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Cara de queso

Comedia Narra la historia de cuatro chicos judíos durante unos días de verano en el country club al que sus padres los llevan, en las afueras de Buenos Aires, en 1993. Dentro del club, los cuatro se definen como outsiders, puesto que no participan de las actividades deportivas que ahí se practican, y por tanto no encajan en la lógica que gobierna el lugar, siendo permanentemente molestados y burlados por el resto de los niños de su edad. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2011
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, esta película me ha parecido aburrida y muy pero muy mal actuada, para empezar. Es vacía, inconsistente y lentísima, y la crítica que el director quiere, con toda su buena intención, realizar sobre la vida de los barrios cerrados y las costumbres de la colectividad judía (como los noviazgos "arreglados" de antemano por conveniencia económica y de status), no llega jamás a poder concretarse con éxito. Mercedes Morán es buena actriz, pero ni ella ni las escasas apariciones de Federico Luppi, pueden salvar o compensar las desastrosas actuaciones de los jóvenes actores. El ritmo lento junto a la repetitiva y fastidiosa música, hacen de esta película un fiasco, bastante difícil de digerir, y en cuanto uno se da cuenta, está mirando de reojo el reloj, esperando ansiosamente que se acabe de una buena vez.
Black Floyd
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9 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por lo poco que investigué, esta es la primera película de Ariel Winograd. Y no hay forma de poder ocultarlo, ya que salta a la legua que solo se puede concebir un producto de tamaño aburrimiento cuando uno se es aprendiz.
Pero me pregunto porque los inocentes espectadores que buscan entretenerse deben ser víctimas de la experimentación de jóvenes estudiantes de cine.
Aquí es donde quiero dejar en claro un punto: no es fácil estudiar cine. No es nada fácil salir del circuito "under" para poder abrir una pequeña productora, conseguir buenos actores, conseguir prensa, y un largo etc. que todos los que apreciamos este arte podemos llegar a entender.

Sin embargo, "Cara de Queso" peca de cierta pretensión. Es bien sabido dentro del circuito cinematográfico que no hay nada más difícil que: -actuar con menores de edad ; -rodar con animales. "Cara de Queso" falla especialmente por este punto: los chicos del rodaje no pueden ocultar su falta de atención al film.
Sacando este punto de lado, el guión es bienintencionado pero cansa a los pocos minutos. Hay una fiesta en el medio, los chicos se interesan por el sexo... ajá, ¿y? ¿Dónde están las escenas que faltan? ¿Por qué siempre citan cuestiones que nunca suceden? Si hay algo que le falta al film es eso: acontecimientos, algo que logre conmover los sentimientos del espectador. Pues bien, nada... Podría esperar un film para menores hecho por menores, pero ocurre que estamos frente a un film de menores orientado a "adolescentes" que no logran identificarse con algo que pareciera pertenecerles.
Hubiera sido interesante leerse una verdadera crítica a los barrios cerrados, los gettos, pero todo queda a medio camino; entre el humor infantil y el intento de diversificar el cine argentino. Hubiera deseado que el director se decidiese por abarcar menos y apretar más.
Fly
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24 de febrero de 2023
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Marcos Carnevale, Juan José Jusid, Diego Kaplan, Rodrigo Grande o Ariel Winograd son nombres que resuenan, quizás hasta internacionalmente, cuando se habla de directores argentinos consolidados y más adeptos al cine comercial aunque hayan tenido un inicio en el ámbito independiente. Es evidente que estamos obviando nombres, como el de Sebastián Borensztein, Juan José Campenella, Damián Szifrón, Carlos Sorín o Adrián Caetano, pero esto es porque sus películas, de alguna manera, han encontrado un punto intermedio entre lo artístico y lo comercial.

Los primeros nombres se reservan, en su caso, para directores cuyos trabajos son más unilaterales, taxativos, determinados en un tono comercial, en su mayoría son películas con pocas pretensiones, más que nada comedias, hechas con poca profundidad y con el propósito de entretener a los espectadores pasivamente por al menos una hora y media. Esto no es algo detestable en lo absoluto, la cuestión es que Ariel Winograd se las ingenió para moverse con libertad en este dualismo comercial-independiente, "Cara de queso" o "El robo del siglo" son ciertas muestras de ello.

Es cierto que sería tonto decir que "El robo del siglo" no es comercial teniendo en cuenta su humor hollywoodense y la presencia de Peretti o Francella, sin embargo, ya sea porque la historia real es en sí increíble, la película tiene una cuota de espectacularidad y sarcasmo bastante atinada, sin embargo, estamos reseñando "Cara de queso", mucho más sencilla y serena en su campo.

Es una historia coming of age, una autobiografía, una comedia de adolescentes y una sátira al mismo tiempo. Ariel Winograd nos cuenta su propia historia, narrada de forma humorística, distendida y vecinal en un ostentoso country judío de 1993. Los personajes son especímenes, entre adolescentes y adultos, que lidian con el insoportable calor y ocio veraniego.

En esta historia, se va a narrar un encuentro fortuito de Ariel con una de sus amigos siendo molestado, aspecto que contará como la única trama realmente trascendente de un filme lleno de anécdotas veraniegas, sin embargo, se desaprovecha. No obstante, la dinámica actoral es muy divertida, fresca y voluble, lo suficiente como para enhebrar un ritmo cómico óptimo; mis elogios irían para Mercedes Morán, Martín Piroyansky y Daniel Hendler especialmente, en ese orden.

Se supondría que esto iba a ser como una muestra del calvario que representa el encierro adolescente en una comunidad desquiciada. El recurso empleado de la narración en off es adecuado, luego se traba con el símbolo del gueto y el holocausto, imágenes que se pueden relacionar poco con este rebaño de personajes. A diferencia de directores viles, como Solondz o los Coen, Winograd termina prefiriendo una muestra acotada de la rareza fastidiosa que representa el cambio adolescente.

Muchos personajes secundarios tienen un rol único y entendible, lo cual no está mal, pero queman mucho sus figuras. Ejemplos serían la mamá de Felmán, el ingeniero Guerchuni o el abuelo compuesto por Juan Manuel Tenuta.

A fin de cuentas, "Cara de queso" tiene una duración limitada, pero es un proyecto enraizado a la historia pseudo-telenovelesca de la cotidianidad aburrida, extenuante y ruidosa del verano privado. Termina siendo una opera prima pocas veces vista, marcada por el riesgo y la comedia.


6,3/10


Dato de color: mencionan los apellidos de Fabian Bielinsky y Daniel Burman en una escena, no sé si fue casualidad o no.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DaniLoud
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