro se notaba que no me sé el himno comunista!" "¡jajajajaja!".
Al final, el viejo comunista confiscó dinero del rico armador y lo reinvirtió en su versión alternativa del nacimiento del régimen del '78 con un final nada feliz: