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Los que llegan con la noche

Drama. Terror Aislados en una casa de campo inglesa, dos hermanos huérfanos, Miles (Christopher Ellis) y Flora (Verna Harvey), viven en compañía de su institutriz y de un extraño jardinero llamado Quint (Marlon Brando). De vez en cuando los visita un pariente lejano que pasa largas temporadas en Londres. Inspirada en la novela "Otra vuelta de tuerca" (The Turn of the Screw), de Henry James. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
2 de junio de 2010
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Precuela innecesaria –por obvia y explicativa– que traza desde un tono melodramático hinchado y discursivo la progresiva corrupción de la mansión Bly, mostrando esos personajes que tanto peso tendrán, aunque como meras proyecciones de una psique maltrecha, en los hechos referidos en 'Otra vuelta de tuerca'. Novela de cierto escritor de cuyo nombre no quiero acordarme.

Todo lo que en la adaptación al cine de la obra original –'The innocents' (Jack Clayton, 1961)– era sutileza y sugestión, aquí es mera digestión y recalcado improcedente. Con un Marlon Brando comiéndose, eso sí, los pocos planos sosegados en los que el irritante y omnipresente zoom no se inmiscuye. Aun así, sobreactúa que da gusto aprovechándose de la escasa correa del mediocre director, no consiguiendo perfilar en absoluto ese personaje de (supuesto) atractivo animal y atávico, quedándose en un simple gurú de la travesura y la degeneración inofensiva.

Las escenas de sexomasoquismo son para mear y no echar gota. ¡Con nudos marineros y todo! Contorsionismo sexual irrisorio donde además de conseguir el orgasmo a base de traqueteos pretendidamente vejatorios, se opta al bronce en gimnasia rítmica por equipos (ejecución a ritmo sobre la cama con aro, cinta y churro, mediamanga, mangotero. O algo asín).

Por lo demás –y más allá del omnipresente e incluso omnipotente zoom–, hay en general una estética que refleja más TV que cine. ¿Dónde se ve esto? En un tratamiento fotográfico muy de los 70's (de perogrullo, porque el film es del '71) por su realismo y opaca iluminación, y en una composición del plano de cámara en exceso nerviosa. Y todo eso, revisada la peli a día de hoy desde los ojos de espectador contemporáneo, qué quieren que les diga... marida mal con el ambiente supuestamente victoriano del “numerito”.

Por contrato cinéfilo se ve, que conste. Por gusto no la recomiendo.
Bloomsday
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23 de noviembre de 2006
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film que se puede acuñar bajo el género del drama, que sin embargo a medida que trancurre metraje llega a lindar con el terror.
Los hechos acontecen en una inmensa casa solariega de la campiña inglesa (rodada en Cambridge) a la cual llegan dos hermanos huerfanos, para vivir con su pariente más cercano, un primo que pasa largas temporadas en Londres, por lo que la mayor parte del tiempo los niños pasan sus día con la única compañía de su niñera, la institutriz y un tosco jardinero (Brando), con el que traban una especial relación, que los llevará a considerarlo un modelo, para desarrollar sus pautas de comportamiento... sin embargo el modelo no resulta ser el adecuado.
El film contiene torridas escenas que reflejan la pasional relación entre Beacham y Brando, que anticiparían un poco el papel desarrollado por este útimo dos años más tarde en la exitosa y polémica "El último tango en París".
o0_oscar_0o
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16 de diciembre de 2007
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Henry James " Otra vuelta de tuerca ".
Con ciertos toques góticos y fantasmagóricos este film deriva del drama a un cierto terror ( como bien apunta el otro crítico ) y esta cierta indefinición de género es el principal motivo de duda de este film.
Aun así la estrella de la función es Brando que se lleva la película de calle y como acertadamente dice mi predecesor crítico este papel le supone una especie de antecedente del que posteriormente encarnó en " El último tango en Paris ".
La presencia de Brando y de la pareja de niños dotan al film de su verdadera personalidad pero pese a una cierta indefinición de género el film no termina de transitar mal del todo y está poseido de un cierto encanto envuelto a ratos de una relativa ironía.
Merecen también la pena los paisajes de la campiña Inglesa ( creo exactamente que es Inglesa ) al igual que todas las localizaciones en exterior, la ambientación y los decorados que junto a una cuidada fotografía de exteriores le dan a esta película varios puntos positivos.
Citar aparte que aquí en España se desarrolló otra adaptación bastante más moderna y a su vez sin estar mal del todo demasiado academicista, mucho más que esta que es más libre por lo menos en cuanto a su forma.La dirigió Antonio Aloy y me suena que está rodada en Baleares con Sadie Frost de protagonista y Bacall y Keithel de secundarios de lujo.Se llama " El celo ".
No me constan más adaptaciones ( posiblemente las haya ) excepto una que en los años " 70 " filmó Eloy de la Iglesia pero no tengo referencias de ella.Se llamó como la novela homónima.
Un saludo, Efelson.
efelson
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3 de septiembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si combinamos (sean anteriores o posteriores) "Harold y Maude", "La Centinela", el libro "Otra vuelta de tuerca" de Henry James y Marlon Brando como jardinero desequilibrado, el resultado debería ser una obra con unos niveles de introspección mucho mayores que "Los últimos juegos prohibidos", película que no llega a crear el clímax angustioso que los universos de James requieren. No basta con Marlon Brando, ni con la mansión victoriana, ni con elementos como "la institutriz" o los dos niños huérfanos, falta ese algo que distingue una obra mayor de otra menor, falta, que Michael Winner creyese que esta película podía dar pavor. El producto final es de características conservadoras y cobardes. Da la sensación de que se podría haber ido mucho más allá.
gpiqueras
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21 de marzo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
50/10(17/03/17) Interesante, aunque irregular precuela de la popular novela de Henry James “Otra vuelta de tuerca”, adaptado al cine por Jack Clayton en 1961, The innocents” (en España titulada “Suspense”). Guionizada por el dramaturgo Michael Hastings fabulando sobre los caracteres creados por el novelista James, quedando un turbador relato con ínfulas de cuento infantil de terror mezclado con el romanticismo gótico, haciendo una introspección sobre la influencia que en un entorno cerrado pueden tener los comportamientos de los mayores con respectos a los niños, a como estos lo absobren todo bajo un filtro distorsionado. Aquí la estrella es un Marlon Brando desatado en su poder de manipulación puesto al servicio de su perversión sexual, en lo que es una especie de antecedente de su rol en “El último tango en París”, justo trabajo anterior a su mítico Vito Corleone de “El padrino” (1972). Nadie quiso apuntarse al proyecto hasta que lo hizo Marlon.

