Demonio negro

Una cinta de serie b que encaja en el género veraniego de animalitos capaces de comer gente, cuyo mayor y mejor exponente es “Jaws” de 1975.

En este caso el presupuesto no permite grandes efectos visuales pero se compensa con un punto de originalidad y en general resulta entretenida y puede verse sin problemas sino se analiza demasiado en serio y se ve con cierto sentido del humor.

Aquí el “Demonio Negro” o megalodon de “proporciones divinas” no es exactamente un animal que tenga una base científica que en este tipo de películas suelan explicar con alguna frase genérica tipo: “acéptalo Johnny! maldita sea! está vivo y es real! así que ahora tenemos que sobrevivir”, la cual podría servir para multitud de guiones, sino que sería una manifestación de Tláloc, un dios supremo de la naturaleza que es tanto dador de vida como aniquilación y que está relacionado con el agua.

Posee por tanto una cierta metáfora ecologista sobre el modo de tratar lo que les rodea de los humanos y como necesitan hacer ciertos sacrificios y cambiar ciertos hábitos para tratar de mejorar, aunque en el ámbito de un film de monstruos que comen gente de serie b por supuesto.

La trama se desarrolla con una familia que acude a una plataforma petrolífera para una inspección, y en general, el guion y los diálogos son tan flojos o irrisorios, que los que salvan la papeleta son los actores, que ponen su mejor empeño.

La familia, cuyo niño pequeño se gana el beneplácito de los dioses gracias a una chocolatina “Snickers”, conoce en la plataforma a Chato, Junior (“Los únicos suficientemente listos para quedarse”) y Toro, un chihuahua, y el personaje con mayor fortaleza de carácter.

Mientras la parte familiar se desarrolla de forma mayormente atroz, nos dejan importantes reflexiones cuando te enfrentas a un depredador carnívoro prehistórico y sobrenatural de 70 toneladas tales como: “A veces la vida nos da problemas que son mayores de lo que creemos que podemos manejar. Sólo tenemos que centrarnos, tomarnos nuestro tiempo y resolverlo”.

De modo que, entre discusiones y cumplidos sobre camisas (es color burdeos, por supuesto), y un consumo de tequila que va subiendo progresivamente lo que provoca que, irónicamente, la calidad de los planes para salir de esa situación también mejore, acabamos teniendo una película entretenida y bastante digna, siempre que se vea dentro del peculiar contexto de este género.

Posiblemente te estabas subiendo por las paredes y preguntándote (o puede que no) qué habría sido del director de la última de Rambo peleándose contra unos mexicanos -de mentirijilla-, como cuando se estrenó la última de Rambo peleándose contra unos mexicanos -de mentirijilla- y te preguntabas que habría sido del dire de 'Vacaciones en el infierno', una de Mel Gibson en la que se peleaba con mexicanos... auténticos.
Adrian Grünberg -también curró como asistente en 'Frida' o 'Amores perros'- aúna su amor por Mexico y los géneros populares con el juguete veraniego primigenio ¡el cine de tiburones! entregando fresquito y evasivo al público sediento de desmembramientos, palomitas y aire acondicionado (o de verdad si la ves en su habitat natural, un autocine) su relectura jalapeña de 'Deep Blue Sea', tan gozable y ligera como te anticipa su algo engañoso cartel con un ocasional -no se prodiga mucho- tiburón megalodón con poderes psíquicos capaz de causar ilusiones ópticas en sus víctimas:

No sé la razón de que me gusten las pelis de tiburones (bueno, y de cualquier cosa, bicho, o ser indefinido que se coma a la peña), pero esta al menos ha salido de ser el típico pegote mal hecho sobre un grupo de panolis en alta mar con aleta o aletas rondando, al menos tiene un fondo ecologista y también familiar, que ciertamente puede hasta parecerse al típico telefilm de los sábados en ScyFy o en la Sexta.

Blanco americano casado con mexicana, con hija e hijo, van a Bahía Azul, en México, para que él haga una revisión rutinaria de una planta petrolífera. En la zona, existe el mito, leyenda o folklore de Tlaloc, un dios azteca de la tierra y las lluvias, pero algo estricto (spoiler), detalle que me gustó, así como Toro, el 'perro' que está en la plataforma, para comérselo de lo cuqui que es.

