Abbott y Costello contra la momia

El misterioso mundo del Egipto de los faraones se pone al alcance de la famosa pareja de humoristas para que puedan ofrecer una nueva historia con su acostumbrado desparpajo y osadía.
La parodia está servida.
Los lances descabellados se suceden a un ritmo frenético y en todas las escenas aparece un motivo de intriga junto al indudable sentido cómico.
Y, además, ese punto de ingenuidad tan característico.
Equívocos, puertas disimuladas, pasadizos imposibles, magia ancestral y seres de ultratumba se dan la mano en una peripecia a la medida de los protagonistas.

Fue esta la última película del dúo para la Universal tras más de 30 largometrajes, y ya solo filmarían uno más para la United Artists. Da lo que ofrece y uno puede echarse unas risas gracias al peculiar humor de la pareja.

Un tipo de humor, básicamente visual, que luego ha sido imitado hasta la saciedad y que me parece que tiene mucho que ver, por ejemplo, con aquellas "aventuras" de "Los Payasos de la tele", Gaby, Fofó, Miliki y Fofito, aunque también, como en esta peli, incluye otro tipo de gags, como el del medallón en la hamburguesa, ya visto en "El Gran Dictador" (Charles Chaplin, 1940), o más específicamente verbales, como el de la chica que sale del café ofreciendo sus servicios.

En todo caso tengo la impresión de que no han sido unos cómicos demasiado admirados (ni conocidos) en España, tal vez por el contraste cultural.

Momificado me he quedado yo soportando esta tontería. Abbott y Costello, después de a saber cuantas películas, cierran su ciclo en la Universal con esta comedia, repitiendo la fórmula de siempre, que estaba más muerta que la momia que desentierran.

No creo que se salve nada de esta pirámide de estupideces. Ya sabemos que el humor del dúo cómico es tonto como pocos y ha envejecido fatal, pero en algunas entregas resulta soportable y hasta puede sacar una sonrisa. No en ésta, pues se nota agotado, se exagera hasta el ridículo más espantoso y se repiten ‘gags’ una y otra vez, ya no de películas anteriores, sino dentro de la misma. ¿Cuántas veces se repite la broma de la música y la serpiente? ¿Tres, cuatro veces? Lamentable.

Por otro lado no tenemos ningún personaje que le robe a los cómicos el protagonismo, como sucedía en otras de sus aventuras, y eso también le pasa factura a la cinta. Aguantar todo el rato sus payasadas no está para cualquiera. La momia no aporta nada más que algún paseo aislado en el cual se mofan de ella, y el vestuario se limita a una funda vieja y poco más. Por otra parte, hay varios números de baile y canciones metidos con calzador, los efectos especiales son basura y las interpretaciones más de lo mismo.

Decadencia absoluta tanto de Abbott y Costello como de los Monstruos de la Universal. Con razón fue la última. Terrible.

Como curiosidad, la momia era interpretada por Eddie Parker, el que fuera doble de Lon Chaney Jr. en las películas de ‘La Momia’ allá por la primera mitad de la década de 1940.