El escenario es una finca con una gran mansión, recientemente los huérfanos, Flora (Verna Harvey) y Miles (Christopher Ellis) son abandonados por su nuevo tutor (Harry Andrews) y entregados al cuidado del ama de llaves, la señora Grose (Thora Hird), debiendo ser instruidos por la señorita Jessel (Stephanie Beacham). Peter Quint (Brando) es jardinero de la hacienda. Tres adultos y dos niños convivirán aislados del mundo en este lugar campestre, siendo los infantes fascinados por el simpático Quint, este a su vez mantiene un affaire con la señorita Jessel.

Resulta un estimable esfuerzo por hacernos entender la psicología de los niños, de cómo lo pueden retorcer todo, de cómo su mentalidad inocente puede asimilar algunos conceptos de modo artero y desfigurado, y ello lo hace el realizador edificando un clima de aire malsano, donde todos los personajes tienen sus matices, resultan ambiguos y complejos en sus comportamientos (demasiado). Lo hace Winner gracias a saber manejar el entorno viciando el aire con sus imágenes entre lo onírico y lo gélido, confiriendo una atmosfera de tensión latente en que algo malo pasará. La soledad como elemento deformador de la realidad, el aislamiento como patología endogámica. Es por ello que en este cuasi-claustrofóbico ambiente se genera una relación de fascinación por el extrovertido Quint por parte de los niños, porque se siente hechizado, quizás porque no conocen a otra figura transgresora, y como su mundo es tan pequeño llegan a espiar los juegos sexuales que Quint mantiene con Jessel, y esto para una psique adolescente puede descolocar, interpretándolo quizás de modo inquietante, provocando que todo sumado su mente les haga vivir una irrealidad, obsesionándose por temas que no debieran por su edad, queriendo jugar a un juego donde los límites entre lo lírico y la locura son traspasados.

En el lado de las taras está el comportamiento arbitrario de los protagonistas, queriendo hacerlos muy bizarros en sus gustos sexuales s&m, pero no mostrando arco de desarrollo, muy planos, como el guionista más preocupado por impactar visualmente que en dar un comportamiento gradual comprensible a los personajes, sin darles fondo alguno, exhibidos de modo que roza en algún caso lo grotesco. Está bien como nos enseñan el modo en que los niños quedan obsesionados con el sadomasoquismo de la pareja Jessel-Quint, pero retuercen demasiado la rosca y se pasan de vueltas en un final que pretende más de lo que puede.

Marlon Brando está desatado, maravilloso y a la vez sobreactuado, titánico en su comportamiento atávico con Jessel y dulce y cariñoso con los niños, excelente cuando les cuenta como vendió su padre un burro, cumbre; Stephanie Beacham como la institutriz está muy hermosa, pero le falta carácter para poder interactuar con el magno Brando; Thora Hird como la marujona ama de llaves realiza una excelente actuación llena de autenticidad; Los niños no lo eran tanto, Verna Harvey tenía 19 años entonces, ella y Christopher Ellis cumplen con sus roles perturbadores de fascinación patológica por la relación entre el jardinero y la institutriz.

La puesta en escena resulta notable en su recreación de un mundo aparte aislado con resortes cuasi-oníricos, con una destacable dirección artística de Herbert Westbrook (“Cromwell” o “Memorias de África”), recreando la ficticia residencia Bly en la casa de campo Sawston Hall, una Tudor casa señorial del siglo 16 en Sawston, Cambridgeshire, con bucólicos jardines, con el río, con casas en árboles, esto visualizado por la fotografía de Robert Paynter (“Un hombre lobo americano en Londres” o “La tienda de los horrores”), potenciando con sus filtros y granulados la sensación de cuasi-cuento de hadas perverso, componiendo campestres postales. Todo punteado por la sensible música de Jerry Fielding (“Grupo Salvaje” o “La fuga de Alcatraz”).

En conjunto queda una cinta interesante por las ideas que desprende, pero podrían haber dado mucho más de sí. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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