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Tres hijos del diablo

Western Después de atracar un banco, tres hombres son perseguidos por el sheriff del pueblo. Se adentran en el desierto y allí encuentran a una mujer moribunda que está a punto de dar a luz. Allí mismo se prometen proteger al bebé. (FILMAFFINITY)
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
24 de diciembre de 2007
88 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
... es acertado opinar sobre este western, cuyos principales logros son:

· Es el único cuento navideño sin Santa Claus ni árbol de navidad.
· Es la película que más sed me ha dado.
· Contiene una de las mejores escenas del cine de la historia (la llegada al pueblo, tomando café con un agradable matrimonio).
· Tiene un reparto perfecto.
· Aparece un niño y no da asco.
· Juegan al ajedrez y no dicen "jaque mate" como si fuese una gran frase cinematográfica.
· Pedro Armendáriz monta muy bien a caballo.
· Se roba un banco y no te dan la brasa con "el plan".
· Robert.
· Robert William.
· Robert William Pedro.
Sines Crúpulos
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13 de marzo de 2006
39 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente cuento de Navidad de John Ford, contado como más le gustaba a él, en forma de western, quizás uno de los menos conocidos del maestro, aunque a la misma altura de sus mejores películas.
La película arranca espectacularmente y cuando espera y disfruta de un argumento típico de película del Oeste, la historia da un giro inesperado para convertirse en un magnífico cuento de Navidad, aunando una vez más con perfección la acción, con la comedia y una gran emotividad.
A destacar las interpretaciones de John Wayne y sobre todo de Pedro Armendariz. Aunque el protagonista de verdad en esta ocasión es el desierto.
Para verla otra vez la próxima nochebuena y pasar unas navidades de cine.
mik
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11 de junio de 2008
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensé que me toparía con una película típica, pero cuando supe que era de John Ford, ví que eso era imposible.

El maestro, nunca puede poner a los malos victoriosos, así que nos regala este hermoso cuento navideño.
Una historia en la que los ladrones, no solo no matan gente, si no que muestran una gran gallardía, nobleza y honor al hacerse cargo de un recién nacido, el cual cuidan y miman como si de su propio hijo se tratase. Además a pesar de ser ladrones, no faltan a su palabra aunque les convenga. Muy bien por el maestro Ford y muchas gracias por una película tierna sin ser una moñanada y un atípico cuento de navidad, enmarcado en el Oeste y donde aflora la bondad por todos lados
JCR
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14 de mayo de 2010
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo como mucha gente se conmueve con estos tres bandidos cruzando el desierto. Yo no lo apreció desde este punto de vista, lo veo más desde el enfoque de un western menor con un gran Pedro Armendáriz a la altura de Wayne y Carrey Jr. Esta es la historia:
A finales de mayo Pedro debía reportarse en el rancho Furnace Creek, en el valle de la muerte, en California. Ford le daba el coestelar, junto a John Wayne. Complementa el trió Harrey Carrey Jr., hijo de un veterano del grupo de Ford. En parte porque lo creía y también le servía para poner nervioso al debutante, Ford le advertía:
-Vas a trabajar con Armendáriz, el mejor actor del mundo, así que más vale que te pongas vivo. Es uno de los actores más impresionantes que yo haya dirigido.
Una mañana de domingo, los tres futuros padrinos del diablo se presentaron en el auditorio del rancho. Mientras Wayne y Carey se probaban su ropa de maleantes. Pedro rechazó de manera terminante la que le había destinado el estudio:
-¡No Jack, un mexicano no usa esa chaqueta tan corta! Y este sombrero… ¡por dios! ¡Es de cantador de flamenco! ¡Jack, estoy harto de que representen a los mexicanos como españoles perdidos! No puedo llevar la ropa equivocada.
-Está bien, está bien -dijo Ford-. Vamos a ver tu ropa. Póntela.
Pedro salió del lugar elogiando su ropa, y unos minutos después volvió con la ropa que había llevado desde México. Era un pantalón de charro galoneado, una chaqueta de cuero hasta la cintura y un sombrero de ala ancha, que superaba por mucho al original en carácter.
-Este condenado mexicano ya se volvió loco. Primero no le gusta su caballo. Luego no le gusta su maldito parlamento. Ahora ya no quiere jugar dominó porque va perdiendo… ¡Digo por dios!
Ford dijo esto luego de que Pedro le arrojara las fichas sobre el pecho al descubrir que espiaba su jugada. Se levanto y se fue a dormir. Todos pensaron que aquello tendría graves consecuencias para Pedro, pues nadie en Hollywood se hubiera atrevido a tanto. Pero a la noche siguiente los juegos se reanudaron. Y los tres padrinos del diablo fueron amigos por siempre.
RAMON ROCEL
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4 de noviembre de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
O como el espíritu de Capra llega al Oeste.

El gran John Ford, que ya había dado muestras de un gran dominio del Western con títulos míticos como La diligencia o "My darling Clementine", se embarca en una (aparentemente) extraña película. Si bien el escenario es Arizona, el tono es claramente de comedia (con algún tinte dramático) y las escenas de acción escasas en cuanto a número.

Tres hombres llegan al poblado de Welcome para robar un banco. Perseguidos por el sheriff y sus ayudantes, se internan en el desierto y en la búsqueda de agua encuentran a una mujer abandonada a punto de dar a luz. Dicha mujer les nombra padrinos y ellos prometen poner a salvo al niño.

Sí, un argumento muy simple. Pero es que ,además, está a punto de llegar Navidad y se establece un paralelismo entre los pasajes bíblicos y las andanzas de los atracadores. Y John Wayne sigue sin disparar ni golpear a nadie.

Y el verdadero milagro (navideño o no) reside en que de lo esbozado, que podría equiparar a los guionistas de Disney con Antonioni y los suyos, surja una magnífica película. Ford, al igual que hizo en gran cantidad de ocasiones ese otro "incomprensible" maestro que fue Capra, toma argumento tan nimio (sí, y casi sonrojante) y crea una agradable comedia que se localiza en territorio del Oeste (Western).

Para ello se sirve de su maravilloso ritmo narrativo y de un buen elenco de actores, como Pedro Armendáriz y un debutante Harry Carey Jr. (la película está dedicada a su padre, pionero en el género por excelencia), y habituales del director como Ward Bond y Ben Johnson.

Y por supuesto, Wayne, que se enfrenta a una de las escenas (necesita doble) más difíciles de su carrera: untar de grasa a un recién nacido.
Ok Rick
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