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La carta del Kremlin

Thriller Los servicios secretos estadounidenses y soviéticos intentan recuperar un documento en el que el gobierno de Washington se muestra dispuesto a ayudar a la URSS en la destrucción de las instalaciones nucleares chinas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
14 de noviembre de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de su escasa popularidad entre el público (que la encontró y la encuentra aburrida) y la crítica (que la juzgó espesa, cuando no estrambótica), "La carta del Kremlin" me ha parecido una buena película de espionaje, superior en mi opinión a "El hombre de Mackintosh", filme que Huston rodaría dos años después y que me parece mucho más convencional, siendo no obstante entretenido.

Muy pocos valoraron en su momento (una de las excepciones fue el gran Jean Pierre Melville) la acidez de esta película, que realiza un retrato inmisericorde de los profesionales del espionaje, movidos todos ellos por intereses mezquinos, viles o egoístas, y para cuya consecución no dudarán en actuar al margen de toda moral. El objetivo de esa peculiar célula de agentes norteamericanos infiltrados en la URSS -recuperar una comprometedora carta- no es sino un Mac Guffin que Huston nos coloca ante los ojos, siendo su interés principal plasmar la ausencia de escrúpulos, de ética y de sentimientos (incluso los patrióticos) que caracteriza a los personajes que pululan por la pantalla. Con ello Huston pone en solfa las actividades de las agencias de inteligencia y espionaje, que sirviéndose del pretexto de constituir la primera línea de batalla contra el enemigo (la URSS), son en realidad un nido de tipos indeseables que encuentran en tales organizaciones el marco idóneo para dar rienda suelta a su ruindad. El empleo que hace Huston del mencionado Mac Guffin sigue fielmente las enseñanzas del máximo experto en el tema, Alfred Hitchcock, y tal como este afirmaba, aquél debe tener gran importancia para los personajes, pero ninguna para el narrador.

Con un reparto internacional que asegura en todo momento la credibilidad y la solvencia, la película avanza correctamente, sirviéndose de un buen guión que no es ni más ni menos tramposo que otros similares concebidos para los filmes que tratan el género. La concepción de los personajes es quizá lo más interesante, pues ninguno puede ser considerado un "héroe", destacándose en todos ellos sus aspectos negativos, al tiempo que pesa sobre los mismos la mirada irónica y burlesca del director (véase la presentación que realiza de todos los componentes de la célula, deliberadamente ácida y desmitificadora, en particular en el caso del personaje que interpreta George Sanders).

Por todo ello, una buena película que realiza un análisis ácido e inmisericorde del mundo de los espías, motivo por el que merecería mayor consideración entre los aficionados. Y dicho esto, ¿cómo justificar el título de mi crítica? ¿Será que toda mi palabrería es también un Mac Guffin? ¿Habrá por tanto un secreto, algo oculto que el espectador deberá descubrir..? No diré más; siguiendo las enseñanzas de los maestros, que para eso están, me limito a ponerlo ante los ojos de los lectores.
Quatermain80
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24 de agosto de 2011
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
270/25(21/08/11) El gran John Huston patinó estrepitosamente en este film de espías. Juntó a grandes actores como a él mismo, a otro gran dinosaurio como Orson Welles, Patrick O´Neal, Richard Boone, Max Von Sidow, Bibi Andersson, George Sanders o Raf Vallone para este mejunje de argumento, que al más puro estilo Hitchcock nos meten el McGuffin de la carta. El argumento es simple, el gobierno de Estados Unidos contrata a un grupo de personas con diferentes características para que vayan de incógnito a Moscú a recuperar una carta que puede provocar un grave conflicto con China. El guión es del propio realizador y parece poco preocupado en desarrollar un relato sobre la Guerra Fría, pues este es confuso, un mejunje de ideas mal expuestas, su único propósito es describirnos un submundo de corrupción moral, en los que por tal de trepar por la escalera de poder no se ponen límites, un universo de tipos duros que no dudan torturar, utilizar drogas, prostituirse, corromper a jovencitas lesbianas, matar, traicionar, el cinismo y la brutalidad son constantes para demostrarnos lo podrido de las personas que velaban supuestamente por la seguridad de nuestro mundo, nos viene a decir que no hay buenos y malos, solo gente que se aprovecha de las debilidades de otras, donde la patria y los ideales ni están ni se le esperan, y donde la amoralidad campa a sus anchas. Pues bien todo este interés de Huston queda en agua de borrajas con una evolución caricaturesca, inverosímil, nos presenta una Moscú que más bien parece Sodoma y Gomorra, rebosante de drogas, locales para homosexuales, mujeres que contratan a gigolós para que les peguen, un desmadre sin control alguno que se le va de las manos al director, es un caos ininteligible, donde no se sabe el porqué de lo que va sucediendo, es un encadenado de bajezas humanas, de de comportamientos deleznables quizás con el objetivo de escandalizar al espectador pero que hoy en día, 40 años después lo que queda es un guirigay de dos horas con personajes grotescos, no me los creo, la hija del abre-cajas-fuertes que manda a su hija con el grupo y que le dice que acostarse con hombres forma parte de su curro, pues esta le dice al protagonista que le haga el favor de fornicársela y este se lo hace, es hilarantemente chusco, la espectacular Bibi Andersson buscando tíos que se la trajinen a base de sadomaso, pero si esta se tendría que quitar los moscones de encima, risible , el travesti que forma parte del grupo, tremendo, es una galería de roles imposibles. No se puede decir siempre, pero aquí el público estuvo inteligente y apenas la vieron, fue un fracaso de taquilla. Me da la impresión de que Huston la rodó con el piloto automático, se nota desgana, con un final aturullado. En definitiva, un producto que no está a la altura del Gran director. Recomendable a los incondicionales de John Huston (Entre los que me cuento). Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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23 de noviembre de 2012
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos una película que está escrita, rodada y dirigida solo para un tipo de espectador, el que tenga una capacidad mental y craneal de premio Nobel para arriba.
No intentaré de ninguna manera resumir el desarrollo de este increíble film, porque podría perecer en el intento.
Amigos lectores de esta crítica, el argumento de esta cinta es tan enrevesado, liante y confuso, que es imposible entender nada de nada. La película está muy bien interpretada, pero es un verdadero tostón que aburre hasta la saciedad por ser totalmente incomprensible y con un guión que da pena.
Recomendación: Solo para incondicionales de la tortura mental, están avisados.
El marinero solitario
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5 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión el gran John Huston, del que me declaro admirador confeso, metió la pata hasta el zancarrón con una ininteligible historia de espionaje que se saldó con un importante fracaso comercial y artístico.

La trama resulta de lo más farragosa, desconecto al de hora y cuarto, los personajes son absurdos y estrafalarios, y a pesar del buen trabajo de su competente reparto, el resultado es de lo más mediocre.

El autor lo que pretende es poner en tela de juicio las acciones de los espías, su manera de actuar, su comportamiento amoral y traicionero y el mundo turbio en el que se mueven pero el guion se enreda de tal manera que se vuelve incomprensible.

En resumen, se trata de una historia desperdiciada que se estrenó en una época en la que el cine de espías ya no estaba de moda, de ahí el escaso interés del público por verla. A la crítica también le decepcionó.
Harold Angel
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14 de noviembre de 2009
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película que quizá una vez fue buena (ahí está el reparto), pero sin duda es de las que peor han resistido el paso del tiempo.

Recapitulando: un oficial de la marina norteamericana es fichado por una turbia organización vinculada a los servicios de inteligencia occidentales, que le encarga la misión de recuperar una carta comprometedora que se conserva en Moscú (un simple MacGuffin de cuya importancia se olvida hasta el guionista a los pocos minutos). El espía reúne un equipo de agentes con habilidades especiales (algo tópico el reclutamiento) y se pone manos a la obra. Se trasladan a Rusia, donde asistimos a sus manejos en busca de la citada carta. Para ello se infiltran en el submundo de la noche moscovita, improbable y grotesco hasta decir basta. Concretamente, en los ambientes de “homosexuales, drogadictos y prostitutas” (sic), donde no tardan en ser desenmascarados, hasta llegar a un desenlace que no revelaré aquí.

La trama de espionaje no está mal manejada, pero está muy lejos de las historias de Le Carré o Greene. Frente a obras tan profundas como El espía que surgió del frío o El factor humano, esta película parece próxima a la literatura de espías de serie B (y el tratamiento de la violencia y de ciertos “efectos especiales” sanguinolentos así lo sugiere) . De cualquier forma, como la carta de marras, es todo parte del MacGuffin. El verdadero objetivo de la película, donde reside su auténtico valor, es el dibujo que hace de un mundo –el del espionaje- absolutamente cínico, inmoral y sórdido. Estos espías son poco más que meros delincuentes sádicos y sin entrañas, corruptos y brutales, alejados de cualquier institución o de cualquier agencia, de cualquier gobierno o de cualquier estado. Al margen de éstos, o mejor dicho a costa de estos, desarrollan su juego salvaje más allá de cualquier principio o de cualquier idea. No hay política, ni patriotismo, ni más valores que el dinero. Quiero pensar que aquí es donde se nota la genialidad de Houston, probablemente lo que atrajo su atención en esta historia.

Lejos de ser una película redonda, da toda la sensación que el maestro Houston no se tomó demasiadas molestias en pulir las tosquedades del argumento. Juraría que su único objetivo era retratar a esos personajes tenebrosos. Porque no se limita a desmitificar el cine de espías, o a bajar de su altar a los falsos héroes, sino que nos los muestra como la caterva de indeseables que son. Y nos habla de su poder, de cómo manejan los hilos, y eso ciertamente sí que asusta.
Pepe L
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