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La estrategia de la araña

Drama Un joven regresa a la ciudad donde su padre fue asesinado antes de que él naciera. El muchacho trata de encontrar una explicación a la muerte de su padre a manos de un fascista en 1936. Pero la verdad se revela compleja como una tela de araña. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
7 de mayo de 2010
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí un film de carácter político e interés innegable nacido de la gran efervescencia político-social experimentada en la Italia de finales de la década de los 60 y principios de los 70. Se puede decir que esta película nació como producto de una inquietud latente en el seno de la sociedad italiana, fundamentalmente de las jóvenes generaciones que reivindicaban la verdad (En este sentido Athos sería el paradigma de toda una generación, si bien no se encuentra con dicha búsqueda de la verdad de un modo premeditado, sino fortuito [la llamada de la vieja amante de su padre, Draifa]) y que, al mismo tiempo, abogaban por completar las tareas inconclusas de la República Social Italiana que tanto prometió en su alumbramiento y tan lejos se quedó de sus promesas. Por tanto este film responde a una inquietud social que ya estaba presente entre un reducido grupo de intelectuales como el propio Bertolucci, pero también otros como Pasolini y Fortini. El 68 configuró otra manera de entender el fascismo, la guerra y la propia resistencia en el arte, se va a establecer una nueva relación con el pasado. Entre otras cosas hay un debate en torno a la mitificación de la Resistencia como movimiento fundador de la República y a los peligros de que el fascismo pudiera revivir en la sociedad italiana. La película de Bertolucci es, ante todo, una llamada a la joven generación (junto a "Il conformista") para revisar el legado político de la generación paterna. "La estrategia de la araña" es, fundamentalmente, una muestra de cómo la politización de la historia y su conversión en instrumento legitimador y cohesionador de la sociedad impiden aprehender la verdad.

La película, ambientada a principios de los años 70, nos ofrece una pequeña perla nada más empezar en una de las frases de Draifa cuando le dice a Athos hijo que "Todo se detuvo con su muerte (la de Athos padre). Ahora en Tara hay televisión y teléfono. Todo es mera superficialidad". Un poco más adelante veremos el paísaje rural atravesado por una carretera asfaltada por la que transitan multitud de vehículos mientras Athos hijo se dirige en bicicleta a la hacienda de Lino, el mayor terrateniente de la zona. La frase de Draifa nos ofrece la clave: Italia ha sufrido a lo largo de los últimos veinte años un inmenso boom económico que ha extendido el bienestar a amplias capas de la población. Hay un evidente choque entre la modernidad y la realidad nacional que tratan de penetrar en la pequeña y sencilla realidad rural, con sus propios mitos, leyendas y verdades políticamente correctas. Ha habido muchos cambios, sí, pero la esencia sigue siendo la misma. Por ello los protagonistas de la película no han cambiado de aspecto físico entre los flashbacks del 36 y los hechos de los 70, porque siguen tratando de vivir tal y como lo hacían antes de que se pusiera en marcha la gran farsa, antes de que la Historia fuera sometida a las necesidades del uso público.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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27 de septiembre de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bertolucci utiliza un brillante retruécano narrativo de Borges para echar una mirada a la generación antifascista de los años treinta y advertir sobre las caras ocultas que puede tener lo que idolatramos. El inolvidable relato Tema del Traidor y del Héroe, del libro Ficciones, tenía lugar en la Irlanda independentista del XIX, pero en todo lo demás Bertolucci se atiene a lo leído. Bajo el lema “no importa la verdad sino las consecuencias de la verdad” y “un traidor es dañino incluso muerto”, un grupo de activistas antifascistas, que han descubierto que su propio jefe es el delator que ha arruinado su proyecto de magnicidio, se las ingenia para convertir la ejecución del traidor en un episodio martirológico y así favorecer en lugar de ensuciar su propia causa. La acción tiene lugar en una ciudad pequeña, a la que llega décadas después de esos hechos el hijo del presunto héroe tratando de averiguar lo sucedido de labios de la que fuera amante de su padre y de sus camaradas de entonces. Da la sensación de que el aire perezoso, desangelado, de las secuencias, que retrata Storaro con su brillantez habitual, no estaba fuera de las intenciones de Bertolucci, por difícil que sea alabar tal gusto.
Capitan Ahab
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19 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La víspera de la rebelión que tanto había premeditado y soñado, el conspirador irlandés, Fergus Kilpatrick, se llevaría la sorpresa de su vida. Era el 6 de agosto de 1824 y los hechos que se avendrán van a hacer que su destino esté tan curiosamente relacionado con el “Julio César” y el “Macbeth” de William Shakespeare e incluso con Abraham Lincoln, que se demostrará así que, ficción y realidad, literatura e historia, están tan íntimamente interrelacionadas que, imposible es encontrar la línea que las separa. Incluso, originalidad y plagio entran en una disyuntiva tal que suelen borrarse muy fácilmente sus fronteras.

