Acción judicial

Discreto y más que correcto film jurídico con drama familiar de fondo y con las desavenencias entre un padre y una hija como parte más emotiva del mismo. A pesar de notársele el paso del tiempo, a mí me ha entretenido y dejado satisfecha, llevaba bastante tiempo detrás de esta película, ya que Gene Hackman es uno de esos monstruos de la pantalla que hace merecedor de ver cualquier trabajo donde intervenga y aquí lo vuelve a hacer de maravilla. Junto a él la siempre atractiva Maria Elizabeth Mastrantonio, una actriz discreta pero muy buena, a mí siempre me gustó desde que la descubrí en Abyss y procuro ver cada trabajo suyo. Esta también maravillosa. La película no es ninguna bomba cinematográfica, pero no está nada mal. Aparece en uno de sus primeros trabajos el magnífico Lawrence Fishburne, dejando ya ver su buen hacer. La música, muy adecuada y con un tema principal muy atractivo, es del gran James Horner. Merece la pena su visionado para una tarde de domingo en casa.

“Thriller” judicial que combina la intriga sobre el caso que están investigando, con el drama de la relación entre el padre e hija. Un proceso judicial que enfrenta a un padre y a su hija como abogados, pues cada uno defiende a una de las partes.

Jedediah Tucker Ward (Gene Hackman) es un veterano letrado que ha dedicado su vida a la defensa de las libertades civiles, sobre todo a aquellos casos en los que un individuo se encontraba desprotegido frente a una poderosa multinacional o frente al estado.

Jed lleva el caso de un hombre cuya salud ha quedado afectada de forma permanente como consecuencia de un accidente de automóvil, debido a un fallo de fabricación. Jed reclama una fuerte indemnización al fabricante.

Maggie Ward (Mary Elizabeth Mastrantonio) es una recién licenciada que acaba de ser contratada por un gran bufete de abogados, uno de los más prestigiosos de San Francisco.

Cuando va a comenzar el juicio, resulta que la abogada que defiende a la compañía de automóviles, es la hija del abogado de la otra parte, además de que están distanciados hace tiempo.

Básicamente el peso del film recae en los dos protagonistas, Gene Hackman y Mary Elizabeth Mastrantonio, esto debido a los ideales de los personajes que interpretan.

La película genero por venta de taquillas la cantidad de $28,3 millones, además recibió una nominación al “Moscow International Film Festival”.

Jedediah Tucker Ward (Gene Hackman) es un veterano abogado que emplea métodos poco convencionales y bastante populistas para apadrinar aquellas causas judiciales que sirvan para defender los intereses de gentes humildes en sus demandas a poderosas corporaciones.

Margaret Eleanor Ward (Mary Elizabeth Mastrantonio) es una joven letrada, fría y calculadora, que emplea su enorme talento en el conocimiento de las leyes para labrarse una ambiciosa carrera en algún poderoso bufete de abogados.

El problema es que son padre e hija, que la relación entre ambos es ya de por sí tensa y que ambos van a enfrentarse en un multimillonario pleito, en el que casi 150 personas demandan a una importante empresa automovilística estadounidense, a la que acusan de haber comercializado un vehículo que explotó de forma inesperada, causándoles graves secuelas físicas y mentales.

No me gustaría comenzar la crítica de ésta película sin asombrarme de la poca nota que tiene, me sorprende y muchísimo. En fin, para gustos los colores.

Recuerdo que la primera vez que me dispuse a ver Acción judicial, me confundió por completo, la portada equivocadamente me invitaba a ver una comedia o al menos eso creía, me esperaba algo así como La costilla de Adán, pero nada más lejos de la realidad. ¿Tiene humor? Por supuesto, pero en su justa medida, simplemente.

Acción judicial tiene muchas cosas buenas, la primera el reparto principal, Gene Hackman y Mary Elizabeth Mastrantonio ya trabajan bien de forma individual, pero en dúo, lo hacen de una manera brillante y ese punto es fundamental para el éxito del relato. Por otra parte la trama, padre e hija, dos nexos de unión: la profesión y la esposa-madre. Un caso, dos partes, dos miembros familiares enfrentados en el tribunal y a su vez en su día a día. Las rencillas del juzgado se llevarán a casa y viceversa. Pero vamos a sumarle un extra, lo que se intenta llevar a juicio es tan sumamente interesante, que casi nos daría igual quien interpretase a quien en la historia. Una conspiración en forma de fábrica automovilística, donde descubriremos que a veces los números son más importantes que las personas. Por cierto, se le saca un partido astuto al paisaje de la ciudad de San Francisco.

Los amantes del cine la disfrutarán bastante, los amantes del cine de abogados y juicios mucho más.

Vi esta película solamente por sus actores hace muchísimo tiempo, y me resultó una de esas tan extraordinariamente aburridas, que trato de acordarme siempre de lo poco que me gustó para que nunca jamás se me ocurra volver a verla.
Hackman y Mastrantonio (actriz fugaz en los 90 que tuvo muchos éxitos y que hoy en día apenas se deja ver) son padre e hija, y al mismo tiempo rivales en un juicio.
Queda demostrado que la mera presencia de un buen reparto no basta, si no hay una buena historia detrás. El problema del cine judicial es que como no tenga un caso muy interesante, me suele parecer un género bastante soporífero, salvo honrosas excepciones.
Quitando la relación de amor-odio entre los protagonistas, el film es pesado y tedioso, y desde mi punto de vista no merece la pena ni perder el tiempo viéndola, ni seguir perdiéndolo ahora mientras escribo esta breve reseña. Pero es que este olvidable film de juicios no se merece muchas palabras más.