La ley de la jungla

Por una parte se agradece alguna comedia entre la amplia selección de títulos del Atlántida Film Fest, donde dominan los dramas, y algunos de ellos excesivamente sórdidos y desmoralizantes, como es el caso de las búlgaras 'Hristo' y 'Godless', que dejan al espectador desolado tras su visionado, en todos los sentidos. Pero una cosa es que hagan falta comedias en cualquier festival, para compensar lo comentado, y otra que se elija para ello algo tan lamentable y patético como esta francesada, donde sólo falta Dany Boon, que estaría casi tan imbécil como el protagonista de la presente. Una absoluta parida de trazo gruesísimo y sin ninguna gracia.

Pese a tratarse de una comedia de actualidad, La loi de la jungle evita hacer referencias que serán olvidadas en un par de años, cosa que honra al film. Aunque el homenaje a las películas de aventuras de los años treinta tiene su encanto, el humor falla y la película acaba haciéndose muy larga. Sí es cierto que las risas son difíciles de evitar en un par de sketchs: un fallo de raccord a propósito al principio y al final de la película, y varias pesadillas que anuncian el fin de la historia. El montaje, en parte innovador y en parte heredado del gran Jacques Tati, ayuda a salvar los muebles. quedando no obstante muy diluído en la farragosa trama, al igual que la crítica que se pretendía realizar.

Una sátira contra la administración siempre es bienvenida: Un ridículo ministerio, el de la Norma, para equiparar los territorios de ultramar a la metrópolis, pretende fomentar el turismo burgués en Guyana... construyendo una pista de esquí artificial enmedio de la selva tropical, con su consecuente deforestación ¡Bravo! Los representantes del ministerio se reúnen con los acreedores para tranquilizar a la élite económica: Las nuevas infraestructuras apenas generarán puestos de empleo ¡Bravo otra vez! Un error administrativo hace que un representante del ministerio de Hacienda persiga al protagonista hasta el corazón de la selva si es necesario ¡Tres veces bravo! Nada se puede reprochar a la intención de la obra.

El problema llega cuando el guionista termina saliéndose por la tangente y la película se reposa sobre la relación entre el protagonista y la guía local. La fuerza de la sátira se diluye en una comedieta de encuentros en la que el rellano para alargar el metraje queda patente y que el carisma de la pareja que sí que es evidente, sobre todo el de la adorable Vimala Pons- no termina de salvarnos del aburrimiento. La loi de la jungle apunta alto, pero desgraciadamente no es la sátira francesa que estábamos esperando.

En La Loi de la jungle, Vincent Macaigne interpreta a Marc, un pasante del Ministerio de Normas y Estándares que es enviado a la Guayana Francesa para chequear y aprobar la construcción de una pista de esquí en medio de la selva tropical. Antes de irse tiene un pequeño y confuso altercado con el fisco. Una vez en la selva conoce a otra pasante, Tarzan, en este caso de la Oficina Nacional Forestal y, junto a ella, terminan perdidos en medio del hostil y salvaje ambiente.

En la película de Peretjatko suceden cosas todo el tiempo. El humor no da respiro y apuesta al absurdo y lo impredecible. El director demuestra su habilidad para el slapstick y el timing y así va desarrollando una historia a base de chistes que incluso cuando se repiten una, dos, tres veces, siguen funcionando.

Hay lugar para todo en la trama: bichos, armas, canibalismo, afrodisíacos. Claro que detrás de todo eso también el director aprovecha para exponer su crítica al capitalismo y la burocracia.

Las interpretaciones ayudan mucho a que se pueda mantener este tono absurdo y cómico en alto. Macaigne ya ha demostrado que tanto el drama como la comedia le sientan bien, Mathieu Amalric (el supervisor que quiere construir esta pista de esquí) nunca falla y Vimala Pons en el papel de Tarzan resulta tan divertida como encantadora de un modo fresco y natural entre tanta artificialidad.

Quizás los momentos más logrados son aquellos que tienen que ver con la burocracia y lo político y queda un poco más deslucida cuando se le da demasiado lugar a la historia entre los dos protagonistas.

Comedia de aventuras, sátira francesa, La Loi de la jungle es una muy divertida película que no sabe cuándo detenerse. Como dato de color, Cahiers du Cinéma la puso entre las diez mejores películas del 2016.

Publicada en visiondelcine.com

Mi primer acercamiento a Antonin Peretjatko, del que me recomiendan encarecidamente 'La chica del 14 de julio', así que me la apunto en la agenda. Está como una chota. Pero en el buen sentido, en el del humor absurdo, ingenioso, original e imaginativo. Si bien es cierto que a ratos me ha parecido locura pura y dura o simple "tontuna" hay que reconocerle su capacidad para sorprender, recrear situaciones surrealistas y tirar de sátira, dejando momentos y puntazos muy buenos. Si tuviera que compararlo con algo, sería una mezcla del humor americano del corte de ".... como puedas" o las más recientes y peores "..... movie", mezclado con la crítica satírica y caricaturesca de país y burocracia de pandereta de 'Mortadelo y filemón', con un toque algo menos bruto pese a que no se corte un pelo en ningún momento. La muerte y el sexo como elementos naturales y cotidianos y más en plena jungla. No me ha enamorado ni hecho reir a carcajadas, pero chapeau por la imaginación de las cabezas locas y genial la química entre ambos protagonistas. Nota: 6

En los festivales de cine, cualquier comedia que se precie suele destacar, aunque solo sea por el hecho de dar a los espectadores un respiro entre tanto drama oscuro e inhumano. La Ley de la Jungla es una loca comedia francesa sobre un interino del Ministerio de la Norma francés, hilarante Vincent Macaigne, que es mandado a la Guyana a preparar una futura estación de esquí artificial. Los tópicos franceses sobre este territorio de ultramar, la poca civilización de sus habitantes, la jungla, los animales tropicales, se extienden hasta el absurdo absoluto en una película que busca darle la vuelta a nuestros planteamientos sobre la globalización.

Desde antes de comenzar, La ley de la jungla ya deja claras sus intenciones: en la pantalla aparece un mensaje en el que se anuncia que durante el minuto de créditos iniciales se escuchará música clásica para no aburrir a los espectadores. Desde este momento, el humor más absurdo tanto visual como argumental inundará la pantalla. La ley de la jungla a la que se refiere el título no parece ser la que rige la Guyana, sino la burocracia francesa y sus estúpidos mandatarios. La película no da respiro al espectador, que no tendrá otra opción que reír ante la odisea del pobre protagonista. No existen momentos dramáticos durante sus dos horas. Su guionista y director se las arregla para solucionar todas las escenas con un toque de humor tan irreverente como refrescante.

Frente a las comedias estúpidas de la televisión y el cine actuales, merece la pena descubrir pequeñas joyas como La ley de la jungla, que consiguen combinar un fuerte mensaje social y político con un imparable humor. Fantástico.