Un breve relato que, Jorge Luis Borges, titulara: “Tema del Traidor y del Héroe”, el cual incluyó en su libro, ‘Ficciones’ (1944), apunta además a demostrar como, las componendas, pueden transformar esa cosa -tantas veces falsa o improbable- que llaman historia a capricho de quienes juegan al rol de conspiradores… e incluso de tratadistas (valga mencionar que el propio Borges se inspiraría en el filme, “The Informer” de John Ford).

Fue, éste, el punto de partida para una más amplia y desmenuzada trama que escribieran, Marilu’ Parolini, Edoardo De Gregorio y Bernardo Bertolucci, quienes trasladaron los hechos al ficticio pueblo de Tara en la región de Mantua, Italia, incluyeron nuevos e interesantes personajes... y el momento histórico es ahora, 1961, según nos refiere el poster de la película, “The Last Sunset” de Robert Aldrich, el cual veremos en alguna escena.

El protagonista es ahora, Athos Magnani (la alusión a Dumas y a una gran actriz es intencional), un joven que llega a Tara para reencontrarse con el pasado del “héroe” que fuera su padre y cuyo busto reposa en una plaza para seguir espantando el fantasma del fascismo que asoló a la Italia de la primera mitad del siglo XX. Éste, llegará a ocupar un lugar en casa de Draifa (con ella entrará en el recuerdo el capitán, Alfred Dreyfus, al que defendiera, Emile Zolá, tras ser acusado de traición) y también será, para Athos, una suerte de sostén mientras indaga sobre la muerte de su padre de la que ya, únicamente Draifa quiere hablar.

Como puede verse, Bertolucci juega como Borges a entremezclar ficción y realidad, literatura e historia, verdad y componenda, sin olvidar los guiños cinematográficos que, en conjunto, llevan a que, <<LA ESTRATEGIA DE LA ARAÑA>>, luzca como una telaraña en la que uno queda atrapado, sin escape posible, si consigue jugar bien el juego… y esa ambigüedad de la conspiración, nos pone ante un singular doble sentido que -con alto riesgo- osa conceder el derecho a elegir.

P.D. Jugando como Athos, hijo, a los detectives, descubrí un leve error que no consigue empañar esta novedosa historia: Para la estatua del héroe fue a él a quien se tomó de modelo y no a su padre… ¿Adivinen por qué?
Luis Guillermo Cardona
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21 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
271/31(17/08/20) Sugestivo film (originalmente producido para la televisión italiana, la RAI) dirigido por el parmesano Bernardo Bertolucci, bajo un guión propio junto a Eduardo de Gregorio, Marilù Parolini (“Amor loco”), basándose en la historia corta “Tema del traidor y el héroe” del bonaerense Jorge Luis Borges (el cual incluyó en su libro, ‘Ficciones’ en 1944, que a su vez se inspiró en el film de John Ford “El delator” (1935), aunque yo le veo más paralelismos con “El hombre que mató a Liberty Valance”, pero esta no la vio Borges cuando publicó el cuento) trasladando la acción de la Irlanda con aspiraciones independentistas del SXIX al ficticio pueblo de Tara en la región de Mantua-Italia, incluyeron nuevos personajes y a 1961 (se deduce por el poster de la película, “The Last Sunset” de Robert Aldrich, que veremos en alguna escena). Tratando temas como es la edificación de los héroes, los lazos familiares padre-hijos, la creación de leyendas, los trampantojos, la traición, la mentira, enmarcado en un tono cuasi-onírico muy atractivo (gracias en parte a la labor del maestro DP Storaro).

Un relato cargado de ambigüedad moral, hijo de su tiempo remanente de la Revolución del 68, las ansias de cambio que llevaron al desencanto de los 70. Donde el Athos padre es el estandarte revolucionario y Athos hijo es la nueva generación que se da de bruces contra la realidad, los hijos enfrentándose con lo que nos han dejado los padres, y a la vez buscando sui propia identidad, mostrando como los cabecillas de las ansias de cambios pueden ser meros héroes con pies de barro, mostrando de modo lírico como se hacen alegorías entre el teatro y la vida, cual todo es teatro, y todo es maleable y moldeable al antojo del ‘espectador’, como bien se dice en la cinta, “no importa la verdad sino las consecuencias de la verdad”.

Teniendo entre sus defectos que parece que pretende más de lo que llega a ofrecer, llegando a ser de menos hondura de lo que ansía, y más esquemática de lo que quisiera, discurriendo en modo de elipsis un tanto cortantes (y desconcertantes), donde la idea final es más potente que la suma de todo, donde las partes son mejores que el conjunto. Tampoco suman demasiado unas actuaciones un tanto desangeladas, empezando por el dual protagonista (hace de padre e hijo) Giulio Brogi, que cumple sin más, únicamente se sale de lo ordinario una Alida Valli muy intensa y expresiva.