Sobre el tiburón o megalodón, no esperéis demasiadas escenas aparte de una bastante espectacular, algunas apariciones de la aleta y algo más en la recta final, pero al menos el reparto se lo ha currado bastante, aún con algún que otro fallo de guión y demás, cositas típicas de este tipo de productos algo 'menores'.

Como normalmente las películas sobre escualos grandotes están siendo casi bazofias, esta me ha agradado, al menos se sale de lo habitual y casi podría decirse que se acerca al género familiar, aunque salgan algunos cadáveres flotando o en trocitos.

No gustará demasiado, solo hay que leer las típicas frases sentenciosas de los críticos en la ficha de portada. Si se pierde en la historia, malo, si sale sangre y muchas muertes, malo.., si el escenario es un parque acuático, malo, o si es una plataforma petrolífera, malo también. Nunca se va a llegar al nivel de la mítica de 1975, ya sea por la historia, las actuaciones o la dirección, así que aunque las sigan poniendo a parir, yo seguiré viendo pelis de tiburones, por si algún día sale una que al menos se acerque y pueda darme el lujazo de puntuarla con más de un 6 o un 7.

Otro asuntillo que me pareció curioso, es que los mexicanos no paran de decirle al blanco americano 'güero' o en su defecto, 'gringo', pero sobre todo el primer término se supone que es bastante despectivo. Si fuera al revés y el americano llamara a algún mexicano 'frijolito', o algo así, sería muy racista, pero aquí al americano se la pela como le llamen.

Wolf.

Allá por los 70 el gran Steven Spielberg adaptó una de las mejores novelas de Peter Benchley y realizó una formidable película, que no solo revolucionó el genero de terror sino que fue la semilla de una secuela aceptable y de un cúmulo de film que constituyeron un fracaso en taquilla. Así aparecieron otros tiburones, pirañas, pulpos. orcas y cuanto animal mas o menos feroz ande dando vueltas, pero todos con el mismo resultado final, fracaso. Como verán me extiendo un poco haciendo historia porque de esta película hay poco que decir y menos que sea bueno. En fin, la trama cuenta la llegada a un remoto y desolado pueblo costero de una familia cuyo padre debe inspeccionar una plataforma petrolera próxima al lugar. Por supuesto merodeando el mismo está un megalodón, que se verá poco, y que intentará comer a quien deambule por la plataforma (en realidad no se come a muchos) en una especie de venganza de la naturaleza ante quienes atenten contra ella. Por supuesto las actuaciones son básicas al igual que los diálogos en donde intenta primar los ritos y creencias del lugar, especialmente los relacionados a dioses mitológicos. En síntesis se podría decir que si la viera Spielberg seguramente se le caería una lágrima, desechable.

Si de alguna manera puedo definir esta aberración de la naturaleza (y no estoy hablando del tiburón) sería algo así como una pizza con piña, hay a quienes les pueda gustar más o menos, pero todas las personas NORMALES tenemos la misma opinión, es una mierda.

De principio a fin esta película empeora cuanto más tiempo pasa, es como ver el efecto de una bola de nieve si la nieve fuera mugre.

Empezando por lo más importante, el maravilloso elenco de actores, debo decir que ver esta película en versión original lo hace mucho peor, no sé si es a propósito, pero parece que los actores no sepan hablar ningún idioma, es como si hubieran aprendido a hablar hace poco menos de 5 minutos antes de empezar a grabar y les pusieran cartelitos delante para ver que les toca decir ahora de la forma peor actuada posible, si no hubiera puesto los subtítulos probablemente no hubiera entendido la mitad de la película, el mejor actor sin duda es el tiburón, o como les gusta llamarlo, (prepara tu mejor acento mexicano) "El demonio negro", ya que no habla, así que no me supone ningún tipo de esfuerzo entenderle.

Después de este duro golpe pasamos al maravilloso guion, como es posible que toda la película consista en planes suicidas y nadie se pare a pensar, "Oh, quizá esa idea no sea la mejor, quizá deberíamos evitarla". En lugar de eso, cada plan que se sacan de la manga simplemente lo ejecutan y PARA SORPRESA DE NADIE sale mal.

En conclusión, la mejor parte de esta película es cuando al fin ves subir los créditos finales y puedes decir, "Qué?"