El incendio (Miniserie de TV)

Men and their fucking egos, maldice la directora por boca de la investigadora policial de un incendio en el que mueren tres mujeres, una madre y sus dos hijas. Esa frase define perfectamente a esta serie tramposa y maniquea, pero políticamente correcta, que es lo que funciona. Buenos y malos, los de siempre. Los motivos, los que suelen ser siempre, sin desvíos y como si no hubiera otros posibles. No hay sorpresa, no hay historia, o es la misma que nos han contado tantas veces, sin apartarse un ápice de la corrección que exige la moda ni conceder un solo guiño a la originalidad. Desde el minuto uno ya se sabe lo que te van a contar justo un minuto antes del final, para mayor castigo. No hay misterio ni interés, sólo aburrimiento.

No comparto el entusiasmo que parece despertar esta miniserie en su propia tierra. Una puesta en escena bastante anodina y fría para un "misterio" que básicamente se mantiene a costa de dejar pasar los minutos con poco o nada relevante al respecto. Afortunadamente Cush Jumbo y Matthew McNulty  ponen de su parte en sus roles como un matrimonio cuyos problemas personales se ven afectados por la tragedia, mientras que el cabeza de cartel David Tennant apuesta por una composición de personaje a mi juicio demasiado "autista" que no acaba por convencerme.

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*Preámbulo

Nada que comience con un coro de niños cantando de fondo de manera un poco tétrica puede deparar nada bueno y, en esta ocasión, las imágenes lo demuestran. El interior de una casa destruida tras el fuego se alterna, mediante montaje en paralelo, con una fiesta de los habitantes de un pequeño pueblo escocés. Pequeños detalles como quemaduras o miradas que no pasan inadvertidas anuncian tormenta.

Tras esta poco sorprendente premisa, El incendio (Deadwater fell) consigue enganchar al espectador elevando las expectativas cuando Steve (Matthew McNulty), policía y amigo de Tom, recorre la casa entre llamas y descubre una puerta cerrada con candado por fuera. Ahora sí, esto se pone interesante.

*Sospechosos evidentes

El incendio (Deadwater fell) gira en torno al personaje más sospechoso de la muerte de la familia en un intento bastante vago de evitar el foco sobre lo que realmente escondía el fuego. A pesar de la firme intención de mantener al espectador en el camino manipulando sus deducciones, no es difícil mirar a los lados y descubrir la realidad en un par de vistazos. Al final, cuando se cierra la investigación, el resultado es mucho menos inesperado de lo que cabe pensar de un thriller como este, lo que no significa no haberlo disfrutado.

Los flashback se convierten en un recurso habitual conforme avanza la trama y los secretos salen a la luz. El montaje de las escenas del pasado varía en función de los ojos que la ven, lo que permite al espectador conocer a cada personaje en momentos diferentes mientras, en su cabeza, monta el rompecabezas. El medio habitual para mantener la expectación en este tipo de ficción.

*El criminal mejor que el crimen

Lo más significativo de El incendio es su reparto. David Tennat (Doctor Who, Broadchurch), Cush Jumbo (The Good Wife), Matthew McNulti (The Terror) y Anne Madeley (Patrick Melrose). Los cuatro personajes principales consiguen darle a la serie un fondo muy interesante aun en los momentos más vagos y lentos de la historia. Todos ellos consiguen expresar mucho más por lo que callan y por cómo se comportan que por los diálogos que mantienen.

El subtexto es el motor de cada escena, lo que aumenta el atractivo de la ficción más allá de la resolución del crimen. Lo emocionante son los personajes, sus luces y sombras, sus conflictos internos, independientemente de quién encendiera la mecha.

*Conclusión

Una trama bien planteada con los elementos necesarios para enganchar al espectador. Aunque cuatro capítulos son suficientes para resolver el misterio, quizá incluso tres, no habría estado de más profundizar en los personajes por el puro gusto de recrearnos en todas sus caras. Sin duda lo más interesante de El incendio (Deadwater fell).

Escrito por Lorena Martín

Creía que esta serie me iba a encantar. Me gustaban los actores y también el guión. Así que no sé que falla, pero yo he tenido que volver cuarenta veces cada capítulo. Me ha resultado lenta y aburridísima. Llegó un momento en el que ya estaba tan harta de los mismos flashes de tonterías que habían pasado, una y otra vez, que el misterio y la intriga por descubrir qué había pasado quedaron totalmente anulados. Sólo quería que pasaran pronto los cuatro capítulos, pero me han durado cuatro tardes.
_ Lo bueno:
Que me he pegado unas buenas horas de sueño, que siempre vienen bien.
Y que es una miniserie, de solo cuatro episodios, aunque se te hagan como cien.
_ Lo malo:
Casi todo lo demás. Es incansablemente repetitiva.

Floja, previsible y sutilmente adoctrinadora.
Me fijé en esta serie por su protagonista, David Tennant, a quien recordaba de otras producciones como Broadchurch y que me parece un buen actor. Otro de los motivos fue su duración: en los tiempos que corren, ventilar un argumento en "solo" cuatro episodios es una rareza. Sin embargo, tras visionar el último episodio con la desidia de quien ya da la serie por perdida, pienso que todo parece ir en la misma dirección. Nula originalidad, nulo riesgo, todo muy políticamente correcto y algunos detalles que incluso me cabrean. Sigo en el spoiler.