El protagonista es ahora, Athos Magnani (la alusión a Dumas y a una gran actriz es intencional), un joven que llega a Tara para reencontrarse con el pasado del “héroe” que fuera su padre y cuyo busto reposa en una plaza para seguir espantando el fantasma del fascismo que asoló a la Italia de la primera mitad del siglo XX. Éste, llegará a ocupar un lugar en casa de Draifa (con ella entrará en el recuerdo el capitán, Alfred Dreyfus, al que defendiera, Emile Zolá, tras ser acusado de traición) y también será, para Athos, una suerte de sostén mientras indaga sobre la muerte de su padre de la que ya, únicamente Draifa quiere hablar.

El ficticio nombre del pueblo tiene resonancias cuasi-místicas, pues Tara es un lugar imaginario y ya mítico desde el nombre. Tara es la colina en la que se encuentra la residencia Ard-Rí na hÉireann, el "Rey Supremo" en la mitología irlandesa, pero también es obviamente - y más famoso - la granja de los O'Hara, los protagonistas de “Lo que el viento se llevó”.

Tiene un inicio que marca a fuego el discurrir del film, cuando vemos llegar al protagonista en la estación de tren (principio y fin circulares, como símbolo poliédrico del paso del tiempo y de las ansias de cambiar, de los sueños por cumplir), y entra en un pueblo desierto, se para frente a “Via Athos Magnani”, tras lo que se acerca a la plaza, vemos que el hombre observa algo que tapa, es el padre homónimo, tras lo que se meuve y deja ver un busto de Athos Magani, se desplaza por el lugar y la cámara hace en el enfoque que el busto del padre oculte al hijo, con lo que Bertolucci establece el juego de doppelgänger, de desdoblamiento de personalidades, de cómo la sombra del padre es enorme para el vástago. Tras esta potente entrada nos metemos de lleno en la historia, Athos Jr. ha vuelto al pueblo donde su padre fue asesinado oficialmente por fascistas en un teatro, pero ha sido llamado por Draifa (Alida Valli), amante de Athos Sr. que tiene en un altar ("Todo se detuvo con su muerte. Ahora en Tara hay televisión y teléfono. Todo es mera superficialidad", dice Draifa al hijo). La amante le ha citado para decirle que la verdad no es la oficial (nunca se dice en que se basa después de varias 25 años). Con lo que el hijo comienza una investigación personal para dar con él culpable.

Con Draifa Bertolucci vuelve a jugar al juego de espejos (físicamente mostrado en algunas imágenes de reflejos), donde Draifa ve en Athos hijo la encarnación del padre, con el que mantiene un perverso juego de amor platónico que lo emparenta con el padre. Juego de reflejos con el que Bertolucci edifica gran parte de la sustancia del film, remarcado esto por detalles claros, como que tiene el mismo nombre, o que en los flash-backs que se va desmenuzando la génesis del porque y quien asesinó a Athos padre, funde identidades al interpretar el rol el mismo actor (solo diferenciados por la bufanda roja que siempre lleva el progenitor), y donde sus ententes son con los mismas personas (los tres amigos antifascistas y Draifa) sin cambios físicos a pesar de haber pasado 5 lustros. Flash-backs desarrollados a modo fragmentario, componiendo una personalidad de Athos padre como un carismático combativo que desea acabar con el Duce, el modo en que se enfrenta a los camisas negras con energía, ejemplo es el baile en que los fascistas hacen sonar su himno, todos los que bailan paran, entonces Athos Magnani coge a una bella joven y baila con ella haciendo ver a los mussollinistas que no les teme y banaliza sus símbolos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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23 de octubre de 2018
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pasa con Bertolucci lo mismo que con Godard: siento que los críticos me toman el pelo. Leyendo la razón por la que se incluye a esta película en el libro: "1001 películas que hay que ver antes de morir" llegué a la conclusión que sí, me están tomando el pelo. Dice que es la obra culminante del cine de arte y ensayo europeo, el anti Hollywood. Por qué ? Porque las escenas son inconexas; porque el espectador nunca hace pie en la historia; porque saldremos del cine con gran incertidumbre acerca de lo que hemos visto: pero no hay que preocuparse: estamos siendo manipulados por un maestro !!! Efectivamente, la película es todo lo que dice este crítico y yo todavía no entiendo qué es lo cinematográficamente maravilloso de esto !!! Sin duda que le pongo 2 por la fotografía de Stotaro. Es lo único rescatable del film. Escenas patéticas sin sentido. Esa pseudo filosofía hueca y vacía que también caracteriza a Godard. Entiéndanlo de una vez: si quieren hacer el anti Hollywood, háganlo con cosas valiosas como lo fue en su momento el neo realismo por ejemplo.
HUSTON
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