Secreto de confesión

Sin duda la película pretende ser un homenaje a Hitchcock, a juzgar por la inclusión de planos originales de este magnífico director del suspense. Pero el homenaje va más allá con una planificación que remite continuamente a Hitchcock, con planos exageradamente picados o contrapicados, con juegos de espejos, con planos a través del agua de una pecera en este caso. Y una rubia, que hubiera sido sin duda protagonista de Hitchcock si hubieran coincidido en el tiempo, Kristin Scott Thomas. Hay un plano con movimiento de cámara a vista de pájaro, en picado, sobre las cabinas de una sauna, de paredes negras, alfombras rojas y toallas blancas sobre los cuerpos que ya hace de esta película algo necesario de ver. Pero además hay una partida de ajedrez con copas llenas de bebida, cuya iluminación te hipnotiza. La fotografía de esta película, debida a Alain Dostie, es excepcional y parte importante de la trama. La estructura fílmica juega con diferentes tiempos, lugares y personajes, y hasta se introduce el rodaje de “Yo confieso” en la misma iglesia donde tienen origen los hechos narrados. Pero todo está muy bien realizado y el espectador puede seguir la historia y entrar en esa dinámica de intriga que constituye la base de la película. Aunque no hay que olvidar que estamos viendo un homenaje a Hitchcock y por lo tanto tenemos que entrar en el juego que nos propone el director con las claves que conocemos de las películas del mago del suspense.