Bad Girl

Bad Girl es un film claramente Borzage con ese romanticismo  “pan encebollado” tan sui-generis y donde al más puro estilo príncipe de Salina, las variaciones respecto a otros films de su autor, hacen que todo siga igual. Y así la vida es compendiada por el protagonista como una ascensión desde el segundo piso donde se nace al quinto donde se muere. Visión no tanto catastrofista como depresiva y propia de una época de carencias, penurias y sueños rotos. Historias de una escalera que diría Buero Vallejo. O El Pisito de Marco Ferreri. O las horas extras de todos los españoles. Que las hemos visto de todos los colores…

Pero aquí, volvemos a estar en los años difíciles de las secuelas del 29. Igual que en Castle Man el caldo de cultivo no es otro que la supervivencia. Y en ese caldo, el amor borzaguiano, tan romántico como siempre, aunque en este caso carente de la poesía visual, hablada o escrita que caracteriza otras obras. La continua falta de léxico de Eddie, sus enervantes  “O.K.”, la “bad girl” íntimamente buena, cuyas maldades son hoy cuentos infantiles, las “bronquitis” juguetonas de Edna y hasta las “turcas” del vecino aficionado a los quesos olorosos, hacen que la película discurra por cauces menos almibarados que en otras ocasiones, pero eso sí igual o más de enamorados.

Película premiada con el Oscar al mejor director y al mejor guión adaptado. Nada que decir. Borzage era de los directores estrella de aquellos años y su cine solía estar en la primera línea de los premios. Tan solo un pero, pequeñito, minúsculo, ridículo. Se supone que debería darse la impresión equivocada de que ninguno de los dos futuros progenitores está contento con el  “por venir”. Y es que el niño seguramente será blanco pero el porvenir pinta negro como el tizón. Pues bien, los espectadores no acabamos de tener muy claro la razón de las desavenencias en una parejita tan enamorada. Ambos desean el hijo, pero no comunican bien entre ellos. Y esta falta de comunicación llega incluso a despistarnos a nosotros. Pecata minuta.

Buen film, algo inferior a otros trabajos comentados del director, pero muy en su línea, y donde junto a ese particular enfoque romántico se entremezclan rasgos de comedia de enredo y algunos diálogos ocurrentes y chispeantes.

Estuvo nominada a tres premios de la academia (Película, director: Frank Borzage y guión: Edwin J. Burke), ganando dos: Dirección y guión.

Interpretada por Sally Eilers, James Dunn y Minna Gombell en los papeles principales. Cuenta la historia de un joven matrimonio y sus problemas de pareja (confianza, incertidumbre de salir adelante por falta de dinero, etc.).

Aunque pretende dotar a la historia de realismo, está todo demasiado edulcorado. Momentos como el combate de boxeo donde el protagonista le pide ganar al contrincante, ya que va a tener un hijo, está muy bien pero se pierde por culpa de esa edulcoramiento que le hacen perder realismo.

Su estreno en Estados Unidos fue el 13 de agosto de 1931.

Nominada para ser la ganadora de la mejor película, no lo consiguió y es que contiene los típicos ingredientes para ser ganadora de varios Oscars. Que no quiero decir que sea malo.

A ver... no sé como puntuarla y creo que lo haré de una forma bastante generosa. Las actuaciones son muy buenas, la historia es interesante, quizás para la época era muy realista, ahora nos parece fuera de lo común, pero como está hecha en 1931 pues nos imaginamos que la vida en aquella época era así.

Por la parte final la película me llegó a emocionar, y eso lo valoro muchísimo, ya que es una película con varias décadas de antiguedad.

Me parece interesante el principio donde dos personas que se "odian" al final acaban enamorándose, y que justamente es lo que pasa a día de hoy, que he escuchado a varias parejas, que en un principio no se caían bien y al final se acaban casando y todo.

El personaje masculino es quizás el más complicado, porque hace un doble juego o incluso triple, donde muestra una ternura, pero también es bastante innacesible, pero luego daría su vida por todo lo que al final tiene importancia. Es una mezcla muy difícil de conseguir y casi casi lo consiguió. Aunque con esa carita de ángel que tiene el protagonista es fácil enamorarse.

Una película de domingo por la tarde con mantita, pero de las buenas.

Película de un gran director, que se llevó la estatuilla más preciada a la que acompañó el mejor guion de aquellos años, y mira que entonces el cine todavía carecía de muchas cosas que ahora ya hay, pero le sobraban los guiones y las historias. Y esta es buena de verdad porque nos presenta a una pareja, para mí atípica.

Ella, que cualquier piropo, acercamiento o insinuación de un hombre se lo toma de la misma manera, ‘’todos quieren lo mismo’’ dice. Y él, un chico enormemente trabajador, con sueños de tener su propio negocio, una hormiga estirando el dinero en aquellos años de tanta necesidad en la que la Gran Depresión está muy bien enseñada en esta película con ese patio de vivienda, con esa habitación, pero con una parquedad en sus palabras hacia las mujeres espeluznante, y muy ‘’valeriano’’, que es como llamamos a la gente que todo lo resuelve un ‘’vale’’.

No es fácil engarzar a una pareja así pero Borzage lo va consiguiendo poco a poco, y lo va haciendo a la vez que el espectador. A partir de ahí lo que vemos es cómo ella está loco por él, y él loco por ella, y la complace a su manera, pero con una ternura asombrosa. Un marido de 10 en ello. Cuando tiene el hijo ambos andan equivocados por esa falta de comunicación, ambos piensan que el niño n oes deseado por el otro, y eso sí que me sobre un poquito, lo mismo que el combate que hace para ganar dinero, ese me sobre del todo, no hacía falta que hubiera habido imágenes sabiendo ya que lo iba a hacer. Por momentos maravillosa película que, eso sí, termina un poco raro. Le doy un 7.