Doña Herlinda y su hijo

Al ver algunas películas de Jaime Humberto Hermosillo, se nota sin duda evolución en su labor, sin alcanzar esa película de excelencia, que permite la referencia para el público en general. La mayoría de sus películas toca el erotismo como eje para desarrollar los libretos; dichas historias abarcan con toque humorístico y también dramático los encuentros de parejas heterosexuales u homosexuales, exponiendo la complejidad del sentir aunado al placer cercado por los prejuicios sociales.

El estilo de vida gay en pocas ocasiones fue abordado en cine, en una época donde la elección era cuestionado, señalado y juzgado severamente. El ejercicio de Hermosillo indirectamente deja entrever dicha situación, ante hombres que viven juntos, utilizando como pantalla a dos mujeres que prefieren cegarse ante lo inminente.

Con tono de comedia el director aborda la homosexualidad encubierta, por una madre amorosa que busca la felicidad de su hijo al precio que cueste. No obstante, la película jamás supera el adjetivo “ejercicio”, debido a que la trama jamás logra fortalecerse, además de la pésima interpretación de Guadalupe del Toro, la cual es inexpresiva y acartonada de principio a fin. El sonido es deplorable y con subtítulos te das cuenta que los parlamentos tampoco se caracterizan por imprimir credibilidad, generando desinterés.

Un trabajo de calidad ínfima; prescindible, no entiendo valores medianamente altos en Filmaffinity.

“Doña Herlinda y su hijo” (1985) es una película mexicana dirigida por el excelente siempre Jaime Humberto Hermosillo y basada en un cuento de Jorge López Páez, uno de los grandes narradores mexicanos y maestro de la Universidad Nacional Autónoma de México durante más de tres décadas.

El argumento gira en torno a doña Herlinda (Guadalupe del Toro), viuda y madre dominante, no para de presentar mujeres a su hijo, aunque sabe que Rodolfo (Marco Treviño), neurocirujano pediátrico, es homosexual y mantiene una relación con Ramón (Arturo Meza), un joven estudiante de música.La pareja de hombres vive su relación a escondidas. Un día Ramón se traslada a vivir con Rodolfo y su madre. Ésta finge que no sabe nada de la relación entre ambos y trata a Ramón como a un segundo hijo. Finalmente consigue que Rodolfo se comprometa en matrimonio con Olga (Leticia Lupercio). Lo curioso va a resultar que Ramón, humillado, no se marche de la casa. Tras el matrimonio eclesiástico, ambos hombres continúan con su relación furtiva en casa de doña Herlinda, e incluso Ramón termina creando una amistad con Olga, quien es una mujer culta e independiente que quiere seguir trabajando. Ella, por su parte, quiere continuar con su ascenso laboral y no se entromete en la relación clandestina de su cónyuge con su amante. Al final, termina dejando a su hijo recién nacido al cuidado de Ramón, padrino del pequeño. De esta forma doña Herlinda consigue su objetivo: que no se sepa nada de puertas para fuera, ya que todos vivirán felizmente juntos en la casa de la madre de Rodolfo y ésta, doña Herlinda, ha encargado ampliar la vivienda. Todos, según su pensamiento, obtienen beneficio de esta característica situación, pero lo importante es salvaguardar las apariencias y la moral. En resumen, se muestran las relaciones homoeróticos de dos hombres de clase media, guapos, atléticos y viriles, y los alrededores que les oprimen.

El papel protagonista recae en la gran Guadalupe (Gómez) del Toro (¡madre del prolífico director Guillermo del Toro!), casi nada, en su única participación en un largometraje. Primera película y única como protagonista de los títulos en que participa Arturo Meza. Un éxito más a sumar en la sólida carrera del internacional Marco Antonio Treviño. En cuanto a su director, Jaime Humberto Hermosillo Delgado, ha sido uno de los mejores directores de México para el mundo, original y polémico a partes iguales, ya que ha puesto de manifiesto a través de sus películas, la conducta social de México, y es referencia obligada visionar su cine, para entender en buena parte a su país. Él provoca un cambio en la forma de hacer cine en México tocando temas tabú en pantalla. Que Guadalupe del Toro, quien forma parte de una familia acomodada de Guadalajara, se preste para este proyecto, demuestra un apoyo excepcional hacia el cine independiente y, además, contribuye con su valiente gesto a que su hijo Guillermo del Toro llegue a ser quien es.

Filmada en Guadalajara e incluyendo una actuación de la inmortal Lucha Villa, esta historia aborda frontalmente la homosexualidad, la doble moral de la sociedad mexicana y otorga visibilidad a un tema pocas veces explorado en la cinematografía nacional en aquella época. Doña Herlinda, bien puede haber sido, ser y, quizás será, madre de un joven que sostiene una relación gay, de la que ella finge no darse cuenta, pero que hace lo posible para que el hijo se case con una mujer. Este título marca una etapa decisiva en la historia cinematográfica mexicana, entre la solidaridad y el rechazo que se percibe en una sociedad cerrada y conservadora. Mujeres y homosexuales exponen su vida y sus pintos de vista en un espejo en el que las disyuntivas se van engranando a partir de situaciones que les permitan sobrellevar su condición frente a la comunidad. No me gustaría dejar de reseñar que fue multipremiada en diversos festivales, que goza de gran aceptación en su día y que hoy es un filme de culto.

Yo no entiendo como se puede hacer una película tan mala. El guión, o lo que se le parezca, es malo, pero malo en concepto, en desarrollo y con unos diálogos que no se le ocurren ni al más inútil de los escritores. Y todo lo demás es malo, muy malo. Ver moverse a todos los protagonistas por la pantalla como auténticos zombis, con los brazos caídos, sin saber donde colocar las manos, mirando a ninguna parte, con una dicción que ni siquiera tienen los niños de un colegio en su fiesta de fin de curso. Y el caso es que esta película no es la primera que hace este director sino que se supone por sus anteriores películas que tenía una experiencia. Además, no entiendo como pudo hacer más películas después de este bodrio. La música está para que la película le guste mucho a los mejicanos pero utilizando unas actuaciones increíblemente malas. Hasta la actuación de Lucha Villa es de lo peor que se pueda ver, o mejor dicho, a Lucha Villa apenas se le ve la cara cantando. No quiero seguir perdiendo el tiempo escribiendo sobre una película que incluyo entre las peores películas que he